Ringo Starr: ¡°The Beatles metimos mucho trabajo en las canciones. Si est¨¢bamos de fiesta, la toma grabada era una mierda¡±
El exbater¨ªa de la banda lanza a los 84 a?os un ¨¢lbum de m¨²sica ¡®country¡¯, y recuerda para EL PA?S la visita del grupo a Espa?a. ¡°Los toros fue lo m¨¢s triste que vi all¨ª¡±, dice.
Richard Starkey (Liverpool, 84 a?os, conocido en todo el planeta como Ringo Starr) es el recordatorio permanente de que los Beatles se quisieron entre ellos, se respetaron y trabajaron como mulas para hacer buena m¨²sica. ¡°Cada generaci¨®n descubre y escucha a The Beatles a su propia manera. ?No es algo fant¨¢stico? Cuando por primera vez remasterizaron todos los discos, para m¨ª fue un regalo. Porque por primera vez se o¨ªa claramente la bater¨ªa, no simplemente como un golpe sordo de fondo. Me encanta seguir escuchando esas canciones, porque te das cuenta de todo el trabajo que metimos all¨ª. No est¨¢bamos de fiesta. Y si alguna vez lo est¨¢bamos, la toma grabada era una mierda. Siempre intentamos hacerlo del mejor modo posible¡±, cuenta Starr en la habitaci¨®n de un lujoso hotel londinense, donde se ha encerrado para lanzar la promoci¨®n de su nuevo disco, Look Up, que saldr¨¢ a la venta el 10 de enero.
Once temas de m¨²sica country escritos en su mayor¨ªa por T. Bone Burnett, guitarrista de Bob Dylan durante los setenta, compositor y productor, con varios Grammy a sus espaldas. No es el primer disco del g¨¦nero que lanza el exbater¨ªa de The Beatles. Hace m¨¢s de cincuenta a?os ya compuso y produjo el ¨¢lbum Beaucoups of Blues.
Y cualquiera que escuchara a Ringo los escasos temas que cant¨® para la banda, como What Goes On, Act Naturally (¡°Vamos a hacer una pel¨ªcula de un hombre triste y solitario. Todo lo que he de hacer es actuar con naturalidad¡±), o incluso Octopus¡¯s Garden puede intuir un alma de cowboy en el ritmo y en la voz.
¡°Siempre me ha resultado f¨¢cil hacer m¨²sica country. Me encanta la emoci¨®n que desprende este tipo de m¨²sica¡±, explica el m¨²sico, con un entusiasmo y una amabilidad que desarman al periodista. ?Qu¨¦ se le puede preguntar a una leyenda as¨ª que no haya contestado ya hasta la saciedad a lo largo de sesenta a?os? ¡°En Liverpool ten¨ªa mucho ¨¦xito. Porque Liverpool es un puerto. Muchos de los que trabajaban en la marina mercante viajaban a Estados Unidos y regresaban con un mont¨®n de ¨¢lbumes. Pod¨ªamos escuchar un mont¨®n de material nunca antes escuchado en Inglaterra. Si alg¨²n espect¨¢culo de m¨²sica country recalaba en suelo brit¨¢nico, siempre actuaban en Liverpool. Sister Rosetta Tharpe solo hizo una parada en Inglaterra, y fue en The Cabin [uno de los clubes musicales hist¨®ricos de la ciudad]. Y yo estaba all¨ª. Me dej¨® boquiabierto¡±, recuerda Starr.
Europa, Espa?a¡ y los toros
Starr ha triunfado en el cine y como m¨²sico en solitario. Pero sabe que ninguno de los cuatro, en sus diferentes carreras despu¨¦s de la separaci¨®n, logr¨® producir algo cercano a la qu¨ªmica m¨¢gica que surgi¨® de The Beatles. ¡°No es que pretenda rebajar mi trabajo, pero la gente viene a verme porque sabe en qu¨¦ banda estaba yo antes. Nos lo pasamos bien. Los tres me quer¨ªan, y yo les quer¨ªa a ellos. Desde entonces, toda mi carrera musical ha ido siempre hacia arriba¡±, afirma.
El mundo se rindi¨® ante ellos. A Espa?a llegaron en 1965. Dos plazas de toros, Madrid y Barcelona, para acoger a los Fab Four. El mayor de todos ellos, Ringo, ten¨ªa 25 a?os. ¡°Para m¨ª los toros es una de las cosas m¨¢s tristes que vi all¨ª. Porque en mi cultura no exist¨ªa algo como aquello. Vi c¨®mo ese gran animal sal¨ªa al ruedo, la gente le clavaba de todo, le hac¨ªan cosas¡ y al final, despu¨¦s de que el matador concluyera su faena, se quedaba all¨ª en el suelo y lo arrastraban. Fue en ese momento, cuando lo arrastraban, cuando pens¨¦ que se trataba de un animal grande y hermoso. Eso fue lo ¨²nico que me entristeci¨®. ?El resto, no! ?El resto me pareci¨® un pa¨ªs fant¨¢stico!¡±, describe el exbeatle, empe?ado en presentar su vida como un constante ejercicio de diplomacia en el que tuvo la suerte de estar en el centro de una revoluci¨®n.
Viajaron por Espa?a, Italia, Francia, Holanda, Dinamarca, y llevaron la revoluci¨®n del pop brit¨¢nico a Estados Unidos. ¡°La reacci¨®n fue maravillosa en todos lados. Simplemente, ten¨ªamos ese v¨ªnculo con el p¨²blico. Pensaban que ¨¦ramos maravillosos¡±, recuerda.
Si Paul McCartney, que besaba y abrazaba a su querido Ringo cuando apareci¨® para tocar con ¨¦l en su concierto del O2 de Londres, el pasado 19 de diciembre, lleva toda una vida intentando desmontar el clich¨¦ de la separaci¨®n, la ruptura agria con John Lennon y la injerencia de Yoko Ono, el exbater¨ªa de la banda, que siempre fue el pegamento que aport¨® estabilidad y buen rollo, acepta con cari?o y comprensi¨®n todas las excentricidades de aquellos a?os.
¡°Hubo un momento en que Yoko Ono pr¨¢cticamente dorm¨ªa en el estudio de grabaci¨®n. Mi esposa, en esa ¨¦poca, era Maureen. Durante los ocho a?os de la banda no creo que estuviera en total m¨¢s de dos horas en el estudio. ?bamos a trabajar, no a socializar. As¨ª que le pregunt¨¦ a John por qu¨¦ ocurr¨ªa eso. Y me dijo: ¡®Cuando regresas con Maureen cada d¨ªa y te pregunta qu¨¦ es lo que has hecho, ?qu¨¦ contestas?¡¯ Bueno, dije, le cuento que hemos grabado un par de canciones, que no han sonado mal¡ No m¨¢s de un par de frases. ¡®Pues nosotros dos queremos saber exactamente lo que ha hecho cada uno¡¯, me dijo. Les gustaba hacer todo con la presencia constante del otro. Me parece bien. Dios bendiga a John, y Dios bendiga a Yoko¡±, concluye su historia con una sonrisa.
Ha tenido sus altos y sus bajos, como le ocurre a cualquiera que baja del Olimpo cuando todav¨ªa le queda una vida por delante. Pero lo lleva todo con una naturalidad contagiosa ¡ªAct Naturally¡ª, que huye de la solemnidad o de la trascendencia. Incluso se esfuerza en rebajar el tono religioso que destilan algunos de los temas de su nuevo disco. ¡°Nunca ser¨¢ religioso. Pero siempre ser¨¢ espiritual. Tiene algunas l¨ªneas en las canciones bastante espirituales. Pero porque vamos en busca de la luz. Por eso miramos hacia arriba. ?Pero no m¨¢s all¨¢!¡±, estalla en una carcajada mientras hace su habitual gesto de paz con dos dedos de la mano. ¡°?Y ya tienes bastante, hermano. Llevas aqu¨ª todo el d¨ªa!¡±, bromea con el periodista, que, efectivamente, podr¨ªa estar todo el d¨ªa preguntando a una leyenda. Rara vez se da la oportunidad.
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