Los Pablos, los payasos espa?oles del Circo del Sol: ¡°?Podr¨ªamos hacer un estudio antropol¨®gico sobre de qu¨¦ se r¨ªe la gente seg¨²n el pa¨ªs!¡±
Los gags de Pablo Bermejo y Pablo Gomis son el hilo conductor del ic¨®nico espect¨¢culo ¡®Alegr¨ªa¡¯
La historia del circo est¨¢ recorrida por grandes sagas familiares. Pero ni Pablo Bermejo (Murcia, 48 a?os) ni Pablo Gomis (Alicante, 47 a?os) tienen antepasados relacionados con el mundo del espect¨¢culo. Ni siquiera ellos imaginaban que iban a acabar trabajando bajo una carpa cuando se conocieron en la Escuela de Arte Dram¨¢tico de Murcia en los a?os noventa. Pero la vida les fue llevando hacia la comedia y una cosa llev¨® a la otra: hasta convertirse en Los Pablos, payasos estrella del Circo del Sol, la mayor compa?¨ªa circense del mundo. Sus gags, basados en el gesto y pr¨¢cticamente mudos, sirven de hilo conductor de Alegr¨ªa, la producci¨®n m¨¢s ic¨®nica del grupo, instalada en Madrid hasta el 16 de febrero.
Pregunta. ?C¨®mo es la vida en la mayor compa?¨ªa de circo del mundo?
Pablo Bermejo. Igual que la de los circos de siempre, pero en vez de dormir en roulottes, nos alojamos en hoteles o apartamentos. El resto es igual: mucha dedicaci¨®n, muchas horas, muchos viajes.
P. Un lujo, ?no?
Pablo Gomis. Hay mucha precariedad en este sector, y en Espa?a ni so?amos con tener estas condiciones.
P. Han trabajado en decenas de pa¨ªses. ?La risa es distinta seg¨²n la nacionalidad?
P. G. ?Podr¨ªamos escribir un estudio antropol¨®gico sobre eso! A menudo tenemos que hacer peque?as adaptaciones porque hay gags que no se entienden de igual manera en todos los pa¨ªses. Testamos las primeras reacciones y hacemos ajustes. Y no solo depende del lugar, hay otros factores. Condiciona la hora del pase, lo que haya bebido la gente, tambi¨¦n si hace fr¨ªo o calor, si ha llovido... Es muy curioso.
P. B. Nosotros, en general, nos sentimos m¨¢s c¨®modos con el p¨²blico de la noche. El de la tarde, no s¨¦ si porque es la hora de la siesta, suele ser m¨¢s comedido. O si no, claro, la ma?ana con los ni?os. Ellos se vuelven locos.
P. ?Cu¨¢l es el pa¨ªs m¨¢s dif¨ªcil?
P. G. / P. B. ?Jap¨®n! (a la vez y sin dudar).
P. G. Pero no porque sean m¨¢s duros, es que son muy educados. Y para ellos, mostrar tus emociones en p¨²blico no es de buena educaci¨®n. Solo se r¨ªen cuando algo es claramente un chiste. Y es una risa matem¨¢tica: empieza y acaba de golpe. Parece que est¨¦s actuando delante de ordenadores. Al principio eso nos descolocaba, no sab¨ªamos c¨®mo conectar. Pero encontramos la manera: metiendo algunas palabras en japon¨¦s para darles contexto y dejarles claro cu¨¢ndo hab¨ªa un chiste.
P. G. Lo curioso es que el p¨²blico japon¨¦s es el mayor fan del Circo del Sol. Hemos visto a personas repetir hasta 50 veces. Te escriben cartas, te hacen regalos. Yo creo que para ellos es como ir a terapia, precisamente porque es un espacio donde pueden expresar sus emociones.
P. ?Qu¨¦ tal el p¨²blico espa?ol?
P. G. Genial. Digamos que somos m¨¢s ruidosos. Tambi¨¦n depende de qu¨¦ parte de Espa?a. Por ejemplo, cuando estuvimos en Alicante era verano y la gente que ven¨ªa estaba de vacaciones, el p¨²blico no era tan atento. En M¨¢laga son m¨¢s fiesteros. En Sevilla y Madrid la gente est¨¢ acostumbrada a ver muchos espect¨¢culos y conecta con cada detalle.
P. Tambi¨¦n han trabajado en La Nouba, una producci¨®n del Circo del Sol residente en el Disney World de Orlando. ?Qu¨¦ tal la experiencia en el epicentro de la industria del entretenimiento?
P. B. El espect¨¢culo estaba muy bien, pero nos gusta m¨¢s la carpa. Primero, porque es el lugar m¨¢s m¨¢gico. Tambi¨¦n porque el punto de viajar por muchos pa¨ªses es m¨¢s interesante que asentarte en una ciudad como Orlando. Pero sobre todo por la calidad del p¨²blico: all¨ª la gente no iba espec¨ªficamente a ver un espect¨¢culo del Circo del Sol, sino que se lo encontraban dentro del parque de Disney. La atenci¨®n era distinta, muchos llegaban agotados despu¨¦s de estar todo el d¨ªa dando vueltas por el parque, algunos incluso se dorm¨ªan. A la carpa viene gente que quiere ver circo.
P. En las parejas de payasos tradicionales sol¨ªa haber un carablanca (el serio) y un augusto (el torpe), pero ustedes se van alternando.
P. G. Como el propio circo, el arte del payaso tambi¨¦n evoluciona. Nosotros no trabajamos con la tradicional divisi¨®n del payaso listo y el payaso tonto, sino que mezclamos los dos y adem¨¢s incorporamos t¨¦cnicas de teatro, de la comedia del arte¡ Unas veces me sale a m¨ª algo mal y otras veces a ¨¦l, un rato yo soy el jefe y despu¨¦s le toca a ¨¦l. Es como un pimp¨®n, nos encanta hacer cosas muy r¨ªtmicas.
P. Parece que lo pasan ustedes tan bien como el p¨²blico. ?El t¨®pico del payaso triste es una leyenda?
P. B. A veces los payasos estamos tristes, pero igual que puede haber un dentista triste, un abogado triste o un periodista triste. Lo que pasa es que, claro, como nosotros tenemos que hacer re¨ªr, quiz¨¢ tenemos que hacer un esfuerzo mayor cuando tenemos un mal d¨ªa. Por suerte trabajamos a d¨²o y eso ayuda mucho.
P. G. Tambi¨¦n es verdad que la leyenda del payaso triste tiene su fundamento. Viene de la ¨¦poca victoriana, cuando la vida de los artistas circenses era muy dura. Naci¨® con Grimaldi, considerado el primer payaso moderno, que tuvo una vida de mierda. Su padre le entrenaba a base de trompazos y a los 40 ya estaba reventado y muri¨® alcoh¨®lico. Hay que reconocer que el mito tiene su atractivo y vende entradas, pero lo cierto es que nosotros somos unos payasos bastante felices.
P. Cuando se utiliza la palabra payaso como insulto, ?les duele?
P. B. No nos sentimos aludidos. Porque cuando se utiliza como insulto no se refiere al arte de hacer re¨ªr, sino a alguien que resulta rid¨ªculo, desagradable. No tiene nada que ver.
P. ?Pero no sienten que denota un cierto desprecio social hacia la figura del payaso?
P. G. Es verdad que a la gente a veces nos ve como algo vintage. Como que no te toman en serio si dices que eres payaso. En cambio, si utilizas la palabra clown, que es lo mismo pero en ingl¨¦s, parece que es m¨¢s refinado, m¨¢s art¨ªstico.
P. B. Tambi¨¦n es que hay mucho payaso malo. En Inglaterra, por ejemplo, se piensa mucho que el payaso es el c¨¢ncer del circo, algo que hay que aguantar mientras se preparan los acr¨®batas. Cuando estuvimos all¨ª hab¨ªa gente que ven¨ªa a decirnos: ¡°?Qu¨¦ sorpresa que haya payasos graciosos!¡±. Eso es porque a veces ni los propios circos dan valor al payaso, meten n¨²meros creados s¨²per r¨¢pido para utilizarlos como pegote. Eso no ayuda.
P. ?Pr¨®xima parada?
P. B. Cuando terminemos la temporada en Madrid vamos a tomarnos un descanso. Llevamos mucho tiempo viajando y necesitamos parar.
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