El Madrid resuelve sin despeinarse
El conjunto blanco vive un partido sencillo ante un Alav¨¦s que se suicid¨® por orden de Piterman
Est¨¢ de fiesta el Madrid. Andaba inspirado el equipo hasta que el Zaragoza le acuchill¨® en La Romareda, en aquel 6-1 que a punto estuvieron de remontar los blancos en un partido de vuelta que supuso la eliminaci¨®n m¨¢s triunfal que se conoce. Anoche, en un Bernab¨¦u deseoso de prorrogar la juerga del mi¨¦rcoles, despach¨® al Alav¨¦s sin despeinarse. Le bast¨® con que Guti levantara de vez en cuando la cabeza y Robinho se arrancase a todo tren para tumbar a un Alav¨¦s que fue la viva imagen de su presidente, entrenador, delegado, due?o y capataz. Esto es, un disparate.
Fue el Alav¨¦s un equipo tan caricaturesco como Dimitri Piterman, el general¨ªsimo que se sent¨® en el banquillo en calidad de utillero, acompa?ado de un s¨²bdito ejemplar, de nombre Mario Luna, tras haber echado hace pocos d¨ªas a un entrenador por cometer la insolencia de ganar partidos.
Quiso ser valiente Piterman y lo ¨²nico que consigui¨® fue que el Alav¨¦s adquiriera la condici¨®n de cad¨¢ver en s¨®lo 11 minutos. Intent¨® jugarle de t¨² a t¨² al Madrid, sin presionarle, al ataque, con tres puntas, despoblado su centro del campo. Un suicidio fue aquello. El Madrid se divirti¨® un ratito, jugando a uno, dos toques, una filigrana por aqu¨ª, un taconazo por all¨¢, y cerr¨® el partido sin inmutarse. Precisamente de un taconazo naci¨® el primer gol. Robinho fue su autor, abriendo un pasillo a Ra¨²l Bravo. El centro de ¨¦ste fue un churro, pero los centrales no supieron qu¨¦ hacer con el bal¨®n, que acab¨® de nuevo en los pies de Robinho. El brasile?o vio a Guti tan bien plantado al borde del ¨¢rea que no pudo por menos que regalarle la pelota. El zurdazo del capit¨¢n, seco y cruzado, se fue dentro.
Hab¨ªa optado L¨®pez Caro por las rotaciones, roto como qued¨® a nivel f¨ªsico el equipo tras la paliza de la Copa. Dio descanso a Cicinho, Woodgate, Roberto Carlos y Zidane. Pod¨ªa haber cambiado a otros tantos que nada hubiera variado. Lo que se antojaba una soluci¨®n arriesgada, la de dejar la salida del bal¨®n en manos de Diogo, result¨® un hecho sin mayor trascendencia, que no hace falta ser Guardiola para igualar el ideario futbol¨ªstico del ausente Gravesen.
Tal y como fue la puesta en escena del Alav¨¦s, era imposible que el Madrid no resolviera por la v¨ªa r¨¢pida. Porque se han visto partidos de chapas en los que los jugadores est¨¢n mejor colocados que los del Alav¨¦s en Chamart¨ªn, desperdigados como si acabaran de caer en el c¨¦sped.
Y como la pelota era del Madrid, las ocasiones eran del Madrid y el f¨²tbol era del Madrid, pues el gol tuvo que ser del Madrid. Lleg¨® merced a dos obras maestras que se encadenaron. Una de ellas, suave, delicada, sutil; la otra, salvaje. Nadie como Guti y Baptista para representar uno y otro papel. Recibi¨® el capit¨¢n el bal¨®n, se plant¨® al borde del ¨¢rea y levant¨® aqu¨¦l con una cuchara de dibujos animados. Baptista recibi¨® en el punto de penalti, baj¨® la pelota con la cabeza y, sin dejarla caer, se sac¨® de la manga una chilena que fue un misil. El bal¨®n sali¨® despedido de su pie derecho a mil y se estamp¨® en el poste. El rebote le lleg¨® al m¨¢s listo del barrio, Robinho, que la clav¨® por arriba.
No hab¨ªa dado dos pases seguidos el Alav¨¦s y ya ten¨ªa perdido el partido, aunque la impresi¨®n es que ya lleg¨® a ¨¦l derrotado. Encantado de haberse conocido y, lo que es peor, convencido de haber descubierto el f¨²tbol, asunto sin duda m¨¢s freudiano que deportivo, Piterman demostr¨® que de f¨²tbol sabe m¨¢s bien poco y permiti¨® que el Madrid viviera el partido m¨¢s pl¨¢cido del siglo.
Tan f¨¢cil lo ten¨ªan los blancos que bajaron el list¨®n de forma descarada. Pudo marcar Baptista, autor de un partido m¨¢s que decente, pero el gol se le est¨¢ atragantando al brasile?o. Lo mereci¨® con la chilena que dio origen al segundo y con un chutazo bestial que rechaz¨® el portero.
Fue transcurriendo el encuentro con Robinho regate¨¢ndose a s¨ª mismo, con Sergio Ramos asom¨¢ndose al centro del campo e intentando pases que ya quisiera Laudrup, con el Madrid, en fin, no dando una carrera de m¨¢s. Apareci¨® Cicinho, que est¨¢ como un cohete, para hacer el tercero. Pero antes de que llegara, el Bernab¨¦u en pleno ya se hab¨ªa puesto en pie para saludar con una ovaci¨®n estruendosa la entrada al campo de Ra¨²l. Eran ya momentos para el sentimiento y el jolgorio de un equipo que vive buenos tiempos y que derrib¨® sin despeinarse a otro que viv¨ªa una buena racha hasta que su caudillo decidi¨® hacerse con las riendas, firmar despidos y llamar mercenarios a sus jugadores, esos mismo jugadores que ayer demostraron que la osad¨ªa y la ignorancia de su jefe no tiene l¨ªmites.
![Salgado (izqda.) y Cicinho se abrazan tras conseguir ¨¦ste el tercer gol del Madrid ante el Alav¨¦s.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ZKTZXR5DOJRR5H23YONT4KZXEA.jpg?auth=c8e4da2cfc64c51878212d1924b93d77982cd889348ec0e244de32fdaf49a75b&width=414)
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