Cuando un columpio se balancea solitario: la ¡®saudade¡¯ de Jo?o Gilberto
La m¨²sica y la vida ermita?a de uno de los padres de la ¡®bossa nova¡¯ representaban mejor que nada ese estado de a?oranza oscilante
Dicen que la saudade es la presencia de la ausencia. Algo tan complicado como vivir permanentemente en una nebulosa de a?oranza oscilante. Un columpio que se balancea solitario dentro de uno. En espa?ol, podr¨ªa traducirse por nostalgia o melancol¨ªa, pero conviene no encajar a esta bella palabra del portugu¨¦s ninguna literalidad de otro idioma. Descartar cualquier traducci¨®n exacta posible. Porque saudade es una palabra encendida, de inmensa carga po¨¦tica, con su intransferible personalidad.
Si alguna vez hubiese que definir a la saudade, quiz¨¢ la mejor forma sea dejarla sonar a trav¨¦s de la m¨²sica de Jo?o Gilberto, uno de los padres de la bossa nova. Su sonido tenue y c¨¢lido es una expresi¨®n perfecta para entender esta suspensi¨®n del esp¨ªritu, ese estado emocional fuera de toda l¨®gica.
Acaba de publicarse en plataformas de streaming Live at Umbria Jazz, un ¨¢lbum editado originalmente en 2002 en Brasil y registrado en julio de 1996 en el Teatro Morlacchi de Perugia, en Italia. Como tant¨ªsimas cosas en estos tiempos l¨ªquidos, un disco m¨¢s que acabar¨¢ perdi¨¦ndose en la sobreinformaci¨®n vital. Sucede todas las semanas: casi nada permanece, ni siquiera las informaciones que parec¨ªan urgentes e important¨ªsimas. Este disco, m¨¢s bien, se puede afirmar sin miedo a equivocarse que ni siquiera sobresaldr¨¢ entre los rese?ables. Es una pena, aunque tampoco importa.
Live at Umbria Jazz es un directo de Jo?o Gilberto de una profunda intimidad, pero a su vez es una gran excusa para sentir viva la saudade de este m¨²sico exquisito. Su guitarra es delicada mientras esa voz de atardecer perpetuo canta cada frase como si fuera susurrada al o¨ªdo. Porque, como dec¨ªa Caetano Veloso, uno de sus m¨¢s importantes disc¨ªpulos: ¡°Mejor que el silencio solo Jo?o¡±.
Jo?o muri¨® en julio de 2019, pero, de alguna manera, es como si hubiese estado muerto mucho tiempo atr¨¢s. Este artista imprescindible para la cultura brasile?a, un verdadero creador de primer nivel para la m¨²sica popular contempor¨¢nea, llev¨® una existencia tan particular y extraordinaria como sus canciones evocadoras. Durante lustros, vivi¨® desaparecido de la fama, pero a¨²n m¨¢s asombroso: de la propia vida social. Como un J.D. Salinger de la m¨²sica, el brasile?o no quiso saber nada del mundo exterior, m¨¢s all¨¢ de su cotidiana y ermita?a vida, sin apenas contactos con sus hijas y su exmujer y alg¨²n viejo amigo, pero muy lejos tan lejos, como si estuviese fallecido, de la far¨¢ndula musical.
El documental ?D¨®nde est¨¢s, Jo?o Gilberto? cuenta esta desaparici¨®n del icono brasile?o. Dirigido por el alem¨¢n Georges Gachot, quien ya hab¨ªa filmado tres pel¨ªculas sobre la m¨²sica brasile?a, el filme se adentra en el misterioso caso de Gilberto. Y lo hace despu¨¦s de que Garchot leyese el libro del escritor Marc Fisher, quien document¨® sus intentos desesperados por localizar a Gilberto en Hobalala y acab¨® suicid¨¢ndose una semana antes de la publicaci¨®n del libro. Como una historia de detectives, el documental transita por R¨ªo de Janeiro mientras la sombra alargada de Gilberto planea a cada paso. Una investigaci¨®n a la b¨²squeda del m¨²sico desaparecido, del hombre que huye de su historia. Viv¨ªa recluido en un piso de alquiler en R¨ªo de Janeiro. Siempre hab¨ªa luz en su ventana. Le gustaba dormir de d¨ªa y llamar por tel¨¦fono a la gente m¨¢s cercana, con la que, a veces, pod¨ªa estar hablando por tel¨¦fono durante horas. Era una de sus obsesiones, como la comida china que encargaba en un restaurante o conducir de noche, sin necesidad de bajarse del coche.
Dicen que Gilberto odiaba y amaba tanto a la gente que no pod¨ªa soportarla. Quiz¨¢ es parte del conflicto existencial que marc¨® su car¨¢cter huidizo, su reclusi¨®n definitiva, tan larga como esas notas que quedaban suspendidas en el aire cuando tocaba en directo. La investigaci¨®n del documental juega con la idea de que el m¨²sico aceptar¨ªa tocar su guitarra sin ser visto en una habitaci¨®n de hotel, casi a modo de prueba de vida. Sin embargo, la ¨²nica verdad es que la ¨²ltima vez que se supo de ¨¦l fue en su muerte.
Saudade: presencia de la ausencia. Como su m¨²sica, la vida de Gilberto fue una saudade permanente. Hab¨ªa un despojamiento existencial, que casi se podr¨ªa decir que era consciente, como dejando escurrir todo el ruido mundanal que nos convierte en seres mec¨¢nicos, de un engranaje planificado socialmente. Consciente o no, era un despojamiento real, que se refugiaba en pliegues de la memoria, que encontraba en el presente recovecos de una cierta tristeza extra?a. Un anhelo del que, en la mayor¨ªa de las ocasiones, es imposible desprenderse, como de la m¨²sica de Jo?o Gilberto, que se cuela por los huesos hasta impregnarlos de su belleza doliente.
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