Muere Ryuichi Sakamoto, el compositor japon¨¦s m¨¢s influyente del ¨²ltimo medio siglo, a los 71 a?os
El pianista fue autor de bandas sonoras inolvidables, fund¨® la Yellow Magic Orchestra, se bes¨® con Bowie y rubric¨® docenas de colaboraciones con grandes del pop
Sab¨ªamos de la inminencia de la noticia, porque ¨¦l mismo se hab¨ªa encargado de relatarle al mundo su grave estado de salud, pero la predictibilidad no le quita trascendencia al asunto. El pianista y compositor Ryuichi Sakamoto, el m¨²sico japon¨¦s m¨¢s internacional e influyente del ¨²ltimo medio siglo, falleci¨® el pasado martes 28 de marzo a los 71 a?os, aunque la noticia no se dio a conocer hasta este 2 de abril, a trav¨¦s de una publicaci¨®n en su cuenta oficial de Twitter. Para la historia lega la fundaci¨®n de la original¨ªsima Yellow Magic Orchestra y una abrumadora colecci¨®n de bandas sonoras, desde la almodovariana Tacones lejanos a El ¨²ltimo emperador, que le vali¨® el Oscar de 1988; aunque ninguna tan tarareable e ic¨®nica como Feliz Navidad, Mr. Lawrence, que en 1983 tambi¨¦n le sirvi¨® para debutar como actor y protagonizar un inolvidable beso con su amigo David Bowie.
Nacido el 17 de enero de 1952, el tokiota Sakamoto era un superdotado de libro, capaz de tocar el piano desde los tres a?os o de comprender casi cualquier conversaci¨®n en espa?ol y otros idiomas que no hab¨ªa estudiado o practicado jam¨¢s. Se interes¨® por el jazz desde los a?os de instituto, pero la primera gran conmoci¨®n se la produjo en los a?os setenta la m¨²sica de los alemanes Kraftwerk, que le condujo a su pasi¨®n por la electr¨®nica, muy presente en el ideario de aquella Yellow Magic Orchestra que comparti¨® desde finales de la d¨¦cada con Yukijiro Takahashi y Haruomi Hosono. Pero los recurrentes n¨²meros 1 de la YMO en Jap¨®n y su r¨¢pida proyecci¨®n mundial (Computer Game, que bromeaba con los soniquetes de los primeros videojuegos, triunf¨® en 1980 en los clubes brit¨¢nicos) no le privaron de expandirse tambi¨¦n en solitario, con discos de pop refinado (Thousand Knives of Ryuichi Sakamoto, 1978) o inesperadas incursiones en el electro-funk (B-2 Unit, 1980).
— ryuichi sakamoto (@ryuichisakamoto) April 2, 2023
Eclecticismo era la palabra que mejor defin¨ªa ya desde entonces el imaginario creativo de Sakamoto, demasiado inquieto como para no resultar inabarcable en sus intereses. Aunque la llegada de su inolvidable m¨²sica para Mr. Lawrence le asoci¨® al minimalismo, y como tal pueden adscribirse otras de sus partituras cinematogr¨¢ficas, su proximidad a David Sylvian tambi¨¦n le acerc¨® a ese pop intelectual y refinado que desarroll¨® a trav¨¦s de alianzas siempre m¨²ltiples y de alto perfil: Bootsy Collins, Iggy Pop, Robbie Robertson (The Band) o aquella ins¨®lita aproximaci¨®n al We Love You, de The Rolling Stones, de la mano de Brian Wilson (The Beach Boys) y Robert Wyatt para el ¨¢lbum Beauty (1989).
Mientras tanto, el beso con Bowie le convirti¨® en un referente mundial para la comunidad LGTBI, una circunstancia que exhib¨ªa con indisimulado orgullo (¡°?A qui¨¦n se le ocurre, a estas alturas, limitar por ley la vida privada de las personas?¡±, se preguntaba en noviembre de 2009 en un encuentro con este diario) y que apuntal¨® a partir de su aproximaci¨®n a Pedro Almod¨®var, con quien experiment¨® ¡°la maravillosa locura de la noche madrile?a¡±. Fue en aquellos primeros noventa en los que confluyeron la banda sonora de El cielo protector (1990), ganadora del Globo de Oro; la m¨²sica inaugural de los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona 1992 o el elep¨¦ Heartbeat (1991), que reincid¨ªa en la f¨®rmula de los invitados ilustres, de Youssou N¡¯Dour a Arto Lindsay o su inseparable David Sylvian. Su pasi¨®n por las colaboraciones tambi¨¦n le llevar¨ªa a crear un disco de homenaje a Antonio Carlos Jobim junto al chelista brasile?o Jacques Morelenbaum, o a ahondar en su jovial fascinaci¨®n por la electr¨®nica y la m¨²sica experimental de la mano de disc¨ªpulos como Alva Noto, Fennesz. Taylor Deupree.
Los m¨¦dicos le dieron el primer serio aviso en 2014, cuando hubo de afrontar un c¨¢ncer de laringe, durante cuyo tratamiento tuvo fuerzas de rubricar otra banda sonora trascendental, la de El renacido. En 2017, async, su primer elep¨¦ de material propio en ocho a?os, se recibi¨® con el alborozo de la salud recobrada. La segunda embestida de la enfermedad, esta vez localizada en el recto, alcanz¨® la fase IV el verano pasado y persuadi¨® al compositor a concebir una especie de diario musical para sus ¨²ltimos d¨ªas. As¨ª naci¨® 12, una colecci¨®n de bocetos pian¨ªsticos m¨ªnimos, bellos y fr¨¢giles, titulados simplemente con la fecha de su grabaci¨®n dom¨¦stica y durante cuya ejecuci¨®n se escucha la respiraci¨®n entrecortada del propio Sakamoto, como met¨¢fora evidente de la mortalidad.
¡°De ahora en adelante, hasta que mi cuerpo se rinda, intentar¨¦ seguir con este tipo de diario¡±, escribi¨® a modo de colof¨®n Sakamoto para el libreto de 12. La miniatura m¨¢s tard¨ªa de las 12 est¨¢ fechada el 4 de abril de 2022, y solo el tiempo dir¨¢ si el maestro tuvo tiempo y fuerzas de registrar alg¨²n esbozo pian¨ªstico m¨¢s. Su frase latina favorita, ¡°Ars longa, vita brevis¡±, cobra hoy todo su significado: la vida le fue breve a Ryuichi Sakamoto, pero a la longevidad de su arte cuesta imaginarle l¨ªmite.
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