El Bar?a gana a la italiana en Zaragoza
Los azulgrana transformaron sus dos ¨²nicas ocasiones de gol ante un rival que tuvo mayor presencia en el partido
El Barcelona rentabiliz¨® las dos ¨²nicas ocasiones de gol que gener¨® ante el Zaragoza. El encuentro, gobernado por el equipo de V¨ªctor Mu?oz, vir¨® del lado azulgrana a la salida de un c¨®rner despu¨¦s que Eto'o amenazara con abandonar la cancha por los insultos racistas que recibi¨® de una parte de la hinchada. El camerun¨¦s reconsider¨® su decisi¨®n a petici¨®n de sus propios compa?eros y el juego se reanud¨® con el saque de esquina que origin¨® un penalti de Celades transformado por Ronaldinho. Desequilibrado el marcador, Larsson —suma ocho goles en los ¨²ltimos 11 partidos— remach¨® la victoria para certificar que su salida al campo fue nuevamente un revulsivo. Muy apretado por el Zaragoza, que expuso m¨¢s, el Barcelona sobrevivi¨® defensivamente por la jerarqu¨ªa de M¨¢rquez, que tuvo que hacer un sobreesfuerzo para mantener a su equipo en la contienda.
Aunque cambi¨® de laterales, el Barcelona afront¨® el partido de La Romareda como el de Stamford Bridge. Al fin y al cabo le val¨ªa la misma receta porque el Zaragoza y el Chelsea comparten el gusto por el contragolpe, y as¨ª se lo hicieron saber en su d¨ªa a los azulgrana, ya escarmentados. Incluso el partido comenz¨® igual porque Messi remat¨® con intenci¨®n a la porter¨ªa a las primeras de cambio y los dos equipos se neutralizaron en la l¨ªnea de medios.
Las permutas de posici¨®n entre los delanteros confirmaron la dificultad que ten¨ªa el Barcelona para jugar en campo contrario, de la misma manera que al Zaragoza le cost¨® enfrentar a Puyol y M¨¢rquez, una pareja de centrales que mezcla bien y ha mejorado el f¨²tbol de contenci¨®n azulgrana. La contundencia se impuso hasta tal punto que los locales pidieron penalti a la salida del primer c¨®rner que botaron cuando el mexicano agarr¨® a ?lvaro en el ¨¢rea, en una acci¨®n que demostr¨® cuando menos la superioridad aragonesa en el juego a¨¦reo.
Las jugadas de estrategia se presentaban como un buen recurso para desatascar el partido en caso de que no lo consiguieran Cani, siempre incisivo, o Messi y Ronaldinho, de nuevo quejoso con el ¨¢rbitro porque no pudo atacar un centro de Belletti en una jugada que provoc¨® el mismo alboroto en el banquillo barcelonista que antes la de ?lvaro en el blanquillo.
Uno y otro equipo se esmeraban en mantener la posici¨®n y atacaban s¨®lo en casos de superioridad num¨¦rica para que cualquier p¨¦rdida de la pelota no abonara las opciones del rival. Excesivamente prudente, el Barcelona no quer¨ªa correr ning¨²n riesgo ni avalar el juego del Zaragoza, cada vez m¨¢s atrevido y r¨¢pido, ganador de la pugna entre centrocampistas, sobre todo porque Motta apenas entraba en juego y Edmilson erraba en el rechace. El plantel local fue gan¨¢ndose el campo para sufrimiento azulgrana. Al Bar?a se le hizo el equipo demasiado largo, se parti¨® a menudo y se qued¨® sin llegada a la meta de C¨¦sar. No hubo noticias de los delanteros azulgrana en el primer tiempo, de los m¨¢s pobres que han disputado los azulgrana a nivel ofensivo. Las faltas t¨¢cticas se sucedieron y no hubo hilo de f¨²tbol, sino mucho aburrimiento en el campo.
El Zaragoza le negaba el espacio al Bar?a, falto de ambici¨®n, incapaz de ir a por el partido, necesitado de un pasador. Les pesaba a los azulgrana el partido de Londres y sobre todo la poca actividad de Ronaldinho y Eto'o, lento y fuera de forma. M¨¢rquez y Puyol, por lo dem¨¢s, tuvieron que corregir los errores de los volantes, y el Zaragoza tom¨® decididamente las riendas del encuentro desde el arranque del segundo tiempo. A Rijkaard no le qued¨® m¨¢s remedio que sustituir a Motta, aunque prefiri¨® a Van Bommel antes que Iniesta, un futbolista que seguramente le habr¨ªa ido mejor a Messi, el ¨²nico atacante azulgrana que ten¨ªa una presencia notable en el encuentro. A Rijkaard le pareci¨® lo contrario y sustituy¨® al argentino por Larsson, decisi¨®n que pareci¨® m¨¢s que nada pol¨ªtica para no incomodar a Eto'o o Ronaldinho. El cambio, sin embargo, result¨® nuevamente decisivo.
Larsson ratific¨® el triunfo azulgrana despu¨¦s que Ronaldinho transformara un penalti por manos de Celades despu¨¦s de un remate de Edmilson. El brasile?o, finalmente, tuvo que abandonar el terreno de juego lesionado. El Zaragoza, destemplado, ya no se sobrepuso y cedi¨® la cuchara. Una parte de la hinchada expres¨® su cabreo por la actitud de Eto'o, que a su entender provoc¨® un cambio de gui¨®n del partido cuando amenaz¨® con retirarse. Por una vez, y aunque vaya en contra de su forma de ser, el Barcelona gan¨® a la italiana y certific¨® su liderato.
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