La Mostra de Venecia se llena de ¡®hijos de¡¯: ?ni?os mimados o futuros genios del cine?
Pietro Castellitto, los hermanos Arriaga u Olmo Schnabel presentan su primero o segundo filme y esperan seguir el ejemplo que ense?a la veterana Sofia Coppola en el mismo festival
Cada ni?o, tarde o temprano, afronta una pregunta que tanto les gusta a los adultos: ¡°?Qu¨¦ ser¨¢s de mayor?¡±. Y, a menudo, el interrogante arrastra otro, inmediatamente despu¨¦s: ¡°?Lo mismo que mam¨¢ o pap¨¢?¡±. La encrucijada, para Pietro Castellitto, ofrec¨ªa dos v¨ªas: actor y cineasta, como Sergio; o escritor y guionista, como Margaret Mazzantini. Aunque siempre hay una tercera: algo distinto. ¡°Me crie ...
Cada ni?o, tarde o temprano, afronta una pregunta que tanto les gusta a los adultos: ¡°?Qu¨¦ ser¨¢s de mayor?¡±. Y, a menudo, el interrogante arrastra otro, inmediatamente despu¨¦s: ¡°?Lo mismo que mam¨¢ o pap¨¢?¡±. La encrucijada, para Pietro Castellitto, ofrec¨ªa dos v¨ªas: actor y cineasta, como Sergio; o escritor y guionista, como Margaret Mazzantini. Aunque siempre hay una tercera: algo distinto. ¡°Me crie en una familia que hizo de todo para evitar que eligiera este oficio. Corre el riesgo de cambiarte el car¨¢cter, lo controlas poco, depende mucho de estar en el lugar y el momento correctos. He intentado no hacer cine¡±, declara a EL PA?S. Algo, claramente, fall¨®. Porque Castellitto ha presentado este martes Enea, su segundo filme como director, en el concurso del festival de Venecia.
Aunque la Mostra cuenta este a?o con muchos m¨¢s herederos de apellidos conocidos. Tantos como para preguntarse si precisamente su origen les ha abierto una privilegiada alfombra roja hasta tan exclusivo escenario. O si, por el contrario, la fama de quien les precedi¨® supone un peso en los hombros, una mirada m¨¢s esc¨¦ptica. Tal vez valgan ambas cosas. O ninguna. Ni?os mimados. O futuros genios. La respuesta est¨¢ en manos del tiempo. Y del p¨²blico.
¡°Siempre ha sucedido, en la historia del arte. ?Cu¨¢ntos hijos se han vuelto pintores incluso mejores que sus padres? Si se nace en una familia de directores, o int¨¦rpretes, junto con la leche materna se chupa amor por el cine. Puede haber un rechazo hacia el trabajo de los progenitores. Pero, si lo eligen, es obvio que les facilita: adquieren competencias espec¨ªficas, y tambi¨¦n conocimientos, contactos. El ambiente es el mismo¡±, apunta Alberto Barbera, director art¨ªstico del certamen. Aunque, tarde o temprano, el joven debe iniciar a caminar con sus propias piernas. Solo entonces, quiz¨¢s, pueda verse si es capaz de sostenerse por s¨ª mismo. Basta con pensar en Javier y Carlos Bardem. O en los Fonda, los Douglas o los Skarsgard.
Sofia Coppola ha llegado tan lejos como para darle la vuelta a la cuesti¨®n. ¡°?Ahora le preguntan m¨¢s a tu padre por ti que al rev¨¦s?¡±, le espetaron hoy en la charla con un grupo de periodistas internacionales en el Lido, donde ha presentado, en concurso Priscilla. Y donde, aparte de darle las gracias a Francis Ford por tantas ense?anzas, tambi¨¦n pudo hablar de Lost in Translation o Las v¨ªrgenes suicidas. Es decir, de todo lo que ha construido desde entonces. Un indicio ulterior del estatus alcanzado se hall¨® en otra respuesta: ¡°Hace mucho que no pensaba en esto¡±.
Los cachorros de la Mostra esperan, alg¨²n d¨ªa, poder decir lo mismo. Hoy, sin embargo, todav¨ªa se les antoja imposible evitar la sombra alargada de sus padres. Tal vez por eso, quiz¨¢s, muchos prefieran abrazarla. Enea est¨¢ dirigida y protagonizada por Pietro, pero tambi¨¦n cuenta con su hermano, Cesare, y por supuesto con pap¨¢ Sergio. Los mexicanos Mariana y Santiago Arriaga, para su primer largo, A cielo abierto, han filmado un guion escrito por su celebrado progenitor, Guillermo. Marina Alberti centra el corto Aitana en su madre, hija de Mar¨ªa Teresa Le¨®n y Rafael Alberti. Y el documental Opus supuso un pacto en familia: cuando el pianista Ryuichi Sakamoto supo que su vida se acercaba al final, reuni¨® las fuerzas para un ¨²ltimo concierto. Probablemente, solo un director pod¨ªa contar con su confianza para filmar algo as¨ª: su hijo, Neo Sora.
¡°A cielo abierto fue escrito por Guillermo a mediados de los noventa. Desde ni?os supimos que exist¨ªa, pero solo en 2016 Santiago hall¨® el manuscrito mientras organizaba cajas de documentos en casa con nuestra madre. De inmediato me dijo que encontr¨® lo que pudiera ser nuestra primera pel¨ªcula. Desde entonces ten¨ªamos la intenci¨®n de dirigirla¡±, rememora Mariana Arriaga. Los tres dan fe del placer de un proyecto tan hogare?o, de hacer cine en familia. Y Santiago subraya que su responsabilidad era con la historia y con trabajar lo mejor que pudieran: ¡°Lo dem¨¢s no est¨¢ en nuestro control¡±. Porque un progenitor famoso puede agrandar las oportunidades. Y tambi¨¦n la exposici¨®n y la pasi¨®n, desde cr¨ªos, hacia un sector. Pero, a la vez, aumentan lupas y sospechas.
?Llegaron hasta aqu¨ª por m¨¦ritos propios? ?Fue Olmo Schnabel qui¨¦n logr¨® fichar para su debut, Pet Shop Days, a int¨¦rpretes como Willem Dafoe o contribuy¨® pap¨¢ Julian? ?El abultado presupuesto de Enea se debe solo a la confianza en el talento de Pietro Castellitto? ?Se reitera as¨ª el hermetismo del cine como arte que casi solo pueden permitirse ricos burgueses? Inevitable que los directores sin apellido c¨¦lebre se planteen estas y otras preguntas parecidas. Y si la escalada al Olimpo que ellos afrontan tan solo es un camino de rosas para los hijos de. La propia Sofia Coppola admite haberse interrogado al respecto: ¡°Siempre me he considerado muy afortunada. Y he pensado en c¨®mo pueden tener m¨¢s acceso personas que vengan de fuera. Es un mundo tan cerrado¡±.
Algunos de los filmes no rematan las dudas. Tanto A cielo abierto como Enea tienen destellos, pero tambi¨¦n varios problemas. La primera ha recibido rese?as irregulares: apasionante road movie de venganza para algunos; relato plano y malogrado, para otros. Y el filme de Castellitto anda tan sobrado de ambici¨®n como falto de equilibrio. Puede que sea justo el hambre de demostrar su valor, pero el director ha puesto tanta carne en el asador que ninguna se saborea a gusto: las ideas se suceden hasta el punto de pisarse. Se agradece la sensaci¨®n de no saber qu¨¦ ocurrir¨¢ a continuaci¨®n. Pero el espectador termina saturado. Y descubriendo, una vez que se apagan los fuegos artificiales, un paisaje de fondo no tan complejo. Al menos, eso s¨ª, el creador lo intenta. El resto, quiz¨¢s, vendr¨¢ con la experiencia.
¡°Ser hijo de puede ayudar un poco si no tienes talento, si tu objetivo es aparecer como extra en una serie. Pero si quieres hacer cosas con compromiso y calidad te la juegas, tal vez incluso m¨¢s que los dem¨¢s¡±, argumenta Castellitto. El cineasta relata que trabaja por su cuenta en los guiones; su familia solo los ve al final. La ense?anza que dan padres artistas, para ¨¦l, afecta m¨¢s en otro ¨¢mbito: conocer desde el principio los altibajos del oficio, las grandes alegr¨ªas y las tremendas decepciones. ¡°Est¨¢s m¨¢s preparado y dispuesto a aguantar¡±, apunta.
Calidades ¨²tiles, en realidad, para la vida, incluso lejos del cine. Porque el s¨¦ptimo arte fascina. Pero Guillermo Arriaga celebra en sus hijos algo a¨²n m¨¢s relevante: ¡°De su madre y de m¨ª aprendieron que no se le debe tener miedo a nada, que la vida vale, sobre todo en lo profesional, por la capacidad de riesgo y de apostar. La pasi¨®n y entrega que han puesto en su primer largo son un orgullo. Pero su mayor virtud est¨¢ en las personas en quienes se convirtieron, por encima de cualquier logro profesional¡±. Maestros, panaderos, cajeros, directores de cine. Qu¨¦ importa qu¨¦ ser¨¢ cada ni?o de mayor. ¡°Que hagan lo que amen¡±, sugiere Sofia Coppola. Porque hay un oficio que cualquier mam¨¢ y pap¨¢ espera ense?ar antes: el de buena persona.