La primera adaptaci¨®n teatral de ¡®Nada¡¯ pone en di¨¢logo a los j¨®venes de hoy con los de la posguerra
El Centro Dram¨¢tico Nacional lleva a las tablas la emblem¨¢tica novela de Carmen Laforet en una ambiciosa producci¨®n que trasciende el relato generacional
Sobre el escenario se erige el sal¨®n de una casa y un dormitorio en la parte superior. Todo parece bastante destartalado. El estampado del papel de las paredes est¨¢ desdibujado, los muebles desordenados. En un rinc¨®n se apilan sillas, un ba¨²l, un escritorio y varios enseres desvencijados. Hay tambi¨¦n una mesa, un piano, un div¨¢n, l¨¢mparas que emiten luces mortecinas. M¨¢s o menos de esta manera imagin¨® la escritora Carmen Laforet la casa de Barcelona donde transcurre buena parte de su novela Nada, durante el curso 1939-1940, reci¨¦n terminada la Guerra Civil. En ese ambiente situ¨® a su protagonista: Andrea, una joven de 18 a?os que se acabar¨ªa convirtiendo en uno de los personajes m¨¢s emblem¨¢ticos de la literatura espa?ola de posguerra, espejo de aquella generaci¨®n que creci¨® marcada por el conflicto y se vio ahogada por el franquismo al alcanzar la edad adulta.
Nada, publicada en 1945, fue trasladada enseguida al cine, en una pel¨ªcula dirigida por Edgar Neville en 1947. Pero m¨¢s all¨¢ de montajes escolares o aficionados, nunca se hab¨ªa llevado a las tablas de manera profesional. El Centro Dram¨¢tico Nacional estrena este viernes en el teatro Mar¨ªa Guerrero de Madrid la primera gran producci¨®n esc¨¦nica de la novela, adaptada y dirigida por dos j¨®venes creadores de la escena contempor¨¢nea espa?ola que han encontrado una profunda conexi¨®n con Andrea, pese a que han transcurrido ya ochenta a?os desde que Laforet la lanzara al mundo y diera la campanada en el ambiente literario al ganar la primera edici¨®n del Premio Nadal, en 1944, a sus 23 a?os y siendo desconocida. El dramaturgo Joan Yago (Barcelona, 37 a?os), miembro fundador de La Cal¨°rica, compa?¨ªa en boga entre las nuevas generaciones de espectadores, firma la versi¨®n. Beatriz Ja¨¦n (Madrid, 36 a?os), responsable de la puesta en escena, gan¨® el a?o pasado el premio de direcci¨®n emergente de la Asociaci¨®n de Directores de Escena de Espa?a por Breve historia del ferrocarril espa?ol, que puso en pie tambi¨¦n junto a Joan Yago. Juntos se han embarcado en la aventura de materializar y poner carne a un texto que miles de lectores llevan grabado en su coraz¨®n no solo por el crudo contexto hist¨®rico que describe, sino sobre todo porque narra un viaje inici¨¢tico que trasciende el relato generacional: el paso de la adolescencia al mundo de los adultos.
Joan Yago confiesa que su primera reacci¨®n cuando recibi¨® el encargo del Centro Dram¨¢tico Nacional fue el p¨¢nico. ¡°?Nos la vamos a cargar!¡±, pens¨®. Pero al releer la novela encontr¨® tantos puntos de di¨¢logo con el mundo contempor¨¢neo y consigo mismo que se lanz¨® de cabeza a la adaptaci¨®n. ¡°Obviamente la realidad hoy es otra, pero muchos de los conflictos a los que se enfrenta Andrea en 1939 no est¨¢n superados. La violencia machista, por ejemplo. Pero lo que de verdad nos conecta directamente con el libro es la maravillosa descripci¨®n del trauma que supone para cualquier persona hacerse mayor. El desencanto de la vida adulta, el dolor de descubrir que el amor adulto no se parece al amor que so?abas de ni?a. Al mismo tiempo, el personaje siempre mantiene una gotita de luz, las ganas de independizarse, aprovechar la vida al m¨¢ximo y mantener sus sue?os a pesar de las circunstancias adversas¡±, observa Yago.
La fuerte carga existencialista de la novela coloc¨® a los adaptadores ante un dif¨ªcil dilema. ¡°Opci¨®n A: convertirla en un drama realista con su cuarta pared, tipo Ibsen o Strindberg, carg¨¢ndonos totalmente el mundo interior de Andrea o, como mucho, introduciendo de vez en cuando una fr¨ªa voz en off. Opci¨®n B: montar un mon¨®logo y eliminar los di¨¢logos. Ninguna de las dos posibilidades nos gustaba, as¨ª que decidimos combinar las dos: la historia avanza con escenas dialogadas durante las cuales Andrea hace apartes para expresar en voz alta sus pensamientos y sensaciones ante lo que sucede¡±, explica Yago. Un reto dif¨ªcil para la actriz elegida para encarnar a Andrea, J¨²lia Roch, diez a?os mayor que el personaje pero lo suficientemente joven para tener todav¨ªa fresca en su memoria su propia vivencia del paso a la edad adulta.
?C¨®mo dialoga una joven de hoy con una de 1939? A J¨²lia Roch le reverbera especialmente la manera en que Andrea se busca a s¨ª misma. ¡°Me emociona su car¨¢cter libre, independiente y rebelde. Creo que la Andrea de hoy ser¨ªa feminista, pues ella lo era de manera intuitiva, sin hacer ruido. En eso hemos avanzado: las Andreas de hoy somos m¨¢s conscientes de las violencias que nos rodean¡±, reflexiona la actriz. ¡°Es curioso, porque Laforet no escribi¨® una novela disruptiva, pero le¨ªda hoy resulta profundamente feminista¡±, a?ade Roch.
Fieles a ese esp¨ªritu ¡°intuitivo¡± de la novela, los responsables de la adaptaci¨®n no han querido hacer subrayados en su versi¨®n. ¡°No los necesita. Laforet no los hizo, de hecho pas¨® la censura sin problemas, pero todo est¨¢ ah¨ª: las secuelas de la guerra, la represi¨®n, la violencia, la miseria, el machismo, la realidad de las mujeres de la ¨¦poca. Hemos hecho una versi¨®n ninja, procurando que se nos vea lo menos posible¡±, apunta Joan Yago. No obstante, Beatriz Ja¨¦n destaca otro aspecto que resuena con fuerza en la realidad actual y que s¨ª ha querido acentuar en su puesta en escena: ¡°La amistad entre mujeres. Eso que hoy llamamos ¡®sororidad¡¯. En ese sentido, Laforet tambi¨¦n rompi¨® moldes. No meti¨® a su protagonista en el t¨ªpico argumento de ¡®chica conoce a chico¡¯, sino que esto es una historia de chica conoce a chica. La relaci¨®n de Andrea con Ena se aleja del clich¨¦ de la rivalidad femenina, es la amistad entre ellas lo que las salva. Nos ense?a que puedes encontrar tu fuerza agarr¨¢ndote a la mano de una amiga. Eso es la sororidad¡±.
Volvemos al principio: la casa. La decadente escenograf¨ªa dise?ada por Pablo Menor Palomo se convierte en un personaje m¨¢s en este espect¨¢culo. En ese espacio, Andrea descubre las secuelas que la guerra ha dejado en sus familiares, convirti¨¦ndolos en despojos: la abuela (Amparo Pamplona), la t¨ªa Angustias (Carmen Barrantes), el t¨ªo Rom¨¢n (Peter Vives), el t¨ªo Juan (Manuel Minaya) y su mujer, Gloria (Laura Ferrer), la criada (Andrea Soto). Fuera de ah¨ª encontrar¨¢ la luz junto a su amiga Ena (Julia Rubio).
Babelia
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