Las memorias de Herzog: cada uno por su lado y Dios contra todos
Se publican en castellano las memorias del cineasta alem¨¢n Werner Herzog, un libro jugoso donde la ciencia y la literatura se combinan con la vida y con sus l¨ªmites
En una de las pel¨ªculas de Werner Herzog, los habitantes de una remota aldea africana interpretan a su manera el cartel de un aviso preventivo para la salud de los ojos. Para algunos el dibujo era un pez y para otros se trataba de un sol. No se pon¨ªan de acuerdo, cada cual lo interpretaba de manera diferente. De la misma manera, los atl¨¦ticos mas¨¢is eran incapaces de subir los pelda?os de la escalera de la enfermer¨ªa sin miedo. Lo hac¨ªan casi de puntillas, como si fuesen a pisar el abismo.
Estos detalles llevaron a Herzog a plantearse, no ya las distintas maneras de interpretar un aviso o una escalera, sino lo ef¨ªmero del significado de las im¨¢genes. Porque para Herzog, leer las im¨¢genes es leer el mundo y as¨ª lo cuenta en su libro de memorias reci¨¦n publicado en castellano bajo el t¨ªtulo Cada uno por su lado y Dios contra todos (Blackie Books); un libro jugoso donde la ciencia y la literatura se combinan con la vida y con sus l¨ªmites. Sin ir m¨¢s lejos, en su pel¨ªcula documental El pa¨ªs del silencio y de la oscuridad, Herzog nos presenta a Fini Straubinger, una mujer alemana que se qued¨® sordo-ciega a temprana edad y que va visitando a otras personas con sus mismas limitaciones. La pel¨ªcula despert¨® el inter¨¦s de Oliver Sacks que se hizo con una copia para proyectarla en sus clases. La relaci¨®n que mantuvo con Sacks, llev¨® a Herzog a estudiar en profundidad los signos de la escritura del lineal B.
Para quien no lo sepa, el lineal B es una escritura denominada as¨ª porque se compone de combinaciones de signos que se agrupan en l¨ªneas normalmente grabadas en tablillas de arcilla. Se trata de una escritura sil¨¢bica utilizada por la civilizaci¨®n mic¨¦nica alrededor del 1500 a.C. Pero lejos de encontrar sentencias filos¨®ficas o aforismos que inviten al pensamiento, la escritura mic¨¦nica se utilizaba con fines contables.
Por medio de s¨ªlabas se llevaba la contabilidad de alimentos, enseres o materias primas como lana y metales as¨ª como el armamento y tambi¨¦n el registro de las distribuciones de tierras para el cultivo. La dificultad que supuso descifrar esta escritura llev¨® a Herzog a plantearse lo ef¨ªmero, no ya de nuestras vidas, sino de nuestro lenguaje.
Dentro de cuarenta mil a?os, que es el mismo espacio de tiempo que ahora nos separa de la cueva de Chauvet, habr¨¢n desaparecido todos los vestigios de nuestro lenguaje. Cuando esto ocurra, entonces, c¨®mo podemos advertir de los peligros de residuos nucleares almacenados en barriles de sal en Nuevo M¨¦xico. ?C¨®mo vamos a hacerlo? Esto es lo que se pregunta Herzog. Aunque las representaciones pict¨®ricas se basan en la suposici¨®n de que civilizaciones futuras van a saberlas leer, el cineasta alem¨¢n sabe por experiencia que una imagen tiene m¨²ltiples interpretaciones.
Volviendo a su pel¨ªcula rodada a finales de los a?os sesenta y que titul¨® Los m¨¦dicos voladores de ?frica del Este y atendiendo a la reacci¨®n de los habitantes de una aldea ante una se?al de advertencia de salud donde aparece un ojo humano, Herzog imagina que el aviso ante residuos nucleares ser¨¢ tomado poco m¨¢s o menos como una invitaci¨®n a com¨¦rselos, igual que si se tratase de una delicatessen conservada en salaz¨®n.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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