Construir despu¨¦s de un terremoto
El se¨ªsmo de 2017 destroz¨® buena parte Jojutla de Ju¨¢rez, al sur de M¨¦xico. Camilo Restrepo del estudio AGENdA Agencia de Arquitectura y el despacho Dellekamp/Schleich reconstruyeron el Santuario del Se?or de Tula: un techo convertido en templo
Es el techo lo que acoge pero puede que el vac¨ªo sea lo que proporciona seguridad, y tal vez consuelo, en este templo. El Santuario del se?or de Tula est¨¢ en Morelos, M¨¦xico. All¨ª, el terremoto de 2017 dej¨® sin casa a miles de familias. Desaparecieron colegios y plazas, m¨¢s de 2.600 viviendas quedaron destruidas y esta iglesia, construida en 1980, tambi¨¦n qued¨® hecha escombros. Sin embargo, los cinco siglos de historia del santuario parecen haber resurgido. La ciudad ha renacido de esas ruinas con una nueva identidad que une y preserva sus espacios p¨²blicos y sus nuevos edificios.
Brutalista y austera, la iglesia arruinada por el se¨ªsmo hab¨ªa sido construida, con aportaciones de la comunidad cat¨®lica, sobre las ruinas de Templo de San Miguel. La nueva construcci¨®n cobija ese legado simb¨®lico, plantea un nuevo futuro y rinde homenaje a formas m¨¢s libres arquitect¨®nicas y, tal vez, por extensi¨®n, religiosas. Los arquitectos Derek Dellekamp, Jachen Schleich, y el colombiano Camilo Restrepo (de AGENdA Agencia de Arquitectua) firmaron en Jojutla otros dise?os ¡ªcomo el Parque El Higuer¨®n¡ª y, a la hora de proponer un proyecto para recuperar el tempo tuvieron claro que, tras el terremoto, el aire y la luz deb¨ªan arropar a los creyentes tanto como la piedra. Por eso defienden que su propuesta es a la vez cultural, social y sostenible ¡ªcomo toda la arquitectura de ambos estudios¡ª. Al tiempo que una soluci¨®n ingeniosa y sencilla, el nuevo edificio resuelve las tres cuestiones evitando grandilocuencias y, sin embargo, hablando claro y alto.
Abierto, transparente, ventilado y compartido, el templo actualiza un mensaje cristiano: es la casa de todos. Tambi¨¦n la casa de los que llegan tarde, incluso, o quiz¨¢ sobre todo, la de los que quedan fuera o no se atreven a entrar. Por eso b¨®vedas de ladrillo, sujetas por una estructura de hormig¨®n, forman una gran cubierta, que, siendo la parte visible desde el exterior, no encierra el interior. Apoyada en cuatro arcos que a su vez descansan en las esquinas, la iglesia es, en realidad, un techo sobre cuatro puertas de acceso que no se cierran nunca. Junto a los creyentes, o incluso sin ellos, el templo es siempre un lugar ventilado, saneado, luminoso y natural. Libre de climatizaciones artificiales es tambi¨¦n un mensaje sostenible que tiende un puente entre la arquitectura y la naturaleza y, por extensi¨®n, entre la fe cat¨®lica y su origen m¨¢s remoto.
Justamente como un templo antiguo, la planta de la nueva iglesia es tambi¨¦n cl¨¢sica, basilical, tres naves se dirigen al transepto que forma una cruz apenas marcada. En esas naves, sin embargo es la secci¨®n la que juega: el suelo, descendiente y escalonado, conduce al coraz¨®n de la iglesia y crea espacio para todos en un templo que, desde dentro, parece excavado: una cueva ¨ªntima rodeada de jardines alejados pero visibles.
Entre el interior y el exterior, este nuevo santuario es a la vez umbral y puente, cose una conexi¨®n entre estados de recogimiento y celebraci¨®n, difumina el l¨ªmite entre la ciudad y el edificio, construye un nexo entre interior y exterior que ampl¨ªa la definici¨®n de la calle, del templo y de la propia religi¨®n.
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