Cavilaciones en torno a la vuelta a los ruedos de Enrique Ponce
La decisi¨®n del torero plantea una cuesti¨®n fundamental: qu¨¦ aporta su presencia a una tauromaquia necesitada de una profunda renovaci¨®n
No ha sido una sorpresa el anuncio de la vuelta a los ruedos de Enrique Ponce, pero resulta sorprendente que vuelva a vestirse de luces despu¨¦s de su retirada en junio de 2021, y que lo haga tras la celebraci¨®n de las principales ferias.
La decisi¨®n de quien fue una primer¨ªsima figura del toreo da lugar a la pol¨¦mica sobre la oportunidad de verlo de nuevo en los carteles y el inter¨¦s que su presencia pueda despertar entre los aficionados.
Vaya por delante que Enrique Ponce tiene el derecho a tomar el camino que considere m¨¢s beneficioso para sus intereses, y si hay un empresario dispuesto a contratarlo, nada que objetar; y, es m¨¢s, si el p¨²blico pasa por la taquilla para verlo, miel sobre hojuelas.
Cuando colg¨® el traje de luces en junio de 2021 hac¨ªa tiempo que Ponce hab¨ªa dejado de interesar como primera figura
Pero ese es el negocio del empresario, que atisba una posibilidad de beneficio, y del propio torero, que hace caja besando alberos de escasa responsabilidad.
Cuesti¨®n diferente es la aportaci¨®n que la presencia de Ponce hace a la tauromaquia en estos momentos, necesitada de la renovaci¨®n de un escalaf¨®n cuajado de veteranos y la irrupci¨®n de caras nuevas que ilusionen a los tendidos.
Sin ¨¢nimo alguno de molestar, lo primero que habr¨ªa que recordar es la famosa an¨¦cdota atribuida a Juan Belmonte en la que se cuenta que, estando en Madrid, se le acerc¨® un torero retirado y le dijo: ¡®Maestro, que voy a volver¡¯, y el trianero le respondi¨®: ¡®?Te ha llamado alguien?¡¯
Que se sepa, a Ponce lo ha llamado el empresario Sim¨®n Casas, que le ha ofrecido la plaza de Nimes para que se reestrene en su ruedo el pr¨®ximo 17 de mayo. ?O acaso ha sido el torero valenciano el que ha llamado al taurino franc¨¦s?
Sea como fuere, lo cierto es que no hay un clamor entre los aficionados al toro que reclame la vuelta del torero. No lo hay. Cuando decidi¨® colgar el traje de luces hac¨ªa tiempo que Ponce hab¨ªa dejado de interesar como en sus mejores tiempos porque ¨¦l mismo hab¨ªa optado por la v¨ªa f¨¢cil del toro mec¨¢nico con el que se encontraba en una confortable zona de tranquilidad en su papel de experto enfermero.
Ya se sabe, adem¨¢s, que la vuelta de los toreros es un arma de doble filo; con raras excepciones, son legi¨®n los que vuelven a enfundarse el traje de luces y pasan por el escalaf¨®n sin pena ni gloria; quiz¨¢, no ser¨ªa este el caso de Ponce, que cuenta con alto predicamento en muchas plazas, pero cuidado con tentar a la suerte.
Bienvenido sea el torero; pero, si vuelve, que tenga el honor de merecer tan distinguido apelativo
Lo cierto es que la tauromaquia actual pide a gritos un rejuvenecimiento de los carteles, nuevos toreros con formas diferentes y capacidad para despertar ilusiones. Y los hay, claro que s¨ª; pero hay que darles paso y hacerles un hueco. (Por cierto, la reaparici¨®n de Ponce restar¨ªa puestos a otros toreros con el ansia de triunfo que el valenciano tuvo en sus inicios).
Por ¨²ltimo, ?alguien ha echado de menos a Ponce durante el tiempo que ha dedicado al descanso?
Parece que no. Sup¨®ngase, no obstante, que el torero precipit¨® su retirada por razones personales, y ahora siente la llamada de ratificar su condici¨®n de primera figura y el leg¨ªtimo deseo de jubilarse en olor de multitudes.
Si as¨ª es, que puede ser, que se anuncie en las Fallas, en la Feria de Abril despu¨¦s, cierre su admirable carrera con seis toros en San Isidro, y le tape la boca a todos los incr¨¦dulos, como este que escribe, que desconf¨ªan de sus intenciones.
Solo as¨ª pondr¨¢ un broche de oro a su larga y exitosa trayectoria como torero. Lo dem¨¢s huele a naftalina, sabe a rancio, y, una vez m¨¢s, ser¨¢ la demostraci¨®n de que los taurinos -en este caso, Enrique Ponce- solo pretenden obtener r¨¦dito econ¨®mico de su paso por esta profesi¨®n.
Bienvenido sea el torero. Pero, si vuelve, que tenga el honor de merecer tan distinguido apelativo.
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