Enzo Mari, un gigante de lo peque?o
El Design Museum de Londres rinde tributo al dise?ador cuatro a?os despues de su muerte con la muestra que ¨¦l mismo comisari¨® para la Triennale de Mil¨¢n
?El dise?o es un arte? Enzo Mari pensaba que s¨ª. Estaba convencido de que tambi¨¦n era una responsabilidad. Mari muri¨® de covid el 19 de octubre de 2020, un d¨ªa antes de que falleciera su segunda mujer. Ten¨ªa 88 a?os. Se hab¨ªa pasado 60 vinculando dise?o y ¨¦tica. ?Qu¨¦ consigui¨®? Consigui¨® que lo temporal se convirtiera en eterno. Lo hizo, por ejemplo, con el calendario perpetuo que ide¨® en 1966 y que los juguetes se convirtieran en compa?eros, es decir, en compa?¨ªa tambi¨¦n eterna (16 animals, 1957). Pero logr¨® mucho m¨¢s.
El comisario Hans Ulrich Obrist, la que fuera la mano derecha del italiano, Francesca Giacomelli, y el propio dise?ador trataron de reflejar su conciencia del dise?o en una muestra que ahora recupera el Design Museum. ?En qu¨¦ consist¨ªa esa conciencia? En parte en trabajar con dos objetivos: el bajo coste y la larga duraci¨®n. Pero tambi¨¦n en escuchar a los ni?os por encima de a los adultos. Los ni?os como medida del dise?o, el mobiliario alejado de las modas y reducido a su esencia, la transformaci¨®n que permite durar, la ¨¦tica en la fabricaci¨®n, estas eran las obsesiones de Mari, el nieto de un zapatero nacido en la Apulia que le leg¨® el nombre y la destreza en la artesan¨ªa.
Mari naci¨® en cambio en Cerano, en la provincia de Novara, y no estudi¨® dise?o, sino Bellas Artes en la Academia que esconden los bajos de la Pinacoteca de Brera. Fue all¨ª, en Mil¨¢n, donde comenz¨® a relacionar psicolog¨ªa con dise?o, percepci¨®n con narraci¨®n y as¨ª los aspectos sustanciales de su obra pasaron a ser m¨¢s te¨®ricos que f¨ªsicos. Corr¨ªa la d¨¦cada de 1950 cuando un empresario, Bruno Danese, crey¨® en ¨¦l. En 1957, comenz¨® a dise?ar jugando. Los 16 animales de madera, obtenidos ¨Dcomo si se tratara de un puzle¨D de una ¨²nica pieza de roble, se convirtieron a la vez en su primer proyecto y en un legado. Sostenible y educativo, es un juguete eterno. No desperdicia material. Ocupa poco espacio. Permite el juego, el cambio, la imaginaci¨®n. Fue en esa ¨¦poca cuando Mari comenz¨® a pensar en los ni?os. Sus libros infantiles, El huevo y la gallina o La manzana y la mariposa, aparecieron para divertir, educar y distraer a sus hijos Michelle y Agostina. A ¨¦l lo convirtieron en grafista. Los public¨® la editorial Bompiani. Y los escribi¨® a cuatro manos, junto a su primera mujer, Lela Mari.
Con ese bagaje comenz¨® su trayectoria como profesor, en la Scuola Umanitaria de Mil¨¢n. No dejar¨ªa de dar clase hasta su jubilaci¨®n. En realidad, educaba tambi¨¦n con lo que dise?aba.
Con todo, cuando lanz¨® su ensayo Proposta per un¡¯ Autoprogettazione fue criticado por pasarse al h¨¢galo usted mismo. Corr¨ªa el a?o 1974. Estaba a punto de lanzar su silla Sof Sof ¨Dque es poco m¨¢s que dos cojines con patas¨D. Radicalmente moderna, esa butaca es el fruto perfecto de una ideolog¨ªa igualitaria: su fabricaci¨®n requiere una industria poco desarrollada; sin embargo, y parad¨®jicamente, hoy se vende por m¨¢s de 1.000 euros. Algo parecido sucedi¨® con la silla de Autoproducci¨®n, en la que, adem¨¢s, el propio usuario ten¨ªa libertad para montar libremente el asiento. ?Cu¨¢nta libertad permite la industria? ?Qu¨¦ baremo existe por encima de la calidad y el precio apropiado? Ni reventar precios ni hacerlos inalcanzables. Un mueble sostenible dura porque es ¨²til. Esa utilidad lo convierte en parte de nuestra vida, explicaba Mari. Como dir¨ªa otro dise?ador eterno, Miguel Mil¨¢, el mejor dise?o acompa?a y no molesta. El precio debe hacer lo mismo: ser justo y no disuadir. No molestar, animar, ense?ar y hacer posible.
La muestra en el Design Museum de Londres puede visitarse hasta el 8 de septiembre.
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