Cuando narrar no basta: el impacto de la imagen
El periodismo consiste en explicar lo que sucede y la fotograf¨ªa forma parte de ese relato como prueba de los hechos. El horror que cada uno es capaz de afrontar es subjetivo
¡°Deber¨ªan retirar la fotograf¨ªa con la que acompa?an la noticia¡±, escribi¨® Pablo Selma en un comentario en la informaci¨®n del hallazgo del cuerpo electrocutado de ?lvaro Prieto, de 18 a?os, entre dos vagones de la estaci¨®n de Santa Justa de Sevilla. ¡°No soy el ¨²nico que piensa que demuestra una insensibilidad lamentable¡±, a?ad¨ªa. ¡°Quiten la foto, por favor¡±, ped¨ªa tambi¨¦n Juan Jos¨¦ Mart¨ªn en el mismo foro. O Noelia Dasilva: ¡°Solo hay que tener un poco de coraz¨®n para pensar en sus seres queridos¡±. O Ignacio Toro: ¡°Deber¨ªan borrarla y pedir perd¨®n por ello¡±.
Aida Ramos escribi¨® al buz¨®n de la defensora con la misma petici¨®n: ¡°Me ha sorprendido (e indignado) much¨ªsimo que en la imagen que ilustra la noticia se aprecie claramente la presencia del cad¨¢ver¡±. En el mensaje aseguraba que la foto ¡°no solo no aporta nada a los lectores, sino que adem¨¢s puede herir gravemente la sensibilidad de muchos¡±.
Moeh Atitar, redactor jefe de Fotograf¨ªa, aclara que se eligi¨® esa imagen porque el plano alejado apenas permite distinguir los pies del joven, pero ofrece informaci¨®n valiosa sobre los hechos. ¡°Las zapatillas explican c¨®mo estaba el cuerpo cuando fue encontrado¡±, a?ade Atitar. ¡°Es una prueba de lo que pas¨®¡±. Tras los bulos extendidos sobre lo ocurrido con Prieto, mostrar d¨®nde y c¨®mo muri¨® a?ade sin duda datos a la noticia.
Es necesario tambi¨¦n explicar por qu¨¦ atender esta demanda de los lectores hubiera sentado un precedente con efectos en el periodismo que hace EL PA?S. Si como norma este peri¨®dico no publicara im¨¢genes de cad¨¢veres, para no herir la sensibilidad del p¨²blico, entonces ?no podr¨ªa mostrar lo que ocurre en la guerra en Ucrania o en la de Oriente Pr¨®ximo? ?No debe mostrar cuerpos de v¨ªctimas? ?O esta regla solo vale para los fallecidos en Espa?a?
Al peri¨®dico han escrito tambi¨¦n otros lectores para quejarse de las crudas im¨¢genes de la contienda. Como Silvia Rodr¨ªguez: ¡°?Es necesario mostrar fotos de la barbarie? Mi opini¨®n es que no. Basta con narrar. Los b¨¢rbaros quieren que les hagamos propaganda. Estos, los otros y los de todas las guerras¡±.
El fotoperiodista Gervasio S¨¢nchez, experimentado en conflictos como el de Kosovo, el del Golfo o Sierra Leona y multipremiado por su trabajo, resopla cuando se le plantea este debate. Otra vez. Su opini¨®n sigue siendo la misma de hace 11 a?os, cuando recibi¨® la llamada de otro defensor del lector, Tom¨¢s Delcl¨®s: ¡°Lo terrible es que haya ni?os muertos, no las fotograf¨ªas¡±, dijo entonces sobre las im¨¢genes de la guerra en Siria y repite ahora, sobre el conflicto entre Israel y Gaza.
Por eso, defiende con vehemencia que no se oculten los cuerpos. ¡°Si un Estado mata civiles, esconder los cad¨¢veres es pactar con los asesinos un trato beneficioso¡±, afirma. ¡°En 42 a?os, jam¨¢s un padre, una madre, un familiar de un ni?o destrozado en los Balcanes, en Sud¨¢n o en Afganist¨¢n me ha pedido que no lo fotografiara. Al rev¨¦s, dicen: ¡®Que la gente sepa lo que pasa¡±.
Pero cree que el tratamiento de la muerte ha ido a peor. ¡°Si se comprueba c¨®mo ha sido la evoluci¨®n de las im¨¢genes en la prensa, estamos ante una actitud de flacidez intelectual¡±, reprocha. ¡°Es tratar a los lectores como ni?os peque?os¡±. Y recuerda que la edici¨®n de las fotograf¨ªas ya hace que solo se muestre ¡°una mil¨¦sima parte de la realidad de la guerra¡±.
¡°La publicaci¨®n en papel no ha envejecido bien¡±, opina Emilio Morenatti, director de Fotograf¨ªa de The Associated Press en Espa?a y Portugal, tambi¨¦n curtido en conflictos y galardonado con los premios m¨¢s prestigiosos de la profesi¨®n: el Ortega y Gasset, el Word Press Photo o el Pulitzer. En digital, agrega, es posible poner una advertencia sobre la imagen que alerte de su crudeza y eso permite respetar a quien no quiera ver. ¡°Pero en el papel hay que ser m¨¢s selectivo y uno debe elegir qu¨¦ lleva a la portada¡±, puntualiza. ¡°Hay cierta autocensura¡±.
Sin embargo, Morenatti considera que este peri¨®dico no debe atender la petici¨®n de quien no quiere ver la muerte mientras desayuna: ¡°Tr¨¢gate la realidad¡±, dice. Y recuerda acontecimientos cercanos donde la imagen fue vital para dimensionar lo ocurrido, como ¡°la barbarie brutal de Las Ramblas¡± de Barcelona, en el verano de 2017, o la retirada de cad¨¢veres de las residencias en la pandemia de covid-19, que tambi¨¦n levantaron ampollas en muchos lectores. ¡°Esta es la vida¡±, afirma. ¡°Son nuestros cad¨¢veres¡±.
Por eso, cree que ¡°el periodismo tiene que ser valiente a la hora de asumir que algunas fotos provocan reacciones. Si no, no ser¨ªa periodismo¡±. Y advierte de que lo verdaderamente grave es que circulen im¨¢genes que no son reales.
Esta preocupaci¨®n la comparte el equipo de Fotograf¨ªa de EL PA?S. Cada d¨ªa, desde el 7 de octubre, llegan miles de fotos sobre la guerra a la Redacci¨®n y, ante la m¨ªnima duda, se aplican las herramientas de comprobaci¨®n. Despu¨¦s, comienza la labor de selecci¨®n. ¡°Hacemos de dique de contenci¨®n¡±, explica Atitar, que cuenta que llegan fotos de propaganda, otras con un contexto morboso que no aporta informaci¨®n, otras que banalizan el conflicto... ¡°Detr¨¢s de cada elecci¨®n hay un proceso riguroso¡±, dice. ¡°Narrar solo con palabras deja lugar a la imaginaci¨®n y con las fotos, lo que evitamos es el espacio para la duda¡±.
El periodismo consiste en explicar lo que sucede y la fotograf¨ªa forma parte de ese relato como prueba documental de los hechos. El horror que cada uno es capaz de afrontar es subjetivo: unos lectores ven insoportables las zapatillas de un cad¨¢ver, otros solo se agitan con la sangre derramada con violencia. Las v¨ªctimas afectan m¨¢s cuanto m¨¢s cerca de casa quedan. Quien no quiera mirar est¨¢ en su derecho, pero no debe decidir sobre los dem¨¢s. Por eso, no hay justificaci¨®n para cambiar las reglas actuales del peri¨®dico: la imagen escogida debe aportar informaci¨®n, con elegancia y sin caer en el morbo.
Para contactar con la defensora puede escribir un correo electr¨®nico a defensora@elpais.es o enviar por WhatsApp un audio de hasta un minuto de duraci¨®n al n¨²mero +34 649 362 138 (este tel¨¦fono no atiende llamadas).
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