Robredo se atasca
James Blake pone por delante a Estados Unidos tras ganar en tres 'sets' el primer partido de la eliminatoria
Hay partidos que duran un set. Est¨¢ por descubrir si hay eliminatorias que se resuelven en el mismo tiempo. Espa?a busca respuesta desde este viernes a esa pregunta: Tommy Robredo ha abierto el enfrentamiento de cuartos de final de la Copa Davis contra Estados Unidos perdiendo ante James Blake (6-4, 6-3 y 6-4). Jug¨® mucho y bien en la primera manga. Aguant¨®, con pinta de jugador serio, de tenista duro y sin alardes, el juego moderno, hermoso y contundente de Blake. Le llev¨® al terreno de las dudas. Le encerr¨® en los l¨ªmites de su tenis estructurado y con patrones, lejos del impulso del p¨²blico, de la pasi¨®n, del motor de ruidos y gritos que ha empujado el juego del estadounidense.
Todo eso dur¨® un suspiro. Ocho juegos. Y un momento decisivo. Toc¨® zanjar el set. Toc¨® jugar con golpes ganadores, con el riesgo, a toda velocidad y sin red. Y ah¨ª, Robredo se perdi¨®. En ese terreno, Blake encontr¨® el camino. Y ganando la primera manga ha cerrado un partido que bien puede valer la eliminatoria. Estados Unidos manda uno cero. El turno ser¨¢ ahora para Verdasco, que se enfrenta a Roddick. Y como el dobles estadounidense es el mejor del mundo, puede que Espa?a se levante el domingo pensando en la siguiente temporada de la Davis.
El partido, maquillado en el resultado por el ¨²ltimo empuj¨®n de Robredo, ha levantado el tel¨®n con una impresionante puesta en escena. Han sonado los himnos de los dos equipos. Han volado los fuegos artificiales. Han retumbado las paredes con 14.500 espectadores empujando a Blake al coro del himno estadounidense, con ni?os y abuelos disfrazados con los colores de la bandera estadounidense, con ruido estruendoso, m¨²sica de radiof¨®rmula, focos, saltimbanquis y humo por todas partes. Puro espect¨¢culo americano. Gasolina para las piernas de Blake, que ha vivido en comuni¨®n con la grada. Piedras en la mochila de Robredo.
El espa?ol es un tenista que vive agarrado a la pureza de su juego. Muchos de sus golpes son un resumen de t¨¦cnica, colocaci¨®n, buen gusto y clase. Cuando juega con esas armas, sin gestos superfluos, manda. Cuando se olvida de qui¨¦n es, cuando busca golpes definitivos, ser duro, contundente, jugar a la americana, pierde. Por ese camino, el de ser el espejo de Blake, el de jugar a las l¨ªneas y el espect¨¢culo, ha perdido Espa?a el primer punto.
Robredo tiene ahora un d¨ªa para reflexionar y reconstruir su juego. El domingo juega contra Roddick. Y entonces deber¨¢ adaptar el marcador a la l¨®gica de la pista. La superficie de Winston-Salem favorece al tenista que sirve. El cemento, el latex-ite, dificultan el resto. Eso inclina el marcador hacia los tanteos estrujados. Hacia las mangas peleadas en el v¨¦rtigo del tie break. Si el partido vive en las apreturas del 7-5, es que los dos tenistas carburan. Si no, que uno ha fallado. Esta vez, Robredo.
La derrota, adem¨¢s, ha dejado una conclusi¨®n inquietante para Espa?a. El equipo contaba con Blake y sus problemas de confianza como uno de los factores desequilibrantes de la jornada. El partido de este viernes ha demostrado que el estadounidense ha aceptado el reto. Y que no es el eslab¨®n d¨¦bil del equipo capitaneado por Patrick McEnroe. Blake se ha sobrepuesto a unas ¨²ltimas semanas horrorosas, con su juego en cuesti¨®n y su cotizaci¨®n bajando en picado. Ha superado las miradas inquisidoras del p¨²blico y de los compa?eros, que esperaban encontrar en ¨¦l un l¨ªder, al hombre a los mandos, al tenista que pudiera sustituir a un Roddick renqueante.
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