La cient¨ªfica humanista que planta cara al c¨¢ncer
La directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncol¨®gicas (CNIO), una eminencia en la investigaci¨®n contra el c¨¢ncer y las enfermedades derivadas del envejecimiento celular, suma a su curiosidad cient¨ªfica un inter¨¦s hondo por las artes, la m¨²sica, la literatura o la observaci¨®n de aves. Su visi¨®n humanista del conocimiento se refleja en la gesti¨®n de la instituci¨®n que dirige, con proyectos como CNIO Arte o la Oficina de la Mujer en la Ciencia
?Por qu¨¦ morimos? ?Es inevitable envejecer? ?Podemos curar todas las enfermedades? Imaginen una ni?a haci¨¦ndose esas preguntas en el aula de una escuela rural de la pedan¨ªa alicantina de Verdeg¨¤s, incordiada por la necesidad imperiosa de obtener tan joven respuestas tan trascendentales. Mar¨ªa Blasco (Alicante, 1965), que fue una vez aquella ni?a, cuenta que consider¨® la posibilidad de hacerse periodista: indagar en los porqu¨¦s y explic¨¢rselos a otros. Pero, durante una charla en COU ¡ªequivalente al segundo curso de Bachillerato de hoy¡ª, descubri¨® la ingenier¨ªa gen¨¦tica, ¡°cortar y pegar genes¡±, y le pareci¨® que comprender aquello deb¨ªa ser lo m¨¢s parecido a ¡°entender la vida¡±. Ah¨ª naci¨® su vocaci¨®n definitiva. Su carrera como cient¨ªfica, que la llev¨® a ser disc¨ªpula de Margarita Salas, a compartir laboratorio en los noventa con Carol Greider, ganadora del premio Nobel en 2009. Sus investigaciones en el campo de la biolog¨ªa molecular, centradas en el estudio sobre los tel¨®meros y la telomerasa, han resultado en m¨¢s de 200 art¨ªculos publicados en revistas como Science o Nature. Un trabajo que compone el esbozo del mapa hacia un futuro m¨¢s esperanzador: uno donde el c¨¢ncer sea una enfermedad erradicada y donde vivamos m¨¢s tiempo m¨¢s sanos¡ Blasco desentra?a, en esta entrevista para el proyecto Talento a bordo de Iberia, su particular y humanista visi¨®n sobre la ciencia.
Pregunta: Antes de nada, para profanos, ?qu¨¦ son los tel¨®meros?
Respuesta: Si nuestro material gen¨¦tico fueran los cordones de un zapato, los tel¨®meros ser¨ªan los herretes, ese tope de pl¨¢stico o metal que los protege de que se deshilachen.
P: Y ?por qu¨¦ son tan importantes?
R: El origen de muchas enfermedades se debe a una degradaci¨®n celular. Si logr¨¢ramos restaurar los tel¨®meros, ese da?o podr¨ªa retrasarse o evitarse. Con estas terapias gen¨¦ticas podr¨ªamos plantar cara a enfermedades degenerativas como la fibrosis pulmonar y la renal o la anemia apl¨¢sica. Y tambi¨¦n juegan un papel importante contra el c¨¢ncer: con f¨¢rmacos capaces de destruir los tel¨®meros de las c¨¦lulas cancer¨ªgenas, ser¨ªamos capaces de frenar su expansi¨®n y de volver a esas c¨¦lulas vulnerables, para poder acabar con ellas.
En 1993, cuando Blasco comenzaba a estudiar los tel¨®meros en los laboratorios Cold Spring Harbor, en Nueva York, todav¨ªa eran un saber incipiente. Hoy son mucho m¨¢s que un camino prometedor hacia ese porvenir que persigue Blasco. De hecho, la bi¨®loga molecular cofund¨® Telomere Therapeutics, una compa?¨ªa que se dedica ya a desarrollar tratamientos gen¨¦ticos basados en estos mecanismos moleculares del envejecimiento. A hacer realidad el futuro. Es tanto el potencial de esta ciencia, que Blasco considera igualmente su responsabilidad divulgarlo, hac¨¦rselo saber al p¨²blico para, quiz¨¢, espolear tambi¨¦n alguna vocaci¨®n. Una labor a la que tambi¨¦n entrega buena porci¨®n de su agenda: charlas, ponencias, art¨ªculos de prensa y hasta libros.
P. Ha publicado un libro titulado ¡®Morir joven, a los 140¡ä, en el que explica que combatir el envejecimiento puede ser la manera de evitar el c¨¢ncer o el alzh¨¦imer. ?Es la reivindicaci¨®n de una visi¨®n optimista del futuro de la humanidad?
R. Una sociedad donde la gente contin¨²a muriendo de forma prematura por enfermedades, en la que no hemos desterrado ese sufrimiento, no puede ser considerada del todo una sociedad avanzada. Podemos aspirar a que llegue el d¨ªa en que sepamos curar todas las enfermedades. S¨ª, soy optimista.
P. ?A pesar de las amenazas que parecen cernirse en el horizonte? Crisis clim¨¢tica, deshielo de los polos¡
R. El otro d¨ªa le¨ªa en el New York Times que estamos a punto de llegar al pico m¨¢ximo de poblaci¨®n mundial. Somos unos 8.000 millones, se calcula que alcanzaremos los 10.000 en torno a 2085. Y, desde ah¨ª, la estimaci¨®n es que en tres siglos la poblaci¨®n decaiga hasta unos 2.000 millones. Incluso en ?frica se han estabilizado los nacimientos ya. Es decir: si somos capaces de hacer que el planeta aguante un poco m¨¢s, si tomamos las medidas adecuadas para que la contaminaci¨®n y el cambio clim¨¢tico no impidan que la Tierra llegue a doblar la curva, estaremos a salvo para que nuestros nietos vean ese d¨ªa.
No solamente cita el peri¨®dico neoyorkino como su diario de cabecera. Todav¨ªa, dice, se siente un poco de all¨¢, cuando con frecuencia regresa a Nueva York. Ese per¨ªodo entre 1993 y 1997, fecha en que decidi¨® instalarse en Madrid, demarca el territorio de su educaci¨®n sentimental: sus vivencias en un entorno de exigencia absoluta pero en un campus donde era com¨²n que los cient¨ªficos, sus compa?eros, visitaran los museos de arte contempor¨¢neo; donde una mel¨®mana como ella se encontr¨® en su salsa.
P. ?C¨®mo fue disfrutar de la efervescencia de aquel Nueva York?
R. Los noventa fueron un tiempo de revoluci¨®n musical. Recuerdo haber visto los primeros conciertos all¨ª de P. J. Harvey en un teatro a rebosar. En el laboratorio, cada d¨ªa pinchaba un compa?ero: ced¨¦s de Patti Smith, Nirvana¡ Tambi¨¦n sol¨ªa acudir a conciertos en el Carnegie Hall, escuchaba m¨²sica cl¨¢sica, ¨®pera¡ Era una rutina competitiva, con los mejores investigadores del mundo trabajando a tu lado, pero siempre encontraba hueco para la m¨²sica o para visitar el MoMA, el MET¡
MI DEFINICI?N
El talento es la capacidad de ver m¨¢s all¨¢ de lo conocido, y el deseo de adentrarse en ese mundo ignoto
P. Le cost¨® decidir entre ciencias y letras. ?Por qu¨¦ todav¨ªa hay quien cree que son conocimientos casi contrapuestos?
R. A Margarita Salas le encantaba el arte. Y dec¨ªa Susan Sontag en sus diarios que cada mes podr¨ªa crearse un movimiento art¨ªstico nuevo solo con leer Scientific American: el arte y la ciencia son maneras distintas pero complementarias de imaginar lo inimaginado, de hacerse preguntas trascendentes. Ambas implican creatividad. La metodolog¨ªa es diferente, pero se trata de una ambici¨®n parecida.
P. ?Qu¨¦ obra de arte dir¨ªa que identifica mejor con su investigaci¨®n cient¨ªfica?
R. [Piensa su respuesta]. Dir¨¦ dos: una del artista de Landart Dennis Oppenheim y otra de Goya. La de Oppenheim es una instalaci¨®n que se exhibi¨® en el Reina Sof¨ªa. Se titula precisamente Aging (en espa?ol, Envejecimiento). Consiste en unas bombillas que, con el calor, van desgastando unas figuritas de cera. Ese es el papel de los tel¨®meros en el envejecimiento. Y, en el Museo del Prado, hay una obra de Goya, un fresco de la Quinta del Sordo, al sur de Madrid, que representa a las tres parcas: la que hila ¡ªpara m¨ª el hilo de la vida es la mol¨¦cula de ADN con sus tel¨®meros¡ª; la que mide el hilo, a la que Goya pinta con una lupa ¡ªqu¨¦ curioso, qu¨¦ intuici¨®n, ya que los tel¨®meros no se observan a simple vista¡ª; y, por ¨²ltimo, la parca que corta el hilo invisible.
¡°Para resolver muchos problemas tienes que ser capaz de mirarlos de reojo. Lo que significa que tambi¨¦n hay que cultivar la intuici¨®n y no tener miedo a lo desconocido¡±
Mar¨ªa Blasco, en su despacho del CNIO Foto: GORKA LEJARCEGI
¡°Como dec¨ªa Pasteur, la suerte suele beneficiar a los que est¨¢n m¨¢s preparados. Sea lo que sea lo que quieres hacer: prep¨¢rate¡±
Blasco, con la obra de CNIO Arte de Amparo Garrido. Foto: SAMUEL S?NCHEZ
¡°De peque?a, quer¨ªa ser cient¨ªfica o periodista. Al final, creo que he podido conjugar un poco las dos cosas. ?No hay conocimientos estancos!¡±
Glaciar noruego de Tunabreen, en Svalbard. Mar¨ªa Blasco public¨® este verano un diario de su viaje cient¨ªfico al ?rtico en EL PA?S. Es colaboradora habitual de varios medios. Foto: A. SERRANO
Blasco es vocal del Real Patronato del Museo del Prado. Su afici¨®n por el arte es tal que, igual que el CERN (Organizaci¨®n Europea para la Investigaci¨®n Nuclear, por sus siglas en ingl¨¦s) ten¨ªa su programa art¨ªstico, quiso impulsar CNIO Arte, un proyecto en el que cada a?o un artista, codo a codo con un cient¨ªfico y bas¨¢ndose en el campo de la ciencia al que se dediquen sus estudios, genera una obra nueva. En sus siete ediciones han participado nombres como Eva Lootz, Daniel Canogar, Chema Madoz o Amparo Garrido. Un ¨¦xito que emociona a una Blasco que a¨²n tiene tiempo para ir a?adiendo al amplio cat¨¢logo de sus saberes y pasiones nuevos gustos y pasatiempos...
P. ?C¨®mo le dio por la observaci¨®n de aves?
R. Me encanta la naturaleza. Y, veraneando en Tarifa (C¨¢diz), zona de migraci¨®n de aves, a trav¨¦s de una colega artista que trabaj¨® en un proyecto sobre p¨¢jaros, me empec¨¦ a interesar por ellos y qued¨¦ fascinada. Me hice pajarera. He estado en muchos sitios para avistarlos: en la albufera de Valencia, en el Tajo, en la Camarga francesa¡ Nunca miramos hacia arriba, y quiz¨¢ sea en el cielo donde menos da?o hemos causado a la biodiversidad los seres humanos. No s¨¦, creo que, como se?alaba tambi¨¦n el New York Times, fomentar el pajareo puede generar sensibilidad hacia el medioambiente: es m¨¢s dif¨ªcil destruir aquello que se aprecia.
P. Y qu¨¦ me dice de otra de sus luchas personales, ?es tambi¨¦n optimista al respecto a la igualdad y los techos de cristal de las mujeres en la ciencia?
R. En el CNIO tenemos desde 2012 una oficina de la mujer. Hemos hecho cambios estructurales importantes. Por ejemplo, una jornada de entrada y salida flexible. Antes no era as¨ª, la jornada era partida y complicaba a quienes estaban al cuidado de ni?os o mayores. Eso ha desaparecido. Tambi¨¦n implementamos el teletrabajo, cofinanciamos la guarder¨ªa y son impensables las reuniones pasadas las cinco de la tarde. Toda una serie de pol¨ªticas destinadas no solo a poder conciliar: a que puedan hacer lo que quieran, en el fondo. Porque, ?acaso no se trata de eso? Todos necesitamos tiempo que emplear en lo que verdaderamente deseamos para ser felices.
El talento de la humanista¡
¡°A todos los cient¨ªficos que conozco les gusta el arte¡±, afirma Blasco. Hay que estimular la imaginaci¨®n y hacerse preguntas para comprender el mundo: ¡°intentar observar juntas las partes de un todo¡±, da igual por qu¨¦ v¨ªa.
¡y el talento de la cient¨ªfica
¡°C¨¢ncer es una palabra tan terrible como imprecisa¡±, dice, porque se trata de un millar de enfermedades distintas. Pero la soluci¨®n de todas pasa por la innovaci¨®n en ciencia. Por eso, como antes hiciera su maestra Margarita Salas, Blasco intenta fomentar el acercamiento de los j¨®venes a la ciencia. El CNIO invita a adolescentes de institutos a que prueben la investigaci¨®n para animar a que se dediquen a ello.