El Betis caza la Copa al contragolpe
Un tanto de Dani en la pr¨®rroga acaba con el sue?o de Osasuna y les da a los verdiblancos su segundo t¨ªtulo
Dani, un chico de la casa que ha atravesado meses dif¨ªciles despu¨¦s de varias lesiones graves, dio la Copa al Betis en una jugada de ¨²ltima hora, en la pr¨®rroga, cuando el partido se abocaba a los penaltis. Un contragolpe, un buen desmarque, una carrera veloz y el zurdazo inapelable de Dani, un delantero travieso que tiene la enemiga de muchos centrales por su tendencia al histrionismo. Aqu¨ª fue todo precisi¨®n y nada de teatro. No se adorn¨® en la jugada de su vida, la que coron¨® una final sin demasiado f¨²tbol, pero vibrante por la emoci¨®n que presidi¨® un encuentro que termin¨® entre patadas, peleas y la expulsi¨®n de Pablo Garc¨ªa, que siempre ejerce de duro.
Hubo m¨¢s ambiente que juego, m¨¢s pasi¨®n que detalles, m¨¢s temor que voluntad de ganar, hasta que el partido se rompi¨® con el tanto de Oliveira. Reaccion¨® Osasuna con su tenacidad habitual y el f¨²tbol se volvi¨® vibrante, con una tensi¨®n que invadi¨® las gradas, donde se api?aron las dos aficiones. Era la final de Copa, el ¨²nico partido en Espa?a que mueve masivamente a las hinchadas. En un f¨²tbol tan poco viajero como el espa?ol, la final representa algo excepcional. Es una emocionante fiesta que muchas veces no encuentra respuesta en el juego de los finalistas. Osasuna y Betis combatieron en medio de un calor sofocante y no hubo m¨¢s durante un largo trecho del encuentro, con los fieles a su estilo.
Osasuna siempre ha tenido un aire ingl¨¦s, con mucho pelotazo, poder¨ªo en el aire, olfato para aprovechar los rechaces y mucho sacrificio. No ha cambiado con los a?os, ni ahora que es un equipo trufado de jugadores suramericanos, africanos y europeos. El Betis s¨ª ha cambiado en los ¨²ltimos tiempos. Se ha italianizado bajo la direcci¨®n de Serra Ferrer. El Betis busca el contragolpe de manera obsesiva, con poca elaboraci¨®n en el medio campo y mucho cuidado defensivo. No es su vieja cultura, pero los resultados han funcionado. As¨ª jug¨® la final: se tap¨® y tir¨® de contragolpe. Si Osasuna llev¨® el peso del partido, el Betis hizo las ocasiones, la mayor¨ªa protagonizadas por Oliveira, el hombre del partido. Su velocidad desestabiliz¨® a la defensa de Osasuna, que no necesita mucho para desestabilizarse. Ha recibido m¨¢s goles que nadie este a?o, y con raz¨®n. Es el t¨ªpico equipo que concede oportunidades a sus rivales en toda clase de jugadas. Las que tienen peligro y las intrascendentes, como ocurri¨® en el gol de Oliveira, que fue m¨¢s listo y m¨¢s r¨¢pido que Cruchaga en una acci¨®n donde el defensa navarro ten¨ªa todo tipo de ventajas. Pero el hombre se ofusc¨® y permiti¨® un gol impensable.
Fue bastante mejor la segunda parte que la primera, pero sin grandes excesos. El primer tiempo fue un duelo sordo, con muchas faltas y una tensi¨®n que aniquilaba a los futbolistas. El calor tampoco favoreci¨® el juego. Fuera de una excelente jugada de Edu y Fernando, que dejaron pasar la pelota y permitieron una estupenda diagonal de Oliveira, no se vio nada interesante. El Betis se salt¨® el medio campo para buscar la velocidad de sus delanteros y el instinto de Fernando para la sorpresa. Apenas hubo noticias de Edu y Joquin, que no acostumbra a estar a la altura de su fama. Osasuna hizo lo mismo que el Betis, pero con objetivos diferentes. Webo y Morales est¨¢n en las ant¨ªpodas de los ¨¢giles delanteros del Betis. Son grandes, poderosos, combativos y con una querencia irrefrenable a jugar de espaldas a la porter¨ªa. Se les busca para que prolonguen los pelotazos, o aprovechen su corpach¨®n para defender la pelota cerca del ¨¢rea y esperar la llegada de los centrocampistas. Con los pies pueden hacer poco, especialmente Morales, el menos sutil de los delanteros.
Aunque Osasuna parec¨ªa sentirse m¨¢s c¨®modo, el Betis tir¨® algunos bocados casi letales. Oliveira estuvo especialmente afilado. Se impuso a los centrales y marc¨® el gol tras el error de Cruchaga. A Osasuna todo le resultaba m¨¢s trabajoso, pero eso figuraba en los pron¨®sticos. Tiene m¨¢s voluntad que clase. Est¨¢ m¨¢s preparado para la percusi¨®n que para la creatividad. Es un equipo que no suele desmayar. En este sentido no se dej¨® impresionar ni por la final —la primera que disputa en su historia— ni por el tanto de Oliveira. Reaccion¨® con entereza y se benefici¨® del ingreso de David L¨®pez por Pu?al. Enfrente, el Betis sigui¨® blindado, sin medio campo, con los delanteros en plan palomero, esperando los errores defensivos de Osasuna. Era su plan, nada ambicioso por otra parte. En este aspecto no hizo nada por justificar su condici¨®n de favorito, ni por acreditar la calidad de sus jugadores.
Pero su car¨¢cter especulador no le sirvi¨® de nada. En una jugada de toda la vida, Delporte progres¨® hasta la raya de fondo y tir¨® un centro sensacional que Aloisi cabece¨® en el segundo palo. Si Oliveira hizo da?o a los centrales de Osasuna, Delporte le dio muy mala vida a Melli. Por la izquierda encontr¨® Osasuna su salvaci¨®n en un partido que se fue a la pr¨®rroga entre la emoci¨®n de las hinchadas y la fatiga de los dos equipos, aplastados por el esfuerzo y la exigencia que siempre supone una final. La rueda de penaltis parec¨ªa irremediable, pero el Betis insisti¨® en su plan: mucha defensa y contragolpe. En el ¨²ltimo surgi¨® Dani. Y el chico lo ejecut¨® sin dudar. Clav¨® el zurdazo y vivi¨® su momento de gloria: la Copa era del Betis
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