El toro de Madrid, ese misterio plagado de oscuridades
El proceso de compra y el trap¨ªo de las reses que se lidian en Las Ventas exigen un ejercicio de transparencia por parte de Plaza 1
El toro de Madrid, su presencia, su estampa, su trap¨ªo, se ha erigido por m¨¦ritos propios en un serio problema, envuelto en la secular ausencia de transparencia que caracteriza a la tauromaquia.
La realidad es tozuda y ha demostrado que la empresa de la plaza de Las Ventas, Plaza 1, dirigida por Rafael Garc¨ªa Garrido y Sim¨®n Casas, tiene graves dificultades para encontrar toros que respondan a la exigencia de la que todos llaman la primera plaza del mundo.
Pero lo que no est¨¢ nada claro es la raz¨®n del problema, por qu¨¦ es tan dif¨ªcil encontrar reses con el trap¨ªo apropiado.
Contaba Garc¨ªa Garrido en este mismo blog que el culpable es la pandemia, y alguna raz¨®n tendr¨¢, pero algo en el ambiente dice que no es toda la verdad.
La pasada Feria de San Isidro ha puesto de manifiesto que el toro de Madrid pertenece al pasado; se han lidiado corridas que en tiempos no muy lejanos ni siquiera se hubieran apartado en el campo para Madrid. Y pasaron sin apreturas el examen de los veterinarios y, c¨®mo no, el del nuevo p¨²blico mayoritario en la plaza.
La Feria de San Isidro puso de manifiesto que el toro de Madrid pertenece al pasado.
Y sigue argumentando el empresario que tal situaci¨®n se ha producido -la del aprobado- porque la autoridad ¡°no es ajena a este problema¡±.
El asunto no pinta bien. Da la impresi¨®n de que se est¨¢ ocultando algo, de que existe una directriz por parte de alguien para cambiar uno de los modos y costumbres que caracterizan desde hace a?os a la plaza de Madrid, cual es la estampa del toro.
Lo sucedido el pasado domingo, por ejemplo, ofrece suficientes motivos para la reflexi¨®n, cuando no para la sospecha y la desconfianza. Se anunciaron dos hierros, Los Bayones y El Vellosino. D¨ªas despu¨¦s, la empresa comunica que los primeros no podr¨¢n ser embarcados por razones sanitarias y que se examinar¨¢n tres toros de Las Ramblas. Finalmente, ni unos ni otros, sino dos de Lagunajanda y uno de Mart¨ªn Lorca, pero se devuelve a los corrales un toro titular de El Vellosino y es sustituido por otro de Las Ramblas. Y no acaba ah¨ª la historia: el periodista taurino Luis Miguel Parrado dec¨ªa en su cuenta de Twitter que cinco de los siete toros que saltaron al ruedo de Las Ventas hab¨ªan sido sobreros, y uno de ellos en la plaza de Bayona el a?o pasado.
Para mayor inri, uno de los siete, el tercero, del hierro de El Vellosino, Jaleante de nombre, con 557 kilos de peso, ten¨ªa una cara de novillo que debi¨® avergonzar a quien lo eligi¨®, a quien lo compr¨® y a quien lo aprob¨®.
No puede ser¡ Mejor, no debe ser.
No puede resultar extra?o, entonces, que se produzcan protestas aisladas (otro problema, que son aisladas) en la plaza que distorsionan la lidia, es verdad, y entorpecen la labor de los toreros. As¨ª le ocurri¨® el domingo a ?lvaro Lorenzo, al que le toc¨® en desgracia el tal Jaleante y su faena de muleta pas¨® desapercibida porque los escasos asistentes estaban m¨¢s atentos a las justificadas quejas de unos pocos que a la disposici¨®n del torero.
?No hay toros en el campo para Madrid? Es dif¨ªcil aceptar una negativa por respuesta. Y no solo por el alt¨ªsimo n¨²mero de hierros registrados en las distintas asociaciones de ganader¨ªas bravas de este pa¨ªs (350 en la Uni¨®n de Criadores y en torno a las 750 en las cuatro restantes), sino por el trap¨ªo que lucen algunas corridas en las llamadas ferias toristas y el de muchas reses que ganaderos de post¨ªn venden para los festejos populares porque las empresas taurinas los han borrado de sus agendas.
?Es un problema de precio, tal vez? Responde negativamente el empresario Garc¨ªa Garrido, e insiste que Madrid es la que mejor paga a los ganaderos.
Entonces, ?qu¨¦ sucede?
He aqu¨ª, una vez m¨¢s, el quid de la cuesti¨®n: el silencio, la ausencia de transparencia, la callada por respuesta, el socorrido y viejo recurso de aguantar el chaparr¨®n antes que dar explicaciones.
El baile de corrales del pasado domingo ofrece suficientes motivos para la reflexi¨®n, cuando no para la sospecha y la desconfianza.
Si no hay nada que ocultar, como argumenta una y otra vez el empresario vente?o, por qu¨¦ no sale al ruedo de los medios de comunicaci¨®n y cuenta de verdad el curso de las gestiones que realiza la empresa para la elecci¨®n y compra de los toros que se lidian; por qu¨¦ no confiesa las exigencias de toreros, apoderados y casas influyentes a la hora de anunciarse con tal o cual ganader¨ªa, por qu¨¦ unos hierros est¨¢n supuestamente vetados y otros lidian y lidian hasta la extenuaci¨®n.
El asunto merece, al menos, una explicaci¨®n. Y algo m¨¢s.
La explicaci¨®n se cimenta en que Madrid es la referencia taurina por excelencia para el resto del mundo. Si en esta plaza se aprueban y lidian toros como Jaleante, qu¨¦ no se lidiar¨¢ en cualquier plaza de segunda y tercera categor¨ªa. Si Las Ventas baja el list¨®n de la exigencia del trap¨ªo hasta niveles sonrojantes, el toro, como elemento fundamental de la tauromaquia, pierde protagonismo y prestigio, y sufre un injusto desdoro por la err¨®nea gesti¨®n de quienes est¨¢n llamados a respetar y promover su figura.
Y en ese compromiso est¨¢n implicados todos los taurinos, con la empresa Plaza 1 a la cabeza.
Y algo m¨¢s: el Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid tendr¨¢ algo que decir o hacer. A fin de cuentas, los empresarios de Las Ventas no son m¨¢s que los gestores temporales de un patrimonio cultural como es la plaza de Las Ventas, y el responsable primero de todo lo que en ella suceda es el Gobierno auton¨®mico.
Y otro responsable subsidiario: los cinco equipos gubernativos ejercientes en Madrid con sus respectivos presidentes a la cabeza. ?Han recibido alguna indicaci¨®n para que sean m¨¢s permisivos en los reconocimientos o se han puesto todos de acuerdo para acomodarse a las explicaciones/justificaciones que ofrece Plaza 1?
Sea como fuere, el toro de Madrid es un problema relevante, cuya soluci¨®n (transparencia, transparencia, transparencia¡) habr¨ªa que acometer antes de que se instale de manera definitiva un suced¨¢neo y salga gravemente perjudicada (ya lo est¨¢) la tauromaquia.
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