Paavo J?rvi y Lisa Batiashvili comparten ra¨ªces de gira con la Orquesta de la Tonhalle de Z¨²rich
El director estonio y la violinista georgiana tocar¨¢n un concierto de Prok¨®fiev dentro de las actuaciones de la formaci¨®n suiza con piezas de Mahler y Shostak¨®vich en Alicante, Barcelona, Madrid y Zaragoza
En el despacho de Paavo J?rvi (Tallin, 61 a?os), director titular de la Tonhalle de Z¨²rich, hay tres fotograf¨ªas suyas con compositores como Toshio Hosokawa, John Adams y Erkki-Sven T¨¹¨¹r. Pero tambi¨¦n podr¨ªa haber a?adido la que se hizo con Dmitri Shostak¨®vich cuando ten¨ªa 10 a?os. ¡°Fue durante las vacaciones familiares en P?rnu, en 1973. En realidad yo quer¨ªa irme a jugar con mi hermana, pero mi padre [el director de orquesta Neeme J?rvi] insisti¨® en que me quedara, pues aquel hombre era muy importante. Lo recuerdo bastante retra¨ªdo, pues no hablaba mucho y ten¨ªa un brazo paralizado¡±, explicaba a EL PA?S, el pasado viernes por la tarde, mientras luchaba con el alumbrado autom¨¢tico del edificio de la Tonhalle que dejaba a oscuras cada pocos minutos.
J?rvi hab¨ªa dirigido, el d¨ªa anterior, una versi¨®n intensamente profunda y sard¨®nica de la Sexta sinfon¨ªa, de Shostak¨®vich, que interpretar¨¢, junto a la S¨¦ptima de Mahler, en su primera gira espa?ola con la orquesta suiza. Ser¨¢ el regreso de la Tonhalle de Z¨²rich seis a?os despu¨¦s a los ciclos de Iberm¨²sica, los d¨ªas 29 y 30, pero previamente actuar¨¢n en Alicante y Barcelona, hoy domingo y ma?ana lunes, y culminar¨¢n la tourn¨¦e el jueves, d¨ªa 31, en Zaragoza. ¡°La Sexta de Shostak¨®vich es una obra maestra que difiere del resto de sus sinfon¨ªas¡±, incide el director estonio en alusi¨®n a la extra?a estructura de esta composici¨®n, de 1939. Se trata de una sucesi¨®n de tres movimientos, que se abre con un denso y sombr¨ªo largo al que siguen otros dos mucho m¨¢s breves y ligeros.
¡°En el extenso primer movimiento encontramos todo lo que quer¨ªa decir el compositor, pues los otros dos fueron concesiones a los chinovniks¡±, asegura el director estonio. Pero no los considera una m¨²sica grotesca o absurdamente alegre. ¡°En Shostak¨®vich siempre hay m¨¢s de lo que parece¡±, insiste. Y no descarta la posible influencia futbol¨ªstica del fren¨¦tico presto final, aunque ve algo m¨¢s profundo. El compositor ruso fue un apasionado de ese deporte y no solo escribi¨® un ballet balomp¨¦dico titulado La edad de oro en esos a?os, sino que incluso se gradu¨® como ¨¢rbitro. ¡°No se trata de una m¨²sica despreocupada sino de algo casi fuera de control y al borde del colapso¡±, refuta J?rvi.
La orquesta suiza suena extraordinariamente idiom¨¢tica, a diferencia de lo que ocurri¨® en la reciente visita de la Filarm¨®nica de Viena a Espa?a con la D¨¦cima del compositor ruso. ¡°En la Tonhalle hay much¨ªsimo talento y sus integrantes conf¨ªan ciegamente en m¨ª cuando les insisto en ciertos detalles extremos de esta m¨²sica¡±, admite. Acerca su trabajo desde el podio al del director teatral. ¡°En las sinfon¨ªas de Shostak¨®vich es fundamental construir un personaje, ser un actor lo bastante convincente como para que resulte cre¨ªble tu actuaci¨®n¡±, contempla. Tambi¨¦n considera fundamental haber sufrido en cierta medida la realidad sovi¨¦tica. ¡°Las interpretaciones de grandes orquestas occidentales con directores ajenos a esta realidad suelen sonar muy bien, pero siempre les falta algo¡±, opina.
El director estonio comparte ese ¡°algo¡± con la violinista Lisa Batiashvili (Tiflis, 45 a?os), que tocar¨¢ en la gira el Concierto para viol¨ªn n¨²m. 2, de Prok¨®fiev. ¡°Cuando tocas con alguien como Lisa todo se entiende de inmediato y no necesitamos hablar¡±, asegura. La violinista georgiana, que atiende por tel¨¦fono desde Berl¨ªn, subraya su conexi¨®n natural con J?rvi. ¡°Ambos nacimos en peque?os pa¨ªses oprimidos por Rusia y nuestras familias tuvieron que abandonar la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica¡±, recuerda Batiashvili, que se form¨® entre Hamburgo y M¨²nich.
La georgiana no interpretaba este concierto de Prok¨®fiev desde antes de la pandemia. Lo toc¨® en 2018, en Madrid, precisamente la ciudad donde se estren¨® en 1935. ¡°He vuelto con intensidad a esta obra, pues la tocar¨¦ tambi¨¦n de gira con la Concertgebouw de ?msterdam y la Santa Cecilia de Roma¡±, informa. Habla de la importancia de los ensayos para convertir la primera actuaci¨®n en una ¡°gigantesca m¨²sica de c¨¢mara¡±. Y esa sensaci¨®n org¨¢nica ha ganado mucho en su interpretaci¨®n de la obra, tal como pudo comprobarse el pasado jueves en Z¨²rich. Para Batiashvili, el ucraniano Prokofiev fue el compositor m¨¢s cosmopolita en la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica. J?rvi lo confirma y a?ade su capacidad para crear un lenguaje propio, a diferencia de Shostak¨®vich o Stravinski que part¨ªan de lo anterior. ¡°Es muy f¨¢cil identificar una composici¨®n de Prok¨®fiev si conoces un poco su estilo, que resulta inconfundible¡±, a?ade.
La violinista insiste por tel¨¦fono en la revoluci¨®n que supuso para ella cambiar de instrumento hace una d¨¦cada. Del stradivarius Engelmann, de 1709, cedido por la Nippon Music Foundation, pas¨® al actual guarnerius del Ges¨´ Donaldson, de 1719, prestado por el coleccionista londinense George Donaldson. ¡°En pocas palabras: el stradivarius me dominaba, mientras que ahora con el guarnerius estoy yo al mando. Pensaba que era un problema m¨ªo, pero al cambiar de instrumento encontr¨¦ mayor flexibilidad y ello me ha permitido experimentar m¨¢s en cada actuaci¨®n¡±, asegura.
Los minutos finales de la conversaci¨®n se centran en su pr¨®ximo proyecto discogr¨¢fico en Deutsche Grammophon, que se centrar¨¢ en el Concierto para viol¨ªn n¨²m. 1, de Schnittke, y a su fundaci¨®n encaminada a apoyar a j¨®venes talentos de Georgia. ¡°La idea de crear una fundaci¨®n me surgi¨® cuando escuch¨¦ al pianista y compositor Tsotne Zedginidze de 10 a?os¡±, admite. Hoy Zedginidze tiene 15 y el pasado d¨ªa 21 impresion¨® al p¨²blico de la Tonhalle con un recital de piano con composiciones propias y ajenas. ¡°Hemos empezado a grabar su m¨²sica y est¨¢ terminando su primera sinfon¨ªa que se estrenar¨¢, en enero pr¨®ximo, en el Festival Mozart con la Camerata de Salzburgo¡±, concluye la violinista.
Conexi¨®n de Mahler con el p¨²blico
J?rvi abrir¨¢ su programa del concierto de Prok¨®fiev y la sinfon¨ªa de Shostak¨®vich con la obertura de Don Giovanni, de Mozart. Y su interpretaci¨®n del pasado jueves en Z¨²rich combin¨® ecos hist¨®ricamente informados con una cierta orientaci¨®n que vislumbra el romanticismo. ¡°Es una m¨²sica de una fuerza dram¨¢tica enorme que se pierde si se toca demasiado r¨¢pido, tal como experiment¨¦ cuando dirig¨ª una producci¨®n en La Scala de Mil¨¢n, en 2017¡å, insiste. Y termina hablando de la S¨¦ptima sinfon¨ªa, de Mahler, que forma parte de la integral fonogr¨¢fica para Alpha que registrar¨¢ en las cuatro pr¨®ximas temporadas. ¡°Ya s¨¦ que todos hemos grabado o estamos grabando las sinfon¨ªas de Mahler, pero le dir¨¦ que son obras que necesitan a un director, que favorecen la flexibilidad de las orquestas y con las que el p¨²blico actual se identifica, pues hoy es mucho m¨¢s relevante que Mozart¡±, asegura.
Atribuye esa capacidad de Mahler para conectar con el p¨²blico a la labor de su maestro, Leonard Bernstein: ¡°Recuerdo una Sinfon¨ªa Resurrecci¨®n, en Nueva York, con un auditorio plagado de hombres de negocios que iban al concierto por sus esposas, y que normalmente se quedaban dormidos, pero que aquella noche Lenny consigui¨® que llorasen de emoci¨®n¡±. J?rvi aspira a profundizar en lo que hay entre cada nota y tambi¨¦n a desterrar muchas tradiciones sin sentido. ¡°Las relaciones de tempo est¨¢n fundamentalmente mal entendidas en el primer movimiento de la S¨¦ptima, que suele tocarse il¨®gicamente lento. No debemos olvidar que Mahler era director y debemos confiar en sus indicaciones: si escribe Nicht eilen [no te apresures] es porque sabe que vas a correr¡±, asegura.
Adem¨¢s del programa de ambos conciertos, J?rvi ha previsto algunas propinas para la gira. ¡°Despu¨¦s de la S¨¦ptima de Mahler no haremos ning¨²n bis, pues eso ser¨ªa demasiado¡±, admite. Sin embargo, ha preparado con Batiashvili un arreglo para viol¨ªn y orquesta realizado por su padre (Tam¨¢s Batiashvili) de la Danza de los caballeros del ballet Romeo y Julieta, de Prok¨®fiev. Y como colof¨®n, tras la Sexta de Shostak¨®vich, tocar¨¢n su Tahiti Trot, la orquestaci¨®n de la famosa canci¨®n Tea for Two, del musical No, No, Nanette, que el compositor ruso realiz¨® para ganar una apuesta en 45 minutos. Sin duda, ser¨¢ una forma ideal de terminar a ritmo de foxtrot y permitir¨¢ al p¨²blico volver a casa tarareando la popular melod¨ªa de Vincent Youmans.
Babelia
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