Federico Garc¨ªa Lorca, m¨²sico antes que poeta, el genio tambi¨¦n en flamenco y folclore
Una faceta del granadino no muy conocida es la de gran pianista y conocedor de la m¨²sica andaluza, que elev¨® con su visi¨®n y ayud¨® a definir el duende
El genio de Federico Garc¨ªa Lorca es tan grande que, m¨¢s de un siglo despu¨¦s, todav¨ªa resuena en la cultura popular con fuerza de mares bravos. No se agota. Al contrario, no para de crecer. Est¨¢ el genio del poeta, autor de Poema del cante jondo, Romancero gitano o Poeta en Nueva York. Y el genio del dramaturgo, autor de Bodas de sangre, Yerma o La casa de Bernarda Alba. Sin embargo, poco se suele hablar del genio del m¨²sico y folclorista. O, al menos, no se destaca tanto ante su imbatible e influyente obra l¨ªrica y teatral.
Conviene recordarlo: antes que poeta, Lorca fue m¨²sico. ¡°Ante todo soy m¨²sico¡±, afirm¨® en una entrevista. ¡°Soy el loquito de las canciones¡±, dijo en otra. Su formaci¨®n musical lleg¨® antes que cualquier otra, pero, sobre todo, su pasi¨®n por la m¨²sica palpit¨® a edad temprana y marc¨® su vida entera, incluida su concepci¨®n de la poes¨ªa. La musicalidad de la l¨ªrica de Lorca fue su se?a de identidad, tal y como se vio ya en algunos de sus primeros libros como Primeras canciones y Canciones. En ellos se recogen composiciones breves que responden en muchos casos a estructuras po¨¦ticas de la canci¨®n popular. Los elementos de la m¨²sica folcl¨®rica atraviesan su poes¨ªa hasta encontrar su m¨¢ximo esplendor en Romancero gitano y Poema del cante jondo.
Lorca siempre estuvo agradecido a uno de sus grandes maestros: Antonio Segura. Este pianista granadino fue su profesor de piano cuando la familia Lorca se traslad¨® de Fuente Vaqueros a Granada. Seg¨²n el poeta, Segura fue quien le introdujo en ¡°la ciencia folcl¨®rica¡±. Lorca, que admiraba profundamente a Beethoven, ten¨ªa cualidades extraordinarias para la m¨²sica, es decir, un magn¨ªfico o¨ªdo y una destreza maravillosa al piano. Aparte, gracias a Segura y a su propio instinto, am¨® desde muy joven todo el folclore que le llegaba de las nodrizas que formaban parte de su casa y contaban cuentos y cantaban canciones de cuna y romances. De todo ello, Lorca sali¨® un ser musical. Maravillosamente musical. Hasta el punto de que en la Residencia de Estudiantes de Madrid cautiv¨® a todos cuando se pon¨ªa al piano, m¨¢s incluso que con sus poemas.
Decir Lorca es, por tanto, decir tambi¨¦n m¨²sica. Es algo que estos d¨ªas se puede ver en una estupenda obra teatral, Federico Garc¨ªa, dirigida e interpretada por Pep Tosar en el Teatro Pav¨®n de Madrid. En ella, se demuestra que la mejor manera de explicar a Lorca es usando elementos narrativos como la guitarra flamenca, el cante o el baile. Es el poeta del ritmo y tambi¨¦n el duende que alumbra a la m¨²sica. El hilo de admiradores musicales, que han tirado de Lorca para sus creaciones, es largu¨ªsimo y parece no tener fin: Camar¨®n, Paco de Luc¨ªa, Enrique Morente, Lole y Manuel, Carlos Cano, Leonard Cohen, Patti Smith, Ben Sidran, Ana Bel¨¦n, Lagartija Nick, Los Planetas¡ Y, con todo, no se trata de ver esa relaci¨®n irrompible entre Lorca y la m¨²sica, sino en resaltar su universo musical, su aportaci¨®n a la m¨²sica popular espa?ola.
Lorca tambi¨¦n tuvo en Manuel de Falla a otro maestro y amigo. Su encuentro con ¨¦l en 1920 le marc¨®. Qued¨® fascinado con Falla y aprendi¨® m¨¢s sobre cante jondo y folclore andaluz. Con ¨¦l celebr¨® el Concurso de Cante Jondo en Granada, una cruzada que tuvo la virtud de elevar el cante jondo y, en general, toda la m¨²sica popular andaluza, a categor¨ªa cultural indiscutible, alejada de los t¨®picos. Este concurso es hist¨®rico y de un valor a¨²n incalculable para el flamenco. En el caso de Falla, principal impulsor del concurso, la influencia del cante jondo comenz¨® a partir de El amor brujo (1914-1915) y continu¨® en sus obras posteriores, como el Concerto, la Fantas¨ªa B¨¦tica (1919) o El retablo de Maese Pedro (1923). Para el Concurso, Falla public¨® un folleto con su teor¨ªa del cante jondo en el que afirmaba que el primitivismo y orientalismo eran corrientes culturales de lo jondo y reconoc¨ªa su influencia sobre compositores contempor¨¢neos de otras naciones como Rusia (Rimsky-K¨®rsakov, Aleksandr Borodin, Mili Bal¨¢kirev y Mija¨ªl Glinka) o Francia, con Claude Debussy como abanderado.
Lorca tom¨® buena nota de la sabidur¨ªa de Falla y llev¨® m¨¢s lejos sus teor¨ªas en tres fant¨¢sticas conferencias: Arquitectura del cante jondo, Canciones de cuna espa?olas y Juego y teor¨ªa del duende. Hay un librito donde se recogen estas tres conferencias sobre m¨²sica llamado Donde se hiela el tiempo (editorial Continta me tienes), que nos muestra c¨®mo el artista granadino era un gran conocedor de la m¨²sica andaluza, que la eleva desarrollando una prosa radicalmente po¨¦tica para hablar del duende y del folclore. De hecho, ¨¦l defini¨® mejor que nadie el duende. Y como se?al¨® el poeta Jorge Guill¨¦n: ¡°La memoria de Lorca es el m¨¢s rico tesoro de la canci¨®n popular andaluza¡±.
Lorca te¨®rico musical y memoria, pero tambi¨¦n m¨²sico con halo, que se encargaba de muchas de las selecciones musicales que se interpretaban en sus montajes con el grupo de teatro universitario La Barraca. De hecho, cuando estuvo en Nueva York en 1929, engatus¨® a todos cuando tocaba el piano en las fiestas de Harlem. Su fascinaci¨®n por ¡°lo negro¡± ven¨ªa tambi¨¦n de la ¨¦poca gloriosa que viv¨ªa el jazz y por encontrar v¨ªnculos humanos y pulsiones art¨ªsticas entre marginados, es decir, entre los gitanos y los negros. Incluso en el caso del poeta tambi¨¦n est¨¢ marginaci¨®n resid¨ªa en su condici¨®n de homosexual. En Nueva York, Lorca fue al Cotton Club y entendi¨® que el jazz ten¨ªa mucho que ver con el flamenco. El duende y el swing estaban ligados. Se tiene o no se tiene y no se puede explicar.
Quiz¨¢ el trabajo m¨¢s importante como resultado de tanta pasi¨®n y conocimiento musicales se situ¨® en la serie de Canciones populares espa?olas. En esta grabaci¨®n, editada en 1931 en el sello La Voz de su Amo junto con la bailaora y cantaora Encarnaci¨®n L¨®pez J¨²lvez, La Argentinita, parti¨® de diferentes ejemplos armonizados por el propio granadino, en algunos casos con ayuda de compositores amigos suyos. Estas grabaciones, que incluyen Anda jaleo, Nana de Sevilla o En el caf¨¦ de Chinitas, transmiten un glorioso sabor de calle, arrabales y caf¨¦s de lumbre noct¨¢mbula.
Si los fascistas no le hubiesen fusilado en 1936, hubiese sido fabuloso saber hasta d¨®nde podr¨ªa haber llegado con su talento y pasi¨®n musicales. Por suerte para el arte, el nombre de Federico Garc¨ªa Lorca no deja de brillar en nuestros d¨ªas. Es poeta y dramaturgo universal. Y hay que a?adir: m¨²sico universal.
Babelia
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