La herencia de balleneros y corsarios
Portuaria y fronteriza, guerrera y comerciante, pirata tambi¨¦n, patrimonial, con una cultura local muy viva y abierta al de fuera, y con un castillo, el de Carlos V, convertido en parador, desde el que se observa o se entiende todo lo anterior

A Hondarribia le echan flores en invierno, cuando se visita con holgura, sin hacer cola para comer una sopa de pescado o sin apreturas para subir al santuario de Guadalupe. Con salida al Cant¨¢brico y separada de Francia por el r¨ªo Bidasoa, la ubicaci¨®n de esta ciudad guipuzcoana de 16.934 habitantes explica la historia. Asediada por las tropas francesas de Luis XIII en 1638, pueblo comerciante y corsario, mestizo (donde se asentaron jud¨ªos expulsados de Castilla y gascones), cazador de ballenas hasta agotarlas, marinero ¨Ccon una flota pesquera que se mantiene por la anchoa y el bonito¨C, monumental. Su iglesia de estilo g¨®tico tard¨ªo parece una catedral, el barroco palacio Zuloaga brilla cuando sale el sol despu¨¦s de haber llovido y la fortificaci¨®n de Carlos V, ubicada en la parte m¨¢s alta, alberga el parador; un cub¨ªculo de arenisca resistente a los ca?onazos, desde donde se ve la francesa Hendaya y a los remeros en las traineras (hoy deportistas, antes balleneros) navegar hacia el mar. Desde donde se entiende todo.
Dentro del parador
Los vecinos franceses llegan a Hondarribia ahora en otro plan. Est¨¢n enamorados del Pa¨ªs Vasco, asegura Manuel Quintanar, el director del parador. ¡°Son unos de nuestros clientes m¨¢s importantes¡±, afirma. Para los espa?oles tambi¨¦n resulta atractivo subirse a la barca que cruza el Bidasoa hasta Hendaya en siete minutos (2,5 euros) o mover el coche y visitar Biarritz, que es m¨¢s aristocr¨¢tico, describe en una pinceladita Miguel Isasti, camarero en el parador con 32 a?os de experiencia; o San Juan de Luz, ¡°m¨¢s vasco¡±, a?ade en la cafeter¨ªa Carlos V, abierta a todo el p¨²blico. ¡°Tenemos una posici¨®n estrat¨¦gica¡±, resume el director. Dicho esto, el que no quiera moverse de esta ciudad portuaria y amurallada tiene entretenimiento de calidad.
Actividades para todos en un entorno natural
Visitas culturales, turismo sostenible, dinamizaci¨®n de la zona¡
C¨®mo sacarle el m¨¢ximo partido a la zona en la que se ubica el parador de Hondarribia
La fundaci¨®n Arma Plaza organiza actividades culturales en oto?o e invierno desde hace una d¨¦cada. Uno de los gu¨ªas de las visitas patrimoniales y de las salidas por el entorno de Hondarribia es el historiador Ram¨®n Barea, t¨¦cnico en esta entidad municipal muy activa, que hace part¨ªcipes a los vecinos. Dicen que alarga la vida salir de casa y mezclarse con la gente, apagar un rato la tele.
¡ªEl viernes tenemos cita. Estar¨¦ en primera fila.
Un jubilado asiduo a las conferencias le garantiza a Barea su asistencia mientras almuerza un pincho de tortilla (se ve¨ªa jugoso y la cebolla oscura, puede que caramelizada) en la terraza de un bar de la Marina, el barrio de pescadores en el que se concentran los de siempre y los de fuera a comer y beber. ¡°Este programa cultural que hemos llamado Ezagutu zure hiria (Conoce tu ciudad) fomenta el sentido de pertenencia a Hondarribia¡±, afirma Barea. ¡°A veces el local es el que menos conoce la historia de su ciudad¡±, a?ade este experto en Historia Contempor¨¢nea hijo de una ¡°ni?a de la guerra¡± entregada a una familia en B¨¦lgica tras el inicio de la Guerra Civil. ¡°Los que est¨¢n de visita tambi¨¦n se pueden apuntar. Es para todos¡±, confirma Barea.

El 7 de marzo se celebra una conferencia en torno a M¨¢ximo Sagarzazu, un agricultor que dibuj¨® mapas de Hondarribia y nombr¨® en euskera calas, montes, caser¨ªos, como ¨¦l los recordaba cuando era joven, hace un siglo. En la sede que tiene Arma Plaza enfrente del parador estar¨¢ abierta una exposici¨®n desde el 8 hasta el 30 de marzo de 2025 con seis de estos mapas originales y cuadernos con an¨¦cdotas relativas a las gentes del lugar.
La anterior actividad, tambi¨¦n gratuita, fue una visita a la cala de Xixurko, donde se ubicaba el antiguo puerto que operaba en el siglo XVI, lugar de desembarco de contrabandos. En esa ¨¦poca todav¨ªa se cazaban ballenas. Su aceite era combustible para alumbrar; con los huesos, de grandes que eran, se hac¨ªan muebles; y las barbas delanteras era materia prima para la confecci¨®n de cors¨¦s. La carne no gustaba, se vend¨ªa. ¡°La pirater¨ªa naci¨® cuando empezaron a faltar las ballenas, en el XVII¡±, cuenta Barea. Era una actividad al servicio del rey.
Est¨¢ a punto de comenzar, el 1 de marzo, otro trabajo que tambi¨¦n trae riqueza del mar: la campa?a de la anchoa (el boquer¨®n) y el verdel (la caballa). Amarrados permanecen todav¨ªa unos 20 barcos reci¨¦n pintados. Las redes, algunas de 400 metros de largo, ya est¨¢n casi listas gracias al trabajo que llevan a cabo estos d¨ªas las rederas, que las remiendan a mano.
Jos¨¦ Javier, Elena y Miguel recomiendan
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Desde el parador se puede hacer una ruta a pie que te lleva bordeando la costa hasta el cabo de Higuer, para despu¨¦s ir por el monte Jaizkibel en direcci¨®n al santuario de Guadalupe y de ah¨ª volver a Hondarribia. Son unos 12 kil¨®metros, se tarda algo m¨¢s de dos horas.
Jos¨¦ Javier O?a
Jefe de mantenimiento 39 a?os en Paradores
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Desde Hondarribia todo el mundo tira para Francia o para San Sebasti¨¢n. Yo recomiendo Pasajes de San Juan, un pueblo peque?o que cuenta con un paseo muy agradable hasta la bocana del puerto. Tambi¨¦n se puede visitar el faro de la Plata. A 20 kil¨®metros del parador.
Elena G¨®mez
Recepcionista 20 a?os en Paradores
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El parque natural de Pe?as de Haya, ubicado a 20 kil¨®metros de Hondarribia, cuenta con muchas rutas de senderismo se?alizadas. Es una zona muy verde, con riachuelos, un embalse. Se puede ir en bicicleta tambi¨¦n. Hay una explotaci¨®n minera de tiempos de los romanos.
Miguel Isasti
Camarero 32 a?os en Paradores
¡°Todo el bonito que se pesca, de junio a octubre, se queda en Gipuzkoa¡±, dice Barea, que disfruta hablando de comida. ¡°?Que qu¨¦ lleva la sopa de pescado? Mucho trabajo¡±, bromea este cocinero aficionado, que pertenece a una sociedad gastron¨®mica en Orio, donde vive, un pueblo pesquero tambi¨¦n visitado en esta costa. ¡°La merluza es muy elegante, pero un buen rodaballo¡ Es el pescado de los tres sabores: la parte blanca de abajo con la que rastrea los fondos y absorbe minerales; la de arriba, oscura, expuesta al sol, y la zona central¡±, describe mientras se encamina al escaparate de una confiter¨ªa en la Marina. ¡°La pantxineta es un milhojas muy delicado, con almendras y una crema avainillada. Te hace levitar¡±, asegura.
No tiene restaurante el parador, el ¨²nico de la red. S¨ª tiene buf¨¦ para el desayuno, donde sirven unas jarras met¨¢licas de caf¨¦ reci¨¦n hecho para que uno se rellene la taza todas las veces que quiera, como en un diner americano. Y s¨ª tiene cafeter¨ªa, donde sirven bocadillos y raciones a todas horas, y se llena. Al final est¨¢s en un castillo con tapices del siglo XVII, entre muros de dos a tres metros, con una terraza que da a la desembocadura del r¨ªo. Resulta agradable picar algo ya en el hotel despu¨¦s de todo el d¨ªa fuera. Al cliente de Paradores le gusta estar en el parador. Son hoteles para estar: se est¨¢ como en casa.
Playa o monta?a
Quintanar, el director, se?ala lo cerca que est¨¢ San Sebasti¨¢n (18 kil¨®metros), una salida cl¨¢sica. Las hay m¨¢s imprevisibles. ¡°Hay quien se queda en Hondarribia y visita el valle del Bazt¨¢n, en Navarra, o llega hasta Bilbao [120 kil¨®metros]¡±, dice. No pasa nada si alguien no conduce, si uno prefiere hacerlo todo a pie. El aeropuerto de San Sebasti¨¢n ¨Cllamado as¨ª por ser la capital, la ciudad con m¨¢s nombre¨C en realidad est¨¢ en Hondarribia, pegado al Bidasoa, en el mismo n¨²cleo urbano. Tiene gracia bajarse del avi¨®n y llegar andando al parador en 10 minutos. Debe de ser parecido a tener una isla y llegar en tu jet.

A pie tambi¨¦n queda el santuario de Guadalupe, a una hora justo, en subida. La veneraci¨®n a la virgen es libre. Los habitantes de Hondarribia le dan tanta importancia a su patrona como al castillo de Carlos V en la defensa de la ciudad en 1638, cuando las tropas francesas lanzaron 15.000 proyectiles, recuerda Barea, historiador. ¡°Durante varios siglos no hemos tenido periodos de m¨¢s de 25 a?os en paz¡±, afirma. La ermita se ubica en el monte Jaizkibel, donde tambi¨¦n se levantaron torreones y en el que hay un mirador a la desembocadura del Bidasoa, a la frontera con Francia. Un monte costero de 543 metros de altitud, con acantilados, un cl¨¢sico del senderismo en Gipuzkoa, otro lugar en alto como el parador desde donde entender la historia.
Pa¨ªs Vasco, en 2 paradores
CR?DITOS:
M¨¢s informaci¨®n
