Richard Ford y los lugares horribles
El premio Princesa de Asturias de las letras observa en sus dos ¨²ltimas novelas el miedo que dan los barrios ricos de Estados Unidos
Durante el mes de agosto, cada martes, un escritor no especializado en arquitectura ni urbanismo les va a hacer pensar sobre la manera de habitar el planeta, de fijarse en la arquitectura, de decidir qu¨¦ se construye y de convivir con lo construido. Empezamos por el agente inmobiliario m¨¢s famoso del planeta, Frank Bascombe, cuyas peripecias recorren cinco novelas de Richard Ford: El periodista deportivo, El d¨ªa de la independencia (Premio Pulitzer y Pen/Faulkner) y Acci¨®n de gracias a Francamente, Frank y la reciente S¨¦ m¨ªa (Anagrama).
Bascombe (Ford) parte de una premisa: ¡°No vendes una casa, vendes una vida¡±. Y a partir de ah¨ª analiza las ciudades, los cambiantes vecindarios donde se levantan las casas. ¡°Siempre es interesante saber qu¨¦ hace que los lugares sean horribles, ya que pueden serlo de muchas maneras, aunque eso uno lo percibe nada m¨¢s bajarse del autob¨²s. Nunca es la calidad del aire ni la congesti¨®n de coches y camiones, la diferencia de ingresos, la mezcla racial, el n¨²mero de parques, los kil¨®metros de carriles bici y senderos pavimentados para hacer footing, un paseo mar¨ªtimo desarrollado, el acceso al transporte p¨²blico o un pr¨®spero panorama art¨ªstico¡±.
?Qu¨¦ es entonces? ?Qu¨¦ convierte un lugar en amable u horrible?
¡°Una ciudad puede figurar este a?o en la lista de ¡®los mejores lugares para vivir y formar una familia¡¯ ¡ªjunto con Portland, Maine, Billings, Montana y Rochester¡ª y ser un desastre¡±, escribi¨® Richard Ford en Francamente, Frank (Anagrama), la novela en la que rend¨ªa cuentas a uno de sus personajes m¨¢s carism¨¢ticos: Frank Bascombe, un periodista deportivo convertido, a lo largo de cinco entregas, en agente inmobiliario.
Como observador de la vida que transcurre entre lo que lleva a alguien a comprar una casa y lo que le obliga a venderla, Bascombe habla de lugares horribles en ese libro. La novela es la cuarta entrega de la serie que Ford le ha dedicado a la observaci¨®n arquitect¨®nica del vecindario. El inter¨¦s del protagonista es, est¨¢ claro, inmobiliario. Y, precisamente por eso, est¨¢ tan ligado al urbanismo, como a la vida, al beneficio como al cambio y las costumbres de las personas.
Para Bascombe (Ford) lo que hace un lugar horrible: ¡°Tiene que ver con las calles vac¨ªas, con sem¨¢foros mortecinos como en un velatorio y con el n¨²mero total de solares donde se amontonan coches usados¡±. ¡°Se trata de si los edificios m¨¢s grandes son aparcamientos, de si hay un centro sat¨¦lite en las afueras, relegando el viejo centro a un barrio de chabolas. Se trata de la rapidez con que los nuevos proyectos para construir lofts cubren de asfalto los antiguos prados de vacas, de c¨®mo les va a los centros comerciales m¨¢s antiguos y de si los nuevos concesionarios de coches parecen pagodas Ming¡±. Ese es el juicio de Ford sobre lo horrible. Pero hay m¨¢s.
En su ¨²ltimo libro: S¨¦ m¨ªa (Anagrama) retrata el viaje de un Bascombe de 74 a?os ya, casi jubilado ¡ªesa condici¨®n contempor¨¢nea del casi¨D con su hijo Paul enfermo de ELA. Como en todo lo que escribe y describe Ford son los detalles los que cuentan la historia. No es un detalle peque?o, claro, que sea el padre quien cuide al hijo al final, cuando la vida parece ordenar lo contrario.
Padre e hijo est¨¢n en Rochester (Minnesota), donde Paul se est¨¢ tratando en la cl¨ªnica Mayo. Est¨¢n parados en la abarrotada ¡°milla comercial¡± de la ciudad. All¨ª nadie toca el claxon. ¡°Los habitantes de Minnesota son t¨ªmidos con su bocina, mientras que los de Jersey las consideramos instrumentos musicales¡±. Esa diferencia apuntada por Ford ?construye o destruye tambi¨¦n una ciudad? ?Decide si un lugar es horrible o amable?
Cuando a Paul le dan el alta, padre e hijo viajan sin perder el humor. Para eso hace falta no temer da?arse. Es decir, saberse querido. El humor de Paul (el de Ford) llega en este libro de nuevo a partir de la observaci¨®n de los lugares: ¡°El centro comercial es como un hospital donde lo normal es estar enfermo¡±. ¡°Ambos encajamos bien en un centro comercial. Aunque, como ocurre ahora en muchos lugares p¨²blicos ¡ªy por razones perfectamente justificables¡ª, tengo la sensaci¨®n de que alguien, desde alg¨²n lugar, puede estar a punto de dispararme¡±.
Dos escenas, dos miradas aparentemente livianas resumen mucho de lo que est¨¢ pasando en un pa¨ªs, Estados Unidos, donde, como en casi todo el resto del planeta, la rentabilidad econ¨®mica define la forma de las ciudades. Ese espacio de riqueza que necesita arrasar es, est¨¢ claro, un escenario amenazante. Inseguro. Ford lo cuenta con humor y sin cinismo en un libro, tal vez el ¨²ltimo de Frank Bascombe, en el que su inolvidable protagonista piensa en la felicidad y atraviesa medio pa¨ªs en una traves¨ªa que tambi¨¦n recorre la condici¨®n humana.
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