Un retiro activo en el interior de Asturias
Cangas del Narcea se desprende emocionalmente de la miner¨ªa y se abre a lo que viene apoyado en sus profundos valles y el especial¨ªsimo bosque de Muniellos, en el resurgir de su vino y en un monasterio, el de Corias, reconvertido en parador
Con el oso pardo a salvo, los lugare?os son ahora quienes est¨¢n en peligro de extinci¨®n en el suroccidente asturiano. Cangas del Narcea, el concejo m¨¢s grande del Principado, se aferra al ecoturismo y al sector agropecuario como la ¨²ltima oportunidad para paliar el desplome de poblaci¨®n, y de actividad econ¨®mica y social, tras el declive de la miner¨ªa en los noventa. La regi¨®n, sumida en valles fluviales tan imponentes como remotos, ha convertido el ancestral aislamiento en el mayor atractivo de la zona. El viajero llega y se siente pionero, como si fuera un explorador de algo nuevo, y lo cuenta. No hay mejor difusi¨®n. A esta apuesta han contribuido el resurgir del vino de la zona, que por escaso y particular resulta tan distinguido como los 300 osos que pueblan el Parque Natural de Fuentes del Narcea, Dega?a e Ibias; tambi¨¦n la mayor formaci¨®n de los gu¨ªas que conducen al visitante por la reserva natural integral de Muniellos porque han entendido que no vale solo con mostrar sino que hay que ense?ar; y la apertura del parador de Corias en 2013, un monasterio del siglo XI rehabilitado que ejerce de mediador entre el que llega y los que le esperan.
El parador y su comarca
Uno de los que esperan la llegada de estos turistas caracterizados m¨¢s por levantarse pronto que por acostarse tarde es Javier Marcos, propietario de la sidrer¨ªa Narcea (a dos kil¨®metros de Corias, en la villa de Cangas del Narcea). Marcos, que no entr¨® en la mina porque le disuadi¨® un familiar, reconoce que el influjo del parador es tan grande que incluso hace coincidir las vacaciones de su personal con el cierre del hotel en febrero. ¡°Cuando se anunci¨® que iba a abrir gener¨® suspicacias. Luego se ha demostrado que incluso las casas rurales existentes se han beneficiado de la mayor llegada de turistas¡±, afirma mientras descarga del coche una caja de guisantes que trae de su huerta, un entrante suculento para dar paso a la rosada ternera asturiana cocinada a la piedra que sirven en la sidrer¨ªa.
¡°El parador ha dado mucha vida¡±, afirma ataviado con un polo azul y la cruz de la victoria en el pecho. Pero a¨²n no es suficiente. La poblaci¨®n del concejo de Cangas del Narcea ha descendido de manera ininterrumpida desde 1990 (20.504 habitantes) hasta 2020 (12.124), seg¨²n el INE. La hija de Marcos, que estudi¨® Turismo, trabaj¨® un tiempo en el parador de Corias y ahora est¨¢ en la recepci¨®n del de Mux¨ªa (A Coru?a). ¡°Todos sus amigos se fueron del pueblo y viven en Oviedo. La vacunaci¨®n fue rapid¨ªsima en la franja de los m¨¢s j¨®venes, son muy pocos¡±, a?ade. El potencial de atracci¨®n del monasterio de Corias ¨Ccuyos clientes proceden en un 60% de Asturias y los extranjeros no alcanzan el 5%¨C y del resto de alojamientos rurales a¨²n es grande. Y, por consiguiente, el futuro desarrollo de m¨¢s negocios ligados a este turismo amable.
DENTRO DEL PARADOR
La relaci¨®n del parador con Cangas se concreta a trav¨¦s de los empleos directos e indirectos que genera y, de una manera m¨¢s emocional, mediante la organizaci¨®n de actividades para los lugare?os. Daniel Gonz¨¢lez, su director desde 2018, asegura que la vocaci¨®n es acercar el monasterio a la gente. Organiza visitas teatralizadas, cuentacuentos para ni?os, conciertos gratuitos de artistas asturianos... ¡°La biblioteca solo es visitable para los clientes hospedados. Pero cuando viene alguien de Cangas o de otro pueblo, les dejamos pasar¡±, cuenta este hombre de 47 a?os que lleva en Paradores desde 1996. ¡°Est¨¢n en su casa¡±, a?ade. Gonz¨¢lez ha habilitado unas dependencias del monasterio para alojar una muestra de recipientes de madera que fabrica un cunqueiro de la zona y el trabajo de una ceramista local.
Inicio de la fiesta
Con el parador se puede contar. Cuatro amigos del pueblo organizan desde 2014 el Prestoso Fest, un peque?o festival de m¨²sica en Gedrez, en las inmediaciones de la reserva integral de Muniellos (el mayor robledal de Espa?a y uno de los mejores conservados de Europa). Si bien las ediciones del a?o pasado y de este se han suspendido como tantos eventos musicales, la de 2022 est¨¢ confirmada. La inauguraci¨®n de los tres d¨ªas de fiesta de la edici¨®n de 2019 tuvo lugar en el claustro de ocio del monasterio, en el que se sirvieron quesos asturianos y vinos de la denominaci¨®n de origen protegida (DOP) Cangas. El Ayuntamiento de Cangas del Narcea, donde se concentra el hospital y el instituto del concejo, acogi¨® varios conciertos para que se produjera esa uni¨®n entre los que estaban de visita y los de dentro, una nueva fiesta popular.
V¨ªctor Garc¨ªa, t¨¦cnico forestal, conoce de maravilla la zona donde se celebra. Oriundo de Tablado, una aldea de 132 habitantes, es el fundador de la empresa de ecoturismo Trabau (el nombre de su pueblo, en asturiano). Garc¨ªa, de 29 a?os, conduce en su todoterreno a grupos de cuatro o seis personas por el Parque Natural de Fuentes de Narcea, Dega?a e Ibias. El Gobierno no otorg¨® protecci¨®n hasta 2002 a estos bosques de casta?os, robles y hayas donde habitan osos, rebecos, lobos, martas o urogallos.
¡°Existe una desventaja promocional con respecto al [parque natural] de Somiedo y al [nacional] de Picos de Europa [en Asturias] pero, por otro lado, est¨¢ la ventaja de sorprender¡±, afirma Garc¨ªa, que se form¨® en Le¨®n, estudi¨® ingl¨¦s en Escocia e Irlanda (¡°c¨®mo cuidan el folklore tradicional¡±) con una beca de los fondos mineros y regres¨® a su tierra para liderar el discurso del ecoturismo. Parte de los ingresos que obtiene de las visitas los destina a una iniciativa que se llama Salva el mundo rural mediante la que han restaurado un molino de agua. ¡°La forma de salvarnos nosotros. Se trata de no dejar que mueran las cosas para no tener que salvarlas luego¡±. Compensa la huella de carbono que genera el coche con la plantaci¨®n de ¨¢rboles.
La vida en el entorno del parador
Pedag¨®gico y con gran capacidad de transmisi¨®n ¨Cha impartido ponencias en Italia y Grecia sobre el mundo rural y las reservas naturales¨C, Garc¨ªa mezcla la explicaci¨®n de estos espacios y la gu¨ªa en el avistamiento de osos con la importancia de que las personas sigan viviendo en el mundo rural. ¡°Se trata de dar a entender que hay otro modo de vida. No hace falta llevar boina o trabajar con vacas en lugar de con un tractor¡±, afirma para aclarar que la autenticidad no est¨¢ re?ida con el avance. ¡°Puede ser una vida dura pero se fundamenta en grandes riquezas¡±, a?ade mientras saluda a Mag¨ªn D¨ªaz, un minero jubilado de 66 a?os que ofrece sidra al personal. ¡°Aqu¨ª la gente te mete en su propia casa. Se enfadan si no comes algo¡±, asegura para destacar la hospitalidad de los lugare?os. Si es que no el oso el que llama a la puerta, cada vez m¨¢s atrevido por la despoblaci¨®n.
La ruta, que se extiende por una ma?ana entera o una tarde, conduce a los visitantes por La Artosa o Vega del Tallo, aldeas agarradas a la pronunciada ladera de la monta?a en las que viven dos, tres, diez paisanos, no muchos m¨¢s. Lugares muy remotos que parecen de otro tiempo pero que por el bien de la regi¨®n deber¨ªan evocar tiempos nuevos. Una vida ancestral pero vigente, como la que acontece en Besullo, el pueblo natal del dramaturgo Alejandro Casona y que se ubica a 17 kil¨®metros del parador.
Tres salidas sin salir de la provincia
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De la mina negra a la mina verde
En la ¨¦poca boyante, en los setenta y ochenta, cuando los j¨®venes llegaron a Cangas procedentes de pueblos asturianos, de Le¨®n o de Lugo, la masa monetaria aument¨® considerablemente. Los mejores coches del momento circulaban por las peligrosas carreteras curvil¨ªneas del concejo y los propios mineros financiaban su participaci¨®n en rallies. Los bloques de viviendas crec¨ªan de forma desaforada, un desarrollismo urban¨ªstico que frustra al visitante por encontrarse en un lugar tan bello, pero que explica que ¡°Cangas era uno de los pueblos con la renta per c¨¢pita m¨¢s alta de Espa?a¡±, afirma Marcos ya con una botellina de sidra abierta para el que guste. Una arquitectura que, junto con la estatua de bronce dedicada a los mineros (1984) y la que representa a un paisano prendiendo la mecha de un volador (2002) ¨Cla fiesta del Carmen honra a la patrona y al pasado con el lanzamiento de miles de cohetes, lo que se conoce como la descarga¨C, muestra la trascendencia del carb¨®n y la p¨®lvora. Asturias pas¨® de tener 50.000 mineros a mediados del siglo XX al cierre total en 2018.
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La nostalgia no impide en cambio continuar hacia un modelo m¨¢s sostenible. Fueron tiempos mejores pero no por ello deseados. La mina generaba mucho dinero pero era muy dura per se y por las adicciones que acarre¨®. Cangas del Narcea, refugio del visitante cuando ha completado la visita a la imponente naturaleza, cuenta con grandes alicientes. Tiene mucho ambiente en verano; el Narcea, cuyo agua hace temblar primero de fr¨ªo y luego de gusto; un clima m¨¢s ben¨¦volo que en el resto del Principado y que favorece el cultivo de vi?edos ¡ªcon el cambio clim¨¢tico m¨¢s¡ª; y una gran oferta gastron¨®mica. Restaurantes como la mencionada sidrer¨ªa, el Blanco, Chicote o Del R¨ªo garantizan lo que muchos visitantes dan por descontado cuando est¨¢n en Asturias. Sitios en los que disfrutar de una copa de albar¨ªn blanco o de verdejo negro y de la hospitalidad del suroccidente asturiano representada en los parroquianos, los restauradores y los comerciantes. Y en los taxistas, que f¨ªan la carrera de cuatro euros desde el parador a Cangas si el turista viene desde tan lejos que no tiene efectivo.
Resulta f¨¢cil encontrarse a ciclistas subiendo las empinadas cuestas del concejo m¨¢s con los ri?ones que con las piernas. Luis Pasamontes, criado en Cangas del Narcea, corona los puertos con m¨¢s facilidad. Este ciclista profesional, que entre 2003 y 2012 compiti¨® en el Tour, el Giro y la Vuelta, abri¨® hace cinco a?os una escuela de ciclismo para chavales en el pueblo. Gonz¨¢lez, el director del parador, conoce la afici¨®n existente en la zona y ha detectado un creciente inter¨¦s de sus clientes por las rutas en bicis. Tiene pensado habilitar en el monasterio un espacio para guardar las valios¨ªsimas bicicletas de los expertos aficionados y un taller donde arreglarlas. ¡°Queremos ser bike-friendly¡±, resume. Al poco de llegar, el viajero percibe que la riqueza que anta?o parec¨ªa estar solo bajo tierra, en realidad lo hab¨ªa estado siempre sobre ella.
Asturias, en 3 paradores
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