El futurismo pierde su contexto pol¨ªtico en la gran apuesta cultural del Gobierno Meloni
Una ambiciosa exposici¨®n inaugurada esta semana en Roma pasa de puntillas por las relaciones del movimiento de vanguardia con la guerra o el fascismo para centrarse en su v¨ªnculo con la tecnolog¨ªa y ¡°la belleza de las obras¡±
¡°Queremos glorificar la guerra ¡ª¨²nica higiene del mundo¡ª, el militarismo, el patriotismo, el gesto destructor de los anarquistas, las bellas ideas que matan y el desprecio a la mujer¡±. Quienes visiten la exposici¨®n El tiempo del futurismo, que se inaugur¨® el 2 de diciembre en la Galer¨ªa de Arte Moderno y Contempor¨¢neo de Roma, no leer¨¢n esta frase entre las muchas que s¨ª ha querido destacar en grandes carteles el comisario Gabriele Simongini en las 26 salas que ocupa la muestra. Y eso que se trata de uno de los puntos clave del Manifiesto futurista de 1909, escrito por el poeta ...
¡°Queremos glorificar la guerra ¡ª¨²nica higiene del mundo¡ª, el militarismo, el patriotismo, el gesto destructor de los anarquistas, las bellas ideas que matan y el desprecio a la mujer¡±. Quienes visiten la exposici¨®n El tiempo del futurismo, que se inaugur¨® el 2 de diciembre en la Galer¨ªa de Arte Moderno y Contempor¨¢neo de Roma, no leer¨¢n esta frase entre las muchas que s¨ª ha querido destacar en grandes carteles el comisario Gabriele Simongini en las 26 salas que ocupa la muestra. Y eso que se trata de uno de los puntos clave del Manifiesto futurista de 1909, escrito por el poeta Filippo Tommaso Marinetti. La exposici¨®n conmemora el 80? aniversario de la muerte del fundador de un movimiento art¨ªstico con el que se inauguraron las vanguardias del siglo XX y que falleci¨® durante la Segunda Guerra Mundial tras regresar del frente ruso, donde combati¨® junto a los alemanes, y adherirse a la Rep¨²blica de Sal¨® (los estertores del gobierno fascista tras el inicio de la liberaci¨®n de Italia).
Pero correr un tupido velo sobre el militarismo declarado de Marinetti o de pintores futuristas como Giacomo Balla, y su relaci¨®n expl¨ªcita con el fascismo ¡ªde la que el propio Balla tambi¨¦n reneg¨® con la edad¡ª, es solo una de las diversas ausencias que sobrevuelan una exposici¨®n con 350 obras y un centenar de objetos cargada de contradicciones que no solo son evidentes en sus salas, sino en la propia concepci¨®n de una iniciativa a la que ha perseguido la pol¨¦mica desde sus inicios. Fue ideada por el exministro de Cultura Gennaro Sangiuliano (que mientras tanto ha dimitido por un l¨ªo de faldas y posible malversaci¨®n de fondos), con una aportaci¨®n p¨²blica de dos millones de euros, y aspira a demostrar que la extrema derecha puede organizar grandes eventos culturales. Aunque Sangiuliano pidi¨® que incluyeran algunos de sus cuadros favoritos, seg¨²n comisarios posteriormente defenestrados.
La muestra estrella del Gobierno Meloni, abierta hasta el 28 de febrero, se inauguraba este lunes con bombo y platillo y la presencia de varios pesos pesados de la pol¨ªtica cultural italiana y el nuevo ministro, Alessandro Giuli. Juntos dieron una rueda de prensa que dej¨® frases como: ¡°Esta es una exposici¨®n total para un arte total y no creo que se pudiera hacer nada mejor¡±. ¡°Es inmensa por su calidad y su cantidad¡±. ¡°Es bell¨ªsima y espectacular¡±. ¡°Es grandiosa y no recuerdo nada tan imponente¡±.
Y eso que solo ha quedado un comisario activo, Gabriele Simongini, pese a que comenz¨® trabajando hace dos a?os junto a un experto del futurismo, Alberto Dambruoso, y otros colaboradores que finalmente no aparecen en ning¨²n documento oficial. Denuncias y acusaciones varias en la prensa italiana han precedido a una exposici¨®n de la que tambi¨¦n se han retirado coleccionistas privados pero que, seg¨²n su comisario, es ¨²nica en su g¨¦nero porque ¡°se concentra en subrayar la relaci¨®n entre arte y tecnolog¨ªa¡±. Es cierto que los futuristas quer¨ªan romper con el pasado, veneraban coches y aeroplanos, la velocidad, la tecnolog¨ªa que transformaba el mundo a principios del siglo XX, pero no es la primera vez que eso se destaca puesto que son ideas centrales del movimiento.
La muestra combina las obras mayores y menores de Giacomo Balla (una treintena de lienzos), Carlo Carr¨¢, Luigi Russolo, Gino Severino, Fortunato Depero o Umberto Boccioni, principales representantes del g¨¦nero, con un reguero de coches, motos, aeroplanos o motores de ¨¦poca que rellenan el espacio en salas muy grandes con cuadros en su mayor¨ªa de mediano formato, a menudo muy pegados entre s¨ª. Libros, carteler¨ªa, dibujos de arquitectos futuristas como Antonio S¡¯Antelia, pel¨ªculas, obras de cl¨¢sicos italianos como Fontana o Burri (supuestamente influidos por el futurismo) y de otros futuristas como Tullio Crali o Enrico Prampolini, adem¨¢s de una instalaci¨®n multimedia de sonido y color con la voz de Marinetti, son la receta del comisario para atraer a un p¨²blico joven hacia los futuristas, ¡°los primeros en hablar de la humanizaci¨®n de la m¨¢quina y la robotizaci¨®n del humano¡±, seg¨²n Simongini.
Ese aspecto visionario de la obra futurista ¡°puede y debe interesar a los j¨®venes¡±, asegur¨® Simongini, para una muestra ¡°que quiere ser para todos los p¨²blicos¡±. Sin duda, saberse mainstream har¨ªa revolverse a Marinetti en su tumba, puesto que proclam¨® la muerte del museo y de la gente que los visitaba. En esa b¨²squeda por conectar arte y tecnolog¨ªa hay una sala entera dedicada a Guglielmo Marconi.
En ning¨²n lugar puede leerse que los futuristas fueron los primeros provocadores del siglo XX, nacionalistas pero anticlericales, revolucionarios pero sin reivindicaciones sociales, antifeministas pero a favor del sufragio universal. Febriles militaristas, algunos participaron en la Primera Guerra Mundial, como Carlo Carr¨¢ o Luigi Russolo, pero su salud mental se resinti¨® para siempre. Otros como Boccioni murieron j¨®venes, iron¨ªas de la vida, porque la velocidad de un coche asust¨® al caballo del artista y al caer de ¨¦l se mat¨®. Esas contradicciones ni se reflejan ni se explican. Falta contexto que ayude a comprender este movimiento y sus conexiones con la historia y la pol¨ªtica. Tampoco hay casi fotograf¨ªas de los futuristas.
Preguntado por EL PA?S sobre la ausencia de cartelas explicativas sobre las dos guerras mundiales o los coqueteos pol¨ªticos del movimiento, Simongini respond¨ªa molesto: ¡°De eso se habla en el cat¨¢logo¡±. ?Y qu¨¦ ocurre con quien no se lo compre? ¡°Se menciona en la l¨ªnea del tiempo [en una esquina donde no aparecen ni las guerras mundiales ni la marcha fascista sobre Roma] y algo se dice en el panel dedicado a Balla, pero sobre todo, hay cuadros donde se ven aviones, paracaidistas¡¡±. Pero ?por qu¨¦ consider¨® que hablar del aspecto pol¨ªtico en profundidad no era necesario? ¡°El futurismo dio lo mejor de s¨ª mismo antes de la Marcha sobre Roma de 1922. [Marinetti y otros asistieron en el 19 a la creaci¨®n del Fascio en Mil¨¢n]. Si nosotros continuamos haciendo esta asociaci¨®n nos perdemos lo mejor del futurismo [la muestra llega hasta los a?os setenta y gran parte de los cuadros son del llamado segundo futurismo de entre guerras]. Yo quer¨ªa subrayar la calidad y la grandeza de las obras futuristas como obras de arte porque a¨²n hoy contin¨²a este equ¨ªvoco de la contaminaci¨®n con la pol¨ªtica que da?a el futurismo. Me gustar¨ªa que las admir¨¢ramos por su capacidad de revoluci¨®n est¨¦tica¡±.
Hace tiempo que el mundo del arte reconoci¨® el valor del futurismo, que durante algunas d¨¦cadas qued¨® de lado por su relaci¨®n con el fascismo, pero la exposici¨®n ¡°m¨¢s grandiosa e imponente¡± sobre el tema, como la defini¨® la directora del museo, borra completamente ese v¨ªnculo. El propio comisario declar¨® a EL PA?S: ¡°La relaci¨®n entre el futurismo y la pol¨ªtica no se merece unas pocas l¨ªneas, sino al menos un ensayo, que es lo que encontrar¨¢ en el cat¨¢logo¡±.
El comisariado de Simongini refleja algunas de las lecciones del llamado segundo futurismo. Hay una secci¨®n dedicada a la carteler¨ªa y la publicidad. ¡°El arte del futuro ser¨¢ potencialmente publicitario¡± es una de las frases impresas en grande en la muestra sacadas del Manifiesto del arte publicitario futurista de 1931. Firmado por Depero, autor del legendario cartel de Bitter Campari, profetizaba as¨ª la llegada de artistas como Andy Warhol, Maurizio Cattelan o Jeff Koons. Y ahora, de esta nueva forma de propaganda art¨ªstica.