El Atl¨¦tico pone fin a la 'era Gil'
Jes¨²s Gil, presidente del club colchonero desde 1987, dimite ante el Consejo de Administraci¨®n
El Atl¨¦tico de Madrid ha puesto hoy punto final a la era Gil. El Consejo de Administraci¨®n, reunido hoy en las oficinas del Vicente Calder¨®n, ha aceptado la dimisi¨®n del que ha sido su presidente durante 16 a?os, el siempre pol¨¦mico Jes¨²s Gil. Desde hoy, la entidad queda en manos del hasta ahora vicepresidente, Enrique Cerezo.
Enrique Cerezo lleg¨® al club junto a Jes¨²s Gil en 1987 y desde entonces se ha mantenido en el cargo. Miguel Angel Gil continuar¨¢ como director general y Jes¨²s Gil como m¨¢ximo accionista del 5% de las acciones que no est¨¢n embargadas por la Audiencia Nacional hasta que falle el Tribunal Supremo, as¨ª como de consejero. La dimisi¨®n deber¨¢ ser aprobada el mes que viene por la junta de accionistas.
"Estoy harto de que me insulten y me marcho. Si yo soy el problema y van a venir esos listos de la oposici¨®n a poner dinero, ahora es su oportunidad". Con estas palabras anunci¨® Jes¨²s Gil la semana pasada su renuncia como presidente del Atl¨¦tico, que ha quedado hoy consumada despu¨¦s de 16 a?os de pol¨¦micas, baile de entrenadores, bravatas, salidas de tono y, sobre todo, con mayor pena que gloria.
Un pobre balance
Jes¨²s Gil y Gil, que accedi¨® a la presidencia en junio de 1987, tras la muerte de Vicente Calder¨®n, el hombre que dirigi¨® los destinos de la entidad rojiblanca durante los veinte a?os m¨¢s gloriosos de la historia del club, cierra su presidencia de la entidad colchonera con un pobre balance: tres Copas del Rey y una Liga, un palmar¨¦s muy escueto para lo que el presidente promet¨ªa a su llegada. ?sta se produjo con el gancho del fichaje del portugu¨¦s Paulo Futre, reciente campe¨®n de la Copa de Europa con el Oporto. Con s¨®lo 17 a?os, Futre se convirti¨® en la gran esperanza de un club siempre en segundo plano. Lleg¨® con la promesa de t¨ªtulos, de levantar el vuelo del eterno segund¨®n del f¨²tbol madrile?o.
Sin embargo, la presencia de la estrella portuguesa no pudo con la ca¨®tica y malencarada gesti¨®n del presidente Gil y s¨®lo dej¨® para el recuerdo detalles memorables que no trajeron honores, excepto la final de la Copa del Rey de 1992, en la que un impresionante gol suyo y otro de Schuster sirvieron para que el Atl¨¦tico levantara el trofeo contra el eterno rival, en Real Madrid, y en su propio estadio, el Santiago Bernab¨¦u. El a?o anterior se hab¨ªa hecho con la Copa imponi¨¦ndose en la final al Mallorca.
Sin embargo, el tir¨®n de Futre no enderez¨® la nave. Ni siquiera se puede atribuir al presidente la conquista de los t¨ªtulos de Liga y Copa en la temporada 95-96. Era aqu¨¦l un equipo sin demasiadas aspiraciones, b¨¢sicamente el mismo del a?o anterior -que hab¨ªa estado a punto de descender-, con las salvedades del entrenador, Radomir Antic, y del centrocampista Milinko Pantic, que ingres¨® en las filas rojiblancas por la insistencia del nuevo t¨¦cnico y que dej¨® en la retina de los aficionados un pu?ado de excelentes roscas de lanzamiento de falta y el gol que dio al Atl¨¦tico la Copa del Rey frente al Barcelona.
No pudo en cambio el Atl¨¦tico encadenar siquiera otra temporada como ¨¦sa -en el 97 fue eliminado de la Champions por el ajax en cuartos- y, en 2000, se consum¨® lo que se hab¨ªa venido fraguando desde hac¨ªa tiempo: el descenso a segunda. Ni siquiera fue capaz el Atleti de cumplir la promesa de permanecer s¨®lo "Un a?ito en el infierno". Dos temporadas fueron, en las que s¨®lo la afici¨®n estuvo a la altura.
Baile en los banquillos
En todos estos a?os, Jes¨²s Gil ha hecho demasiado ruido para las pocas nueces cosechadas. Sirva como ejemplo el bofet¨®n que propin¨® al gerente del Compostela en una reuni¨®n de la Liga de F¨²tbol y el posterior intercambio de lindezas barriobajeras entre ¨¦l y el presidente del club gallego, Jos¨¦ Mar¨ªa Caneda. Tambi¨¦n Gil inaugur¨® una costumbre desconocida entonces en el f¨²tbol espa?ol, la de destituir entrenadores de manera fulminante. Menotti, Ufarte, Briones, Maguregui, Atkinson, Addison, Clemente, Peir¨®, Ovejero, Ivic, Luis Aragon¨¦s, Pastoriza, Heredia, Pereira, Cruz, Romero, D'Alessandro, Aguiar, Maturana, Basile, Antic, Marcos Alonso? Todos ellos han sufrido las iras del propietario del club, que nunca ha tenido la virtud de la paciencia -para alzarse con el t¨ªtulo de Liga en 1996, nueve a?os despu¨¦s de llegar a la presidencia, necesit¨® un total de 21 t¨¦cnicos.
Tambi¨¦n los jugadores han cargado con su cruz, como el colombiano Valencia, que tuvo que aguantar el comentario xen¨®fobo de "al negro le corto la cabeza", proferido por Gil ante su bajo rendimiento. Siempre rodeado por el esc¨¢ndalo y en permanente lucha con la justicia, Gil ha estado casi m¨¢s veces en los tribunales que en el palco. Su elecci¨®n como alcalde de Marbella no trajo sino m¨¢s agitaci¨®n -v¨¦ase el caso de las camisetas.
Todo el proceso culmin¨® en la temporada 99-00, cuando el club fue intervenido por la justicia -intervenci¨®n que a¨²n contin¨²a- y se consum¨® el descenso a segunda. Precisamente cuando el club pod¨ªa presumir de contar con un equipo de campanillas: el holand¨¦s Hasselbaink, Kiko, Caminero, Baraja, Valer¨®n, Molina. Todos ellos volaron del Manzanares y el ascenso se hizo esperar.
Tampoco en su ¨²ltima campa?a como mandatario ha dejado Gil de llenar portadas con sus salidas de tono. Con el equipo asentado en primera y luchando por la UEFA, Gil se ha llevado por delante por en¨¦sima vez a Luis Aragon¨¦s, que no seguir¨¢ la pr¨®xima campa?a, aunque ya no est¨¦ Gil.
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