La premio Nobel Han Kang, tan valiente como sutil
La ganadora del m¨¢ximo galard¨®n literario de 2024 revent¨® el orden de una sociedad patriarcal gracias a una protagonista delicada y segura que entrega su cuerpo al placer, la intuici¨®n y la belleza, literalmente al arte
¡°Todos los ¨¢rboles del mundo me parecen hermanos¡±, dice Yeonghye, la protagonista de la novela La vegetariana, cuando intenta explicar por qu¨¦ est¨¢ llevando a ese extremo la renuncia no solo a comer carne, sino a vivir de un modo que cree insano. La frase resume su ut¨®pica aspiraci¨®n: convertirse en una mujer-¨¢rbol y tender sus ra¨ªces hacia los dem¨¢s para relacionarse de otra manera, f¨ªsicamente tambi¨¦n. Por eso pone el cuerpo en el centro y concede al sexo un papel clave, porque Yeonghye s...
¡°Todos los ¨¢rboles del mundo me parecen hermanos¡±, dice Yeonghye, la protagonista de la novela La vegetariana, cuando intenta explicar por qu¨¦ est¨¢ llevando a ese extremo la renuncia no solo a comer carne, sino a vivir de un modo que cree insano. La frase resume su ut¨®pica aspiraci¨®n: convertirse en una mujer-¨¢rbol y tender sus ra¨ªces hacia los dem¨¢s para relacionarse de otra manera, f¨ªsicamente tambi¨¦n. Por eso pone el cuerpo en el centro y concede al sexo un papel clave, porque Yeonghye se niega a que traten su cuerpo como tantos, hasta ofrecer uno de los espect¨¢culos m¨¢s refinadamente orientales de los ¨²ltimos tiempos.
Cuando Han Kang public¨® La vegetariana, la cr¨ªtica surcoreana ¡°la pulveriz¨®¡±, me dijo su traductora al espa?ol Sunme Yoon, una tarde en Se¨²l. Sunme Yoon a?adi¨® que la mayor¨ªa de cr¨ªticos eran b¨¢sicamente hombres de cierta edad, en cualquier caso chapados a la antigua y, por eso, guardianes de un ultrapatriarcado que recibi¨® la novela como una insurrecci¨®n que se deb¨ªa aplastar para que nada cambiara demasiado. Todo ello en una sociedad con el mayor porcentaje de suicidios del mundo y un pasmoso ¨ªndice de chamanas, la forma que encuentran demasiadas mujeres para soltar unas cuantas verdades a base de gritos y furia gestual.
Han Kang eligi¨® otra f¨®rmula. La escritura. Invent¨® una Yeonghye que no iba a pasar por el tubo de lo reglado ni del cada vez mayor consumo de alcohol y carne ¡ªen Se¨²l a¨²n son famosos los restaurantes deboshintang, sopa de perro¡ª, ni por el trepidante ritmo de un pa¨ªs a la vanguardia tecnol¨®gica, ni por el v¨¦rtigo de un mundo abocado al consumo voraz e indiferente. No. Yeonghye aparec¨ªa para actualizar el ¡°preferir¨ªa no hacerlo¡± del personaje Bartleby de Melville. ¡°No lo quiero hacer¡±, decide ella.
En este d¨ªa de celebraci¨®n por el Nobel, me centro en La vegetariana porque es el libro que cambi¨® la vida de Han Kang y me uni¨®, al escribir su pr¨®logo, a ella. Y porque con esa novela revent¨® el orden gracias a una protagonista delicada y segura que entrega su cuerpo al placer, la intuici¨®n y la belleza, literalmente al arte, se?alando un camino a seguir. La combinaci¨®n le vali¨® el Booker en 2016, para desconcierto de sus pretendidos verdugos y alegr¨ªa de Iolanda Batall¨¦, la editora de Rata, que la public¨® en espa?ol y catal¨¢n por un m¨®dico precio, porque al contratarla a¨²n no hab¨ªa ganado el premio. (?Por qu¨¦ desapareci¨® esa fugaz editorial, que acumula dos premios Nobel y tres Man Booker?). Desde entonces, hemos ido endureci¨¦ndonos y disfrutando con esta autora que prueba algo distinto en cada libro, deseando conocer m¨¢s, otros ¨¢ngulos humanos.
Para conocer mejor, Han Kang se inclina por el silencio. Habla lo justo, se mueve con cuidado, es amable. Irradia el mismo respeto que impregna su literatura. Cuando nos vimos en Barcelona, pidi¨® un men¨² digno de Yeonghye. Meses antes, yo le hab¨ªa contado mi viaje por la frontera de las dos Coreas en busca del tigre blanco. En la mesa, Han Kang sonri¨® y me tendi¨® un paquetito. Conten¨ªa la pintura enmarcada del hermoso tigre que observo mientras tecleo este art¨ªculo, feliz por la concesi¨®n de un Nobel a esta escritora tan valiente como sutil, capaz de reconocer tus deseos y honrarlos, y de abstraerse cuando alguien le dice: ¡°si no comes carne, los otros te comer¨¢n¡±.