¡®Recordando¡¯, las ¨²ltimas palabras in¨¦ditas de Jer¨®nimo Saavedra
El expresidente de Canarias, fallecido en noviembre, fue el gran impulsor del Festival Internacional de M¨²sica de Canarias (FIMC), cuya 40? edici¨®n le rendir¨¢ homenaje. Con motivo del aniversario, el pol¨ªtico leg¨® este texto p¨®stumo
Celebrar un aniversario significa recurrir al pasado y eso es lo que me lleva a indagar las razones por las que, a las pocas semanas de ser elegido Presidente del Gobierno de Canarias, se me ocurrio? crear un festival de mu?sica.
Creo que los que padecimos una larga dictadura, nacido yo quince di?as antes de su comienzo, teni?amos la necesidad de son?ar e imaginar una sociedad distinta. Desde la infancia, los suen?os se concretaban en mi? desarrollando mi intere?s por la mu?sica. Nuestras dos capitales provinciales manteni?an una digna tradicio?n con la Sociedad Filarmo?nica de Las Palmas de Gran Canaria y con la Orquesta de Ca?mara en Santa Cruz de Tenerife. Con su vocacio?n, a un nivel no profesional, eran una motivacio?n para los asistentes a sus conciertos que anhelaban ma?s.
El panorama nacional, en aquel momento, era mediocre y so?lo la aparicio?n del Grupo El Paso, los estrenos de Buero Vallejo y Alfonso Sastre, las composiciones de Cristo?bal Halffter y Luis De Pablo, nos animaban a los jo?venes inquietos a cruzar la frontera para conocer la democracia y la cultura que se renovaba. En artes pla?sticas, Picasso estaba prohibido y Miro? marginado. So?lo la imaginacio?n del Grupo El Paso nos abri?a las ventanas al arte abstracto.
Al iniciar mis estudios de doctorado de Derecho en la Universidad Complutense de Madrid, me aconsejaron ir a formarme a la Universidad de Colonia. Alla? fui dos veranos y, tres an?os despue?s, a Florencia. Ambas ciudades me aportaron un enorme enriquecimiento personal.
En septiembre de 1959, la radio pu?blica de Colonia ofreci?a un ciclo de programas bajo el ti?tulo ¡°Musik der Zeit¡± (Mu?sica del Tiempo), dedicados a la mu?sica contempora?nea. Asisti? fi?sicamente a uno de ellos donde se interpretaron obras de Cage, y Stockhausen estreno? ¡°Zyklus fur einen Schlagzeuger¡± (Ciclo para un percusionista). El programa lo completaba la poco conocida obra de Debussy ¡°Trois chansons de Bilitis¡± (Tres Canciones de Bilitis), con Madelaine Renaud como inte?rprete.
En la Rudolf Platz habi?a un bar al que iba por la noche porque acudi?an algunos inmigrantes espan?oles. Desde alli? regresaba solo hasta la residencia de estudiantes, en la calle Hans Sachs, y son?aba que me gustari?a una vida musical asi? en mi tierra. Combinari?a o?pera con conciertos, mu?sica de ca?mara y zarzuelas, a lo largo de todo el an?o. Pensaba como si fuera un empresario. El poli?tico en esos an?os no existi?a.
Florencia fue au?n ma?s decisiva en el desarrollo de este embrio?n so?lo en un an?o de estancia. Alli? disfrute? de su festival, que es el segundo en antigu?edad de Europa: Il Maggio Musicale Fiorentino. Desde alli?, en agosto de 1963, asisti? a mi primer Festival de Salzburgo, el decano de todos creado en 1920.
La democracia recuperada animo? a los dos cabildos islen?os a profundizar los actuales ajustes capitalinos a nivel nacional. El ministro de cultura Javier Solana me informa que tiene un plan de auditorios y que uno seri?a el actual de Las Palmas de Gran Canaria. Le comunique? al entonces alcalde Juan Rodri?guez Doreste que buscara solar. Simulta?neamente se aprueba el Estatuto de Autonomi?a de 1982 y soy elegido presidente del Gobierno de Canarias.
Creo que fue en oton?o de 1983 cuando tome? la decisio?n de crear un festival de mu?sica en los meses de invierno, en los que no habi?a ningu?n otro que pudiera competir. Para su puesta en marcha disponi?a de la persona ido?nea: Rafael Nebot. Nos habi?amos conocido en La Laguna, donde yo acababa de incorporarme a su Universidad, en una charla que di sobre Mahler en el Colegio Mayor San Agusti?n donde e?l residi?a. Siempre mantuvimos una entran?able y excelente amistad.
Lo convoque? y le dije que habi?a que crear un festival de categori?a, sin copiar a nadie y que deberi?a celebrarse en los primeros meses del an?o de 1985 y que debi?a suponer un atractivo para el turismo y no so?lo el de sol y playa.
Asi? nos aproximamos al final de un largo embarazo son?ado en dos ciudades europeas. No me corresponde hacer un balance de estos cuarenta an?os. Si?, confesar que he actuado como muchos paisanos a lo largo de nuestra historia de seres insulares.
Necesitamos salir, aprender, observar, dialogar, experimentar, perfeccionarnos para, en el momento adecuado, volver y ponernos a disposicio?n del comu?n.
La visi¨®n del maestro de ceremonias
?l tendr¨ªa que haber sido uno de los protagonistas de esta 40? edici¨®n. Su figura, tal como planeamos, iba a ser central. Particip¨® activamente en la elaboraci¨®n de un libro especial con motivo del aniversario y s¨¦ que se sent¨ªa muy orgulloso y feliz de estos ¡°primeros¡± cuarenta a?os. Consigui¨® su ilusi¨®n: ofrecer a los canarios y canarias los grandes conciertos a los que ¨¦l tuvo la oportunidad de asistir por Europa, con las mejores formaciones orquestales, solistas y directores. Su fallecimiento, a final de noviembre, nos sorprendi¨® a todos. Una mala noticia del todo inesperada. Pero estamos dando pasos para que ese homenaje que ahora le ofreceremos se establezca de manera permanente en el Festival Internacional de M¨²sica de Canarias, sobre todo, a partir de la 41? edici¨®n del festival en 2025.