El Sevilla m¨¢s grande
El equipo de Juande arrolla al Middlesbrough en la final de la Copa de la UEFA y logra el mayor ¨¦xito de su centenaria historia
El Sevilla se puso ayer una corona. Una corona de oro puro, de f¨²tbol generoso, de gloria esperada y so?ada y por fin paladeada. Un siglo de historia coronado por un triunfo espectacular, de gran campe¨®n, con una goleada en una final de la Copa de la UEFA que siempre sinti¨® suya. Ayer naci¨® un nuevo equipo Esta vez hacia arriba. Un club que estuvo cerca de desaparecer en 1995, una entidad que tuvo que vender a sus mejores hijos para sobrevivir en 2000, un grupo humano que siempre se crey¨® merecedor de algo m¨¢s de lo que el f¨²tbol le hab¨ªa dado. En Eindhoven se cobr¨® todas sus deudas
Al final ambos equipos decidieron que si iban a ser recordados u olvidados prefer¨ªan hacerlo con sus propios trajes. As¨ª, el Boro repeli¨® la pelota hacia las botas de los sevillistas y ¨¦stos quisieron hacerla correr por las bandas. Unos, los ingleses, lo confiaron todo a la solidez de su medio campo, ocupado por dos jugadores que desconocen el significado del toque y se hartan de dar topetazos. Especialmente Rochemback, un jugador que raspa, un futbolista gladiador que se llev¨® por delante a todo sevillista que se cruz¨® por su camino. Su compa?ero de l¨ªnea, Boateng, parece un Paganini del f¨²tbol en comparaci¨®n con el ex barcelonista. Toda la calidad del equipo ingl¨¦s pasa por su interior izquierdo (Downing) y los dos puntas (Viduka y Hasselbaink).
El joven Downing se encontr¨® con el voraz Alves. El sevillista es un peligroso conductor y pasador en ataque, como demostr¨® en el bal¨®n que le puso a Luis Fabiano en el primer gol, pero no es que defienda mucho. Aunque lo que s¨ª que hace como nadie es vivir los partidos con una intensidad extraordinaria. Ayer, sac¨® de sus casillas a Downing, que pudo hasta haberse ido a la calle si el ¨¢rbitro hubiese visto la patada que tir¨® al brasile?o a los 20 minutos de partido. Pero Alves consigui¨® cortar esa v¨ªa de suministro hacia Viduka y Hasselbaink. Javi Navarro y Escud¨¦ lograron quitarles cualquier idea de acercarse al ¨¢rea. En ocasiones con elegancia y otras con vehemencia. De hecho, el ¨²nico tiro del Boro a puerta en toda la primera mitad fue un remate de falta de Rochemback. Tan sofisticado como el resto de su f¨²tbol.
El f¨²tbol del Sevilla se escor¨® hacia la izquierda e hizo da?o desde muy pronto. A los ocho minutos del comienzo, David rob¨® una pelota en el centro del terreno de juego, la prolong¨® a la carrera de Adriano que se col¨® e intent¨® el pase atr¨¢s desde la l¨ªnea de fondo y un defensa del Boro estuvo a punto de meterla en su propia puerta. Un minuto despu¨¦s, sucedi¨® algo muy similar: jugad¨®n de Adriano y Saviola a punto de rematar. Navas no apareci¨®, no encar¨®, tan s¨®lo sobrevivi¨® a la primera mitad. Pero por suerte juega por la misma banda de Alves. El lateral brasile?o se sali¨® de la banda encar¨® el ¨¢rea vio como Southgate le dejaba un metro de m¨¢s a Luis Fabiano, al que le envi¨® un bal¨®n bombeado que el delantero remat¨® primorosamente con la cabeza a la base del palo derecho de Schwarzer. Gol. El jugador al que menos se le esperaba, el delantero ciclot¨ªmico y a veces hasta ajeno a fundamentos tan b¨¢sicos en el f¨²tbol como el desmarque, marc¨® un gol de delantero de los de perlas. El Sevilla continu¨® con su dominio y Adriano estuvo a punto de marca de nuevo con un tiro que se le fue alto por poco. A pesar de tener la pelota m¨¢s que el Boro, no lograba el Sevilla deshacerse de los nervios.
En la segunda mitad, el entrenador del Boro y futuro seleccionador de Inglaterra, Steve McClaren, quit¨® a un interior anodino (Morrison) para sacar a otro con ama de malote pero suertudo y especialista en remontadas: Macarrone. Por su parte, Juande Ramos decidi¨® darle cent¨ªmetros al ataque —previsiblemente, previendo o planeando m¨¢s balones a la olla—. Lo mismo tambi¨¦n le pellizc¨® o algo parecido a Navas, que sali¨® como una moto en la segunda mitad. A los tres minutos, ya se hab¨ªa colado una vez y a los cinco le hab¨ªa puesto un bal¨®n a Adriano que el brasile?o no acert¨® a marcar por muy poco con precioso tiro con comba. Tambi¨¦n Navas particip¨® en la jugada del segundo gol. El menudo canterano centr¨® a Kanout¨¦ cuyo remate despej¨® Schwarzer, pero s¨®lo para ver como Maresca empujaba el bal¨®n hasta la red.
Antes de ese tanto, el Sevilla hab¨ªa pasado bastantes apuros y Viduka estuvo a unto de marcar en dos ocasiones, una de ellas clar¨ªsima que nadie sabe a¨²n c¨®mo despej¨® Palop. Y es que era el d¨ªa que el Sevilla hab¨ªa elegido para coronarse de laurel. Adem¨¢s, lo hizo con un festival. Maresca marc¨® otro y Kanout¨¦ un cuarto. Un espl¨¦ndio cierre para la fiesta m¨¢s grande en la historia del sevillismo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.