¡®Siempre nos quedar¨¢ ma?ana¡¯: ¡®La vida es bella¡¯ de una mujer maltratada

Siempre nos quedar¨¢ ma?ana arranca con un bofet¨®n. As¨ª, sin mediar palabra. En un triste s¨®tano de la posguerra italiana, una pobre ama de casa se despierta y como respuesta a su jovial buongiorno recibe por respuesta el sonoro golpe de su esposo. Se oye una alegre y primaveral canci¨®n de ¨¦poca, Aprite le finestre, de Fiorella Bini, que aventura el peculiar tono tragic¨®mico de una pel¨ªcula que habla de abusos, maltrato y toma de conciencia feminista. Directora, coguionista y actriz principal, la c¨®mica Paola Cortellesi se emparenta con su humor sentimental y su manera de buscar una sonrisa con una tragedia (solo en 2023 en Italia se contabilizaron 120 mujeres asesinadas por sus parejas) con el Roberto Benigni de La vida es bella (1997).

La ¨®pera prima de Cortellesi se ha convertido en un fen¨®meno de p¨²blico en su pa¨ªs, Italia, con m¨¢s de cinco millones de espectadores, superando las cifras de Barbenheimer o de la propia pel¨ªcula de Benigni, uno de los mayores ¨¦xitos comerciales del cine italiano. Siempre nos quedar¨¢ ma?ana es una f¨¢bula que evoca a trav¨¦s del artificio los m¨ªseros escenarios de posguerra del neorrealismo. Sobre esta contradicci¨®n formal ¡ªevocar con decorados un movimiento que naci¨® como oposici¨®n al cine de cart¨®n piedra¡ª, Cortellesi construye una comedia dram¨¢tica que, aunque peca demasiadas veces de almibarada, resulta eficaz y curiosa. Cortellesi introduce elementos musicales y coreogr¨¢ficos en su narraci¨®n que le permiten hablar de violencia de g¨¦nero con originalidad, pese a los desequilibrios que brotan de su mezcla de pasos y melod¨ªas.

Un logro de la propuesta es su rechazo, ya sea a trav¨¦s de la parodia, el baile o la elipsis, a mostrar la violencia. Una decisi¨®n que no le resta dureza a un relato de fondo pavoroso. Es m¨¢s bien al rev¨¦s. Resulta proverbial para ese empe?o el trabajo de los actores, especialmente un magn¨ªfico Valerio Mastandrea en la piel del violento esposo, o la joven Romana Maggiora Vergano como la hija mayor del matrimonio, cuyo desprecio a su madre por dejarse tratar a golpes conforma uno de los nudos dram¨¢ticos m¨¢s emotivos.

Cortellesi es la protagonista absoluta del filme. Su actuaci¨®n destaca al frente de un reparto que rema con energ¨ªa a favor del fresco que propone la pel¨ªcula, con Mastandrea y Giorgio Colangeli (el insufrible suegro) como s¨ªmbolos de una sociedad patriarcal que impone su poder a palos, o que solo sabe sofocar sus frustraciones y miserias usando a las mujeres como un saco de golpes. Siempre nos quedar¨¢ ma?ana muestra un oscuro cuadro costumbrista que expone un rosario de afrentas y malos tratos frente a algunos personajes m¨¢s positivos y luminosos, como el soldado estadounidense negro o la red de amigas y vecinas que soportan la violencia estructural con el mismo silencio y estoicismo que la v¨ªctima principal. Cortellesi juega tambi¨¦n al retrato pizpireto de la posguerra de su pa¨ªs (el griter¨ªo del patio de vecinos y del mercado, el velatorio del suegro, la pedida de la hija¡­) para rematar su drama con un triunfo hist¨®rico del feminismo en Italia.