El intercambio que no cesa a orillas del Mi?o
En Tui, el parador permite comprobar c¨®mo este esplendoroso r¨ªo no es una frontera, sino una fluida v¨ªa de comunicaci¨®n, aprendizaje y mestizaje entre Espa?a y Portugal mientras el Atl¨¢ntico y sus gentes suavizan el inminente invierno
¨C?No tires de los codos! ?Hunde bien la cuchara! Va, va, va.
Manuel Pedrares, entrenador del Club de Kayak Tudense, corrige y anima desde el pantal¨¢n a los muchachos que practican pirag¨¹ismo en el Mi?o a su paso por Tui, en Pontevedra. Caudaloso y colosal, el r¨ªo separa de forma natural esta regi¨®n del sudoeste gallego y el distrito portugu¨¦s de Viana do Castelo. Separa geogr¨¢ficamente, pero en la pr¨¢ctica une estas dos zonas lim¨ªtrofes que observan el Mi?o desde sus miradores y desde sus entra?as. El intercambio se produce sin que nadie repare en ello. Pueden ser habitantes de la vecina Valen?a do Minho que cruzan para trabajar en los astilleros vigueses o gentes de la comarca del Baixo Mi?o, cuya capital es Tui, para emplearse en las empresas de automoci¨®n portuguesas.
El trasvase sucede tambi¨¦n en cuestiones m¨¢s prosaicas, como que los portugueses reposten sus coches en Espa?a por ser la gasolina m¨¢s barata, o que los espa?oles sigan comprando las famosas toallas porque son buenas y porque son portuguesas, o sea, locales. Y el negocio contin¨²a en una faceta m¨¢s espiritual o deportiva en forma de peregrinos que recorren el Camino de Santiago Portugu¨¦s, la senda jacobea que atraviesa el pa¨ªs luso y que pasa por la puerta del parador de Tui, un lugar en el que detenerse, comer y descansar para volver a andar. O un lugar donde estar, dormir y relajarse mientras se conoce una ciudad desconocida en un fin de semana invernal.
EL PARADOR Y SU COMARCA
A un lado de la raya, Tui, A Guarda y Baiona ¨Cesta ¨²ltima, con una majestuosa fortaleza convertida en parador¨C y al otro, Valen?a do Minho y Mon?ao, no cierran con la llegada del fr¨ªo como no lo hace el Club de Kayak Tudense, de donde sali¨® el primer medallista ol¨ªmpico espa?ol en canoa (Quique M¨ªguez, bronce en Los ?ngeles 84), que adem¨¢s trabaj¨® en el servicio de mantenimiento del parador de Tui en 1987. A esta ciudad, antigua capital en la Edad Media de una de las siete provincias del Reino Gallego, llegan peregrinos con mapa y visitantes con gu¨ªa. Tanto a los que caminan como a los que pasean les esperan los tudenses, deseosos de indicarles d¨®nde est¨¢ el patio de la sinagoga, vestigios de una poblaci¨®n jud¨ªa que no viv¨ªa en guetos sino integrada en la ciudad; la blanca iglesia de San Telmo, construida en estilo barroco portugu¨¦s; el paseo fluvial, que recorre la margen derecha del Mi?o desde el parador hasta el casco antiguo; la catedral rom¨¢nica con elementos g¨®ticos, que alberga una decena de infames sambenitos puestos por la Inquisici¨®n a familias de pr¨¢cticas judaizantes, piezas ¨²nicas en Europa; o el parador, que al ser una recreaci¨®n de un pazo gallego, constituye una forma de descubrir la arquitectura local.
Por Tui (17.323 habitantes en 2020, seg¨²n el INE) no solo pasa el Camino de Santiago Portugu¨¦s, sino que es el punto elegido por muchos para comenzar el viaje. Se encuentra a 118 kil¨®metros de la meta, un poco m¨¢s alejada del m¨ªnimo exigible a pie (100 kil¨®metros) para ganar la compostelana. Peregrinos hay muchos: aquellos que recorren el Camino de albergue en albergue hasta el final; los que se dan un homenaje a su llegada a Santiago en forma de buen alojamiento, unos d¨ªas en la playa o un restaurante de reserva anticipada; o los que se hospedan la noche previa a comenzar la marcha en el parador y cenan un caldo gallego y pulpo a feira en su restaurante Enxebre con vistas a la mencionada catedral.
CAMINANTES Y CAMINO
A todos da la bienvenida Silvana Cris¨®stomo, cofundadora junto con su hermana del establecimiento Ideas Peregrinas. Arrancaron en 2016 como un espacio para dar desayunos y lo han ampliado a tienda de ropa t¨¦cnica y albergue. Est¨¢ tan bien puesto que, lejos de acoger a peregrinos, es un punto de encuentro de habitantes de Tui y de turistas que llegan en coche o en avi¨®n y que deshacen los pasos de los caminantes cuando cruzan hacia Portugal para visitar Mon?ao o Valen?a do Minho, bonitos pueblos donde comprar toallas y comer bacalao porque hay famas que no solo se ganan, sino que se mantienen.
¡°El Camino le ha dado luz a Tui. Ha hecho que florezca¡±, cuenta Cris¨®stomo, antigua empleada de banca. ¡°Tui tiene un patrimonio muy bien conservado¡±, a?ade en su tienda en la que vende dulces y conservas gallegas porque son de calidad y porque tiene sentido que el peregrino se haga un bocadillo de mejillones de las R¨ªas Baixas a su paso por Tui como que tome uno de sardinas en lata en Oporto, de donde proceden muchos peregrinos europeos que aterrizan en su aeropuerto internacional.
Para los que realizan el Camino al contrario, tanto los habitantes de la comarca del Baixo Mi?o en su d¨ªa a d¨ªa como los viajeros que est¨¢n de visita en la ciudad, la conexi¨®n m¨¢s simb¨®lica es el puente Internacional Tui-Valen?a, que se construy¨® hace 135 a?os. A escasos 500 metros del parador, se puede cruzar en coche, a pie y cuenta con v¨ªas de tren en una segunda altura. La obra, que combina pilares gran¨ªticos con celos¨ªa met¨¢lica, se contempla en su plenitud desde el pantal¨¢n donde da instrucciones, con un cron¨®metro colgado del pecho y ropa deportiva ya de abrigo, el entrenador de pirag¨¹ismo Pedrares.
¨C!Venga esa salida! Levanta la cabeza. Te est¨¢s yendo para la izquierda, macho.
Pedrares dirige series de un minuto en las que los chavales entrenan la t¨¦cnica, el equilibrio y la explosividad. Todo, vaya. Pero no solo practican los federados y otros aprendices de la zona: tambi¨¦n aquellos que visiten Tui pueden alquilar una canoa y dar un paseo por el Mi?o. La empresa Verdeazul Aventuras organiza excursiones combinadas de kayak y bicicleta, rafting o trekking. Para los deportes acu¨¢ticos est¨¢ el Mi?o. Para montar en bici, la ruta transcurre por una cuidada ecopista de 30 kil¨®metros que hay en la orilla contraria, en Portugal, en una nueva muestra de que lo de all¨ª tambi¨¦n es lo de aqu¨ª.
La tudense Raquel Mart¨ªn, que trabaja en Verdeazul, detalla los tipos de clientes que reciben. Algunos se hospedan en el parador: ¡°Gente que acude a Tui por trabajo y que por la tarde quiere hacer un plan diferente. Parejas que vienen a pasar un fin de semana a la ciudad. Familias con ni?os. Extranjeros que acuden en verano. Alumnos de la zona en salidas organizadas por sus colegios¡±. En funci¨®n de la ¨¦poca del a?o, unas actividades tienen m¨¢s ¨¦xito que otras. Oto?o es una ¨¦poca fabulosa para recorrer la ecopista en paralelo al r¨ªo y ver el nuevo paisaje que trae esta estaci¨®n. O para caminar incluso. Hay gallegos que cruzan con el coche y arrancan su preceptivo paseo de una hora con paraguas porque no es que llueva mucho, sino que llueve a capricho. Y los hay que van a pie y toman un caf¨¦ portugu¨¦s, otra fama ganada y todav¨ªa conservada.
PARADORES RECOMIENDA
Mart¨ªn asegura que en Tui se hace mucha vida pero que en ocasiones van a Vigo, la gran ciudad de Pontevedra, para hacer compras, cenar o salir por la noche. ¡°Cine en Tui no tenemos, pero teatro, s¨ª¡±, afirma. Y tambi¨¦n un festival internacional, el Play-Doc, que va por su 17? edici¨®n y que programa retrospectivas, pel¨ªculas contempor¨¢neas y documentales. Otro festival, pero de m¨²sica, el Ikfem, celebra conciertos de fusi¨®n de fados y flamenco, y de cl¨¢sica y otros g¨¦neros, en ambas orillas. Tui brinda el paseo fluvial, a la altura de los clubes de remo y pirag¨¹ismo, muy pr¨®ximos al parador. Y los recitales del lado portugu¨¦s se organizan en el Jardim das Amoreiras, dentro de la fortaleza de Valen?a. ¡°Tui tuvo su ¨¦poca. Hab¨ªa mucho ambiente¡±, advierte Mart¨ªn para referirse a la escena de electr¨®nica que hab¨ªa en la ciudad en los noventa. Eran los vigueses los que acud¨ªan los domingos por la noche a escuchar techno. El jaleo ahora lo forman los calmados visitantes que recorren el bonito y tranquilo casco antiguo de la ciudad.
TRES SALIDAS SIN SALIR DE LA REGI?N
Tui, un puerto importante en la Edad Media por estar resguardado de las fuertes tormentas del Atl¨¢ntico y por su f¨¢cil salida al mar a trav¨¦s del Mi?o, mira hoy a lo que llega en forma de peregrinos y visitantes. Lo saben bien en el parador. Su jefa de recepci¨®n, Paula Simes, destaca el creciente n¨²mero de motivos por los que se realiza el Camino: ¡°Para desconectar, para contactar con la naturaleza, para hacer deporte, por la gastronom¨ªa. Nos pone en el mapa¡±, concluye.
Para los que se desplazan por razones m¨¢s hedonistas, el r¨ªo Mi?o, a su paso por Tui y en su ¨²ltimo tramo hasta su desembocadura en A Guarda, ofrece ahora que llega el invierno sus famosas angulas (meix¨®n en gallego) y un poco m¨¢s tarde, la lamprea. Eso, en el agua. En el campo, en la regi¨®n de O Rosal, se ubican importantes y visitables bodegas de albari?o, el ¨²nico vino junto con el verdejo ¨Cy este desde hace muy poco¨C que en Espa?a se pide por la uva y no por la denominaci¨®n de origen. Tambi¨¦n hay bacalao, por la ineludible conexi¨®n con el pa¨ªs lim¨ªtrofe, en cualquier restaurante de Tui. Hay quien prefiere tomarlo en Portugal. Igual que sucede con el Camino. Que cada cual encuentre su motivaci¨®n para cruzar la raya.