El universo doloroso y m¨¢gico de Chavela Vargas se abre paso en el escenario

Ella misma dec¨ªa que el precio de su dolor lo pag¨® en la infancia. Una ni?a nacida en Costa Rica, a la que sus padres abandonaron despu¨¦s de esconderla durante tiempo, que fue rechazada por la Iglesia y forzada a trabajar en el campo en la casa de unos t¨ªos en un ambiente machista y hostil. As¨ª fueron los primeros a?os de Chavela Vargas, la artista ind¨®mita, la voz desgarradora, la mujer que luch¨® con tenacidad por defender su libertad y su opci¨®n sexual, y que falleci¨® el 5 de agosto de 2012, a los 93 a?os en M¨¦xico, su pa¨ªs de adopci¨®n.

Ahora el universo m¨¢gico y doloroso de este hermoso mito latino se abre paso en los escenarios con la obra Chavela, la ¨²ltima chamana, dirigida por Carolina Rom¨¢n (Formosa, Argentina, 1972). La funci¨®n, interpretada por Luisa Gavasa, Paula Iwasaki, Raquel Varela, Laura Porras y las cantantes Nita y Rozal¨¦n, que se intercambiar¨¢n en las actuaciones, cuenta con la m¨²sica en directo de Alejandro Pelayo. Se representa en el Teatro Marquina de Madrid hasta el 4 de junio.

Todo en la vida de Carolina Rom¨¢n le llega de manera inesperada. As¨ª lo confiesa. Es de las que creen que son las obras o las historias las que van eligiendo. ¡°A m¨ª, Chavela Vargas me fue a buscar a M¨¦xico¡±, asegura la directora tras un ensayo de la funci¨®n en Madrid. Se le apareci¨® durante una representaci¨®n de su obra Juguetes rotos, a la que asisti¨® Mar¨ªa Cortina, amiga de Chavela y heredera de sus derechos universales. Fue todo bastante m¨¢gico porque, sin saberlo, se hab¨ªa sentado en la butaca con el nombre de la artista mexicana.

¡°Tras muchas conversaciones con Mar¨ªa Cortina me di cuenta de que el universo de Chavela llamaba a mi puerta¡±. Despu¨¦s de cuatro a?os de investigaciones y lectura ¡ª¡±no tengo prisa alguna, porque me parece realmente importante ahondar y esperar, madurar las cosas¡±¡ª, la directora estrena esta funci¨®n, que entra de lleno en el universo de la artista, con una escenograf¨ªa evocadora del realismo m¨¢gico y en el que no falta tampoco el vuelo de los ruise?ores. Son tres las Chavelas que reviven en la funci¨®n. La mayor, aquella que, acompa?ada por sus cuidadores, espera la llegada de la muerte; la Chavela mito y lo que queda de ella y la ni?a que trae al presente la herida que arrastra. ¡°Es esa Chavela joven la parte m¨¢s oscura y dolorosa de esta historia¡±, reconoce Rom¨¢n, frente a la b¨²squeda de la belleza en el ocaso y la muerte de la artista. ¡°He querido recrearme en la muerte pac¨ªfica y bella¡±, a?ade la directora, que no duda que fue su homosexualidad y la defensa de la libertad la raz¨®n de su dolor.

¡°Era una criatura m¨¢gica que trascendi¨® la vida. Aunaba y defend¨ªa temas que son grandes banderas. Pag¨® un precio muy alto por su libertad, era una persona muy solitaria. Vivi¨® un infierno de alcohol porque ten¨ªa verdadero pavor esc¨¦nico. La herida inicial de su infancia la acompa?¨® hasta su muerte¡±, dice una entusiasmada Rom¨¢n, que se reconoce en el paisaje de montes, r¨ªos y p¨¢jaros que comparte con la mexicana.

Esta funci¨®n no olvida el enorme valor de la amistad y los grandes amigos que rodearon a Chavela Vargas, como Frida Kahlo, Federico Garc¨ªa Lorca, Trotski, Ava Gardner, Elisabeth Taylor, Diego Rivera y Pedro Almod¨®var, el director que incluy¨® canciones de la cantante en varias de sus pel¨ªculas.

Chavela, la chamana termina con un llamamiento al p¨²blico, hombres y mujeres, a unirse con sus voces a la m¨ªtica canci¨®n La llorona, interpretada en el escenario por las cinco actrices, como un s¨ªmbolo de lucha feminista y de libertad rotunda. ¡°Fue una mujer libre de verdad y he querido invitar a hombres y mujeres a unirse a este canto. Yo no soy de las feministas que detestan a los hombres. Los quiero y los necesito en mi vida. No estoy frente de ellos, sino con ellos. Ellos deben acompa?arnos en nuestra lucha por la igualdad, son ellos los que tienen que abrir los espacios vac¨ªos del heteropatriarcado. El teatro tambi¨¦n est¨¢ para eso¡±.