El l¨ªder auxilia al Atl¨¦tico (Atl¨¦tico 2 - Sevilla 0)
Un Sevilla conformista y cobarde permite que el equipo rojiblanco mantenga sus opciones de ascenso pese a su pobre juego
Dos partidos, dos victorias. Cantarero juega y gana. Decidi¨® no darle la manija a Mena y juntar en los laterales a Aguilera y Roberto, por la derecha, y Fagiani y Toni por la izquierda. Su prop¨®sito ser¨ªa, am¨¦n de darle cierta fluidez al juego -y Mena no ve muy bien eso de la fluidez- la de abrir el campo lo m¨¢s posible. El problema es que ni Roberto ni Toni son lo que se dice duchos en el uno contra uno. Y dado que hace tiempo que Correa present¨® la dimisi¨®n, al Atl¨¦tico le cost¨® horrores entrar en contacto con Salva, que batallaba en solitario contra Prieto y Alfaro -que ya es batallar-.
El Sevilla vive sin prisa. Es el l¨ªder y se puede permitir lo que al resto les est¨¢ prohibido. Negociar con un empate, por ejemplo. Es un equipo modelado para esta categor¨ªa, en cuya n¨®mina no hay un s¨®lo futbolista de renombre. Y en d¨ªas como el de ayer juega a lo que sabe. A esperar, a dormir el partido, a convertirlo en un tost¨®n. Lo logr¨®. Cont¨® para ello con la inestimable ayuda de un Atl¨¦tico doliente, hist¨¦rico, que fue incapaz de encontrar soluciones, hu¨¦rfano como se vio de un jugador capaz de inventar algo que admitiera el adjetivo decente.
Cabe preguntarse por qu¨¦ un jugador como Dani, por muy mal que est¨¦ f¨ªsicamente, no entr¨® en acci¨®n en aquel esperpento de partido hasta el minuto 67, siendo como es el jugador rojiblanco, el ¨²nico quiz¨¢, capaz de echarle imaginaci¨®n al desbarajuste habitual.
Un tiro fuera del Atl¨¦tico y cuatro, fuera tambi¨¦n, del Sevilla. As¨ª de rid¨ªcula fue la primera parte. No ten¨ªa mejores perspectivas la segunda cuando lleg¨® el disparate perpetrado por Alfaro y Prieto, a quienes tom¨® el pelo un bal¨®n largo, inofensivo y bobalic¨®n, con la mala fortuna de que Salva andaba por all¨ª.
De inmediato apareci¨® Dani en escena y se hizo la luz. En el primer bal¨®n que toc¨® dibuj¨® un t¨²nel en el pico del ¨¢rea; en el segundo puso su env¨ªo en la cabeza de Roberto, que hizo el 2-0. Resultado: dos tiros a puerta, dos goles. Le entr¨® la prisa al Sevilla, al que no le qued¨® m¨¢s remedio que hacer lo que no hab¨ªa hecho. Tirar a puerta, por ejemplo. 73 minutos tard¨® en hacerlo y el larguero escupi¨® el cabezazo de Tevenet. Y en el tiempo a?adido, escupi¨® su disparo de falta, ep¨ªlogo de un partido que llena de gozo al Atl¨¦tico, por el resultado, claro, y que demostr¨® que un equipo tan mojigato como el Sevilla puede ser el l¨ªder de la categor¨ªa.
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