La Cal¨°rica: teatro para disfrutar
La compa?¨ªa catalana aterriza en el Centro Dram¨¢tico Nacional con una inteligente y desternillante s¨¢tira inspirada en ¡®Las aves¡¯ de Arist¨®fanes
Ya iba siendo hora de que La Cal¨°rica empezara a verse fuera de Catalu?a con regularidad. La compa?¨ªa barcelonesa lleva una docena de a?os acumulando aplausos y premios en su ciudad, pero solo en los ¨²ltimos tiempos ha empezado a ser conocida en otras regiones y esta temporada parece que por fin le ha llegado el momento de consolidarse en el ¨¢mbito nacional. Si en la pasada edici¨®n del Festival de Oto?o de Madrid present¨® su aclamada Fairfly, que lleva representando desde 2017, ahora ha dado el salto al Centro Dram¨¢tico Nacional con Las aves, otro de sus grandes ¨¦xitos, estrenado en 2018. Ambos espect¨¢culos son buenos ejemplos del tipo de teatro que practican. Festivo, nada ceremonioso, lleno de humor y de apariencia informal, pero cargado de intenci¨®n pol¨ªtica y art¨ªstica. Combina la frescura de la creaci¨®n colectiva con la inteligente dramaturgia de Joan Yago y el sentido del espect¨¢culo del director Israel Sol¨¤. Empieza ligero, pero a medida que avanza la trama se van descubriendo capas subterr¨¢neas que dan pie a felices revelaciones. Por eso se disfruta tanto.
Ese conjunto de cualidades hace que La Cal¨°rica se mueva como pez en el agua en el terreno de la s¨¢tira, y con Las aves se lanza en plancha. De hecho, la pieza se inspira en la obra hom¨®nima del padre del g¨¦nero, Arist¨®fanes, que no dej¨® t¨ªtere con cabeza en la antigua Grecia. Pocas compa?¨ªas actuales pueden pisar ese suelo sin resbalar hacia el humor basto y rampl¨®n. Pero ellos saben dejarse llevar y llevarnos hasta el l¨ªmite sin sobrepasarlo. Disparan con artiller¨ªa pesada, pero apuntan como si estuvieran lanzando dardos.
De la obra de Arist¨®fanes toman apenas la idea del argumento, el c¨®digo fant¨¢stico y el esp¨ªritu de cr¨ªtica a la democracia. Dos atenienses, Pistetero y Ev¨¦lpides, deciden abandonar su ciudad por no estar conformes con sus reglas y salen en busca de un lugar mejor para vivir. En la versi¨®n de La Cal¨°rica el motivo es que han disparado y malherido (supuestamente sin querer) a la democracia, que aparece en escena encarnada en se?ora emperifollada y con unos cuantos retoques est¨¦ticos. Por el camino se cruzan con una abubilla y se les ocurre la extravagante idea de convencer a todas las aves del planeta para crear una civilizaci¨®n propia en las nubes que las libere de los humanos que se las comen. Cuesta un poco entrar en esta primera parte del espect¨¢culo porque hay que asimilar r¨¢pidamente las convenciones de lo fant¨¢stico, pero con buen ojo no se demoran demasiado y pronto llega la escena en la que comienza a dispararse la s¨¢tira: para persuadir a los animales de su prop¨®sito, Pistetero pide a la abubilla que convoque una asamblea. Ah¨ª empezamos a ver por d¨®nde van los tiros, pues el humano recurre a todo tipo de promesas populistas (libertad: como si los p¨¢jaros no fueran ya libres volando a su aire por los cielos; propiedad: el nido estable frente a la incertidumbre del nomadismo; competencia: el mercado traer¨¢ por s¨ª mismo la prosperidad) para aplastar a los detractores de su propuesta. La situaci¨®n resulta desternillante tanto por la demagogia t¨®pica de Pistetero como por la incapacidad de sus opositores para desmontarla (acaban recurriendo a cag¨¢rsele encima) y porque incluye h¨¢bilmente a los espectadores como si fueran asistentes a la reuni¨®n.
Desde ese momento es imposible no dejarse arrastrar por el juego. Asumimos que los p¨¢jaros hablen y que se construyan ciudades en los cielos. Asistimos a la degradaci¨®n de la vida de las aves por la aplicaci¨®n de los principios del capitalismo a la democracia en una escena costumbrista brillante en la que una familia de palomos habla de sus problemas econ¨®micos: la madre entregada y preocupad¨ªsima, el padre lesionado por un accidente laboral, el hijo nini y la hija comunista que pone en cuesti¨®n el falso bienestar por el que han luchado sus padres. Vibramos cuando descubrimos los paralelismos de la f¨¢bula con el contexto contempor¨¢neo. Y nos rendimos sin pudor a la risa floja cuando las situaciones se desmadran.
Todo funciona como un reloj por la conjunci¨®n de varios factores. La pericia del dramaturgo para presentar las cartas poco a poco. El ingenio del director para implicar al p¨²blico y mezclar recursos dispares como si fuera un espect¨¢culo de variedades. Un vestuario maravilloso de Albert Pascual. Y sobre todo, unos actores fabulosos que dan vida a abubillas, palomos, flamencos, gallos, gaviotas y cacat¨²as con la misma naturalidad con la que interpretan a un cura, un juez, un militar y un t¨¦cnico de planificaci¨®n urban¨ªstica o encarnan a la vieja democracia y el mism¨ªsimo capitalismo.
Las aves
Creación: La Calòrica, inspirada en la obra de Aristófanes. Dramaturgia: Joan Yago. Dirección: Israel Solà. Reparto: Xavi Francés, Aitor Galisteo-Rocher, Esther López y Marc Rius. Teatro María Guerrero. Madrid. Hasta el 27 de marzo.
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