David Chipperfield al rescate de Venecia
El arquitecto brit¨¢nico ha recuperado las Procuratie Vecchie, que dan forma a la Plaza de San Marcos, con un ejercicio que ha revivido oficios venecianos, trabajando acabados como el ¡®pastellone¡¯, el ¡®terrazzo¡¯ o el ¡®marmorino¡¯
Con las restauraciones de edificios modernos o bombardeados (National Galerie, Neues Museum y la Isla de los Museos de Berl¨ªn), David Chipperfield ha puesto al d¨ªa la historia. Lo ha hecho atendiendo a todas sus inc¨®modas capas: las que delatan el destrozo de la guerra, el da?o y el dolor, pero tambi¨¦n las que recuperan la ambici¨®n art¨ªstica. Con ampliaciones sobria...
Con las restauraciones de edificios modernos o bombardeados (National Galerie, Neues Museum y la Isla de los Museos de Berl¨ªn), David Chipperfield ha puesto al d¨ªa la historia. Lo ha hecho atendiendo a todas sus inc¨®modas capas: las que delatan el destrozo de la guerra, el da?o y el dolor, pero tambi¨¦n las que recuperan la ambici¨®n art¨ªstica. Con ampliaciones sobrias (como la que perpetr¨® en Estados Unidos en el Saint Louis Art Museum) ha demostrado su capacidad para dialogar con la historia, manteniendo una voz propia pero sin elevar el tono por encima de quien lleg¨® antes. Al firmar reordenaciones (como la del Cimitero San Michele, en Venecia) el arquitecto ha atendido a la vez a lugar, mito y arquitectura. Tal vez por eso, su intervenci¨®n en las Procuratie Vecchie ¡ªlas procuradur¨ªas que construyen el per¨ªmetro de la plaza m¨¢s famosa del mundo¡ª se siente m¨¢s que se ve. El trabajo, concienzudo y sereno para la sede de una ONG y para las oficinas de la aseguradora Generali, es un trabajo de recuperaci¨®n de la historia y los oficios artesanos. Se trata m¨¢s de limpiar y reordenar para deshacer el destrozo y llevar luz que de marcar el territorio. Una intervenci¨®n tan capaz de potenciar lo existente que convierte a Chipperfield en el guardi¨¢n de la arquitectura que no debe perderse.
En el tiempo en el que Venecia fue una rep¨²blica, los procuradores venecianos estaban al mando de los distintos sestieri ¡ªlos barrios de la ciudad dividida en seis distritos¡ª. Ten¨ªan el cargo vitalicio m¨¢s prestigioso de la Rep¨²blica, justo por debajo del poder del Dux. Por eso viv¨ªan, y trabajaban, en el centro de la ciudad, en la Plaza de San Marcos, en los tres edificios longitudinales que construyen el per¨ªmetro de la plaza. Estos inmuebles, el primero del siglo XII y el ¨²ltimo levantado por Napole¨®n, que hizo destruir una de las iglesias m¨¢s antiguas de la ciudad ¡ªSan Geminiano¡ª son un modelo c¨ªvico. Los bajos son comerciales. Todav¨ªa hoy, las tiendas conviven con caf¨¦s m¨ªticos, como el Florian, el Gran Caf¨¦ Quadri o el Lavena. Los dos pisos ¡ªocupados entonces por oficinas y apartamentos¡ª alojan hoy el Museo Correr, que cuenta la historia de la ciudad, y, en el caso de la Procuradur¨ªa m¨¢s antigua, los despachos de la Aseguradora Generali y su ONG, que emulan, en cierta manera, el reparto entre los testamentos y la caridad que se daba en la ¨¦poca de Sansovino, el ¨²ltimo arquitecto de las Procuradurias Viejas. Sobre los apartamentos, en las buhardillas, las familias adineradas ten¨ªan en el siglo XVII sus ridotti, las salas de juego donde se reun¨ªan a apostar. En ese micromundo circunscrito al per¨ªmetro de la plaza m¨¢s famosa del mundo, el edificio m¨¢s antiguo, las Procuratie Vecchie, sumaba el trabajo de distintas intervenciones, desde sus or¨ªgenes bizantinos en el siglo XII hasta la intervenci¨®n de Sansovino. Ahora, al ser rescatado por el estudio de Mil¨¢n de Chipperfield, ha a?adido el trabajo de distintos oficios que recuperan la relaci¨®n con la ciudad y algunos oficios venecianos.
La ONG The Human Safety Net, ubicada en el tercer piso, es desde que se inaugurara hace una semana un lugar de libre acceso que permite contemplar la plaza a vista de p¨¢jaro y la relaci¨®n estrecha entre la Torre del Reloj y el Campanile de San Marco. Adem¨¢s, las intervenciones han indagado tanto en la historia del sitio, multiplicando su monumentalidad al reordenarlo, como en la de los materiales y costumbres constructivas venecianas. As¨ª, no es el gesto lo que define esta intervenci¨®n sino los sentidos. M¨¢s el tacto, y la atm¨®sfera, que la vista o el dibujo. Ahora hay nuevas comunicaciones verticales, un auditorio y accesibilidad sin obst¨¢culos a todas las plantas.
En Venecia todav¨ªa hay artesanos capaces de trabajar el pastellone (enlucido con polvo de m¨¢rmol), la scialbatura, el blanqueamiento de los ladrillos con cal para uniformizar, sin cubrir, las superficies, o el cocciopesto (pavimento romano de cal arena y trozos de cer¨¢mica). Y Chipperfield ha sabido recuperarlos para poner al d¨ªa, no borrando ni tergiversando sino realzando, el coraz¨®n de la antigua rep¨²blica.