Levantar la vista
Tal vez no haya nada m¨¢s terror¨ªfico que leer la mente rasa y nazi de un criminal descerebrado
Leyendo las memorias del gran fabulador Werner Herzog, aparece de pronto nombrado su amigo Errol Morris, el mismo que en 1978 se revelara como gran documentalista con su primera pel¨ªcula, Gates of Heaven, una de las diez mejores de todos los tiempos, seg¨²n Roger Ebert, el m¨ªtico cr¨ªtico. Del artista amigo nos cuenta Herzog que de joven no terminaba nada de lo que empezaba, hasta que se produjo el milagro de ese documental sobre el negocio de los cementerios de mascotas, ese film tan conmovedor sobre el vac¨ªo emocional, la distorsi¨®n de los sentimientos y el capitalismo tard¨ªo.
Levanto la vista de Cada uno por su lado y Dios contra todos, las memorias de Herzog. Es incre¨ªble, me digo, pero esta ma?ana Errol Morris est¨¢ por todas partes. La radio, los peri¨®dicos, hablan de Separated, el documental que acaba de presentar en el Festival de Cine de Venecia.
Me acuerdo de que, un d¨ªa, recomend¨¦ a un novelista portugu¨¦s porque su lectura exig¨ªa levantar de vez en cuando la vista para poder pensar lo le¨ªdo. Y casi instintivamente, como secuestrado por la matinal aparici¨®n masiva de Errol Morris, sigo con la vista levantada de las memorias y pienso en la innovadora obra de Morris como documentalista, obra que sigo desde siempre, quiz¨¢s porque corre paralela en cierto modo al universo Herzog. He seguido con especial inter¨¦s tanto sus a?os m¨¢s heroicos, aquellos en los que plant¨® cara a los intransigentes partidarios de la ley del cinema verit¨¦ en los documentales, como los grandes momentos en los que los m¨¦todos de Morris empezaron a ser adoptados por las generaciones m¨¢s j¨®venes de cineastas. Entre lo adoptado: el uso de la ¡°recreaci¨®n¡± de escenas ligadas al tema investigado y que es lugar com¨²n en muchos documentales de nuestro tiempo.
Donde desconcierta todav¨ªa Errol Morris es en la sutil¨ªsima actitud que adopta en documentales que son interrogatorios, como el que le hiciera a Steven Bannon, por ejemplo, en El ide¨®logo de Trump. Ah¨ª, sin fricciones ni contradecir al entrevistado que se enga?a crey¨¦ndose el rey del mambo, va descubriendo, con una perfecta estrategia de desapego, la estructura de la verdad que en el caso de Bannon remite al m¨¢s ancestral de los horrores: ver lo que fabrica por si sola una mente sin escr¨²pulos.
Por todo esto, uno supone que en Separated habr¨¢ quedado de nuevo al descubierto la estructura de la verdad, en esta ocasi¨®n la de las crueles y canallescas pol¨ªticas fronterizas del gobierno de Estados Unidos en la ¨²ltima d¨¦cada, muy especialmente la de la b¨¢rbara administraci¨®n Trump, que no tuvo problemas en separar a miles de padres migrantes de sus hijos, mientras los procesaba penalmente, enviando los menores a un kafkiano Departamento de Salud y Servicios Humanos. Tal vez no haya nada m¨¢s terror¨ªfico que leer la mente rasa y nazi de un criminal descerebrado. Pero, como dice Herzog ¡ªhe bajado la vista, he regresado a sus memorias¡ª, ?qu¨¦ ser¨ªa de un oc¨¦ano sin un monstruo acechando en la oscuridad?
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.