El mejor plan B
El Sevilla encarrila su clasificaci¨®n con una victoria en Bucarest protagonizada por Renato
El Sevilla de Manolo Jim¨¦nez est¨¢ al principio del sendero. Pero al menos una quincena de metros s¨ª que ha andado ya. Los que han ganado para su juego la pareja de los mediocentros. El trabajo de Poulsen y Keita se desarrolla ahora, metro atr¨¢s, metro adelante, alrededor de la l¨ªnea que separa el terreno de juego en dos. En su viaje al coraz¨®n del contrincante han arrastrado a sus defensas, faltos a¨²n de una voz con mando y hasta de una lista de nombre reconocible. De paso, el trabajo del escandinavo y el africano le resta muchos metros de carrera a los delanteros, tanto cuando apoyan la circulaci¨®n del bal¨®n como cuando les toca rematar.
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El Sevilla vuelve a ser un equipo dif¨ªcil de encarar, que recupera sin necesitar tiempo para recuperarse y que, en ocasiones, es capaz de hilvanar los ataques incluso cuando el adversario a¨²n tiene el bal¨®n en sus pies. La primera parte del encuentro frente al Steaua fue de los sevillistas en toda su extensi¨®n, un dominio que se fragu¨® en la contundencia y rapidez mental de los mediocentros, el ¨¦mbolo en el que convirtieron sus respectivas bandas los laterales y la infinita capacidad de distribuci¨®n de Renato. Lo ¨²nico que se ech¨® en falta fue mayor asiduidad con la red que defend¨ªa Zapata.
El presente del Steaua es lo m¨¢s parecido a una maraca. Agitada adem¨¢s por un exc¨¦ntrico multimillonario: Gigi Becali. Lacatus supone ya el tercer t¨¦cnico de este curso tras Hagi y Pedrazzini, la pasada semana contrat¨® a cinco jugadores de una tacada y ocupan un desacostumbrado s¨¦ptimo puesto en la clasificaci¨®n de la Liga rumana. Y hoy se le esfumaron casi todas las oportunidades no s¨®lo de seguir adelante en la Liga de Campeones, sino incluso de jugar la Copa de UEFA. Hasta los espectadores prefieren dedicar su tiempo y su dinero a otros quehaceres m¨¢s placenteros. Daba pena ver el estadio de todo un campe¨®n de Europa con tan poca animaci¨®n. Pero el juego del conjunto lo convert¨ªa todo en comprensible.
El Sevilla disfrut¨® de la pelota todo lo que quiso. En algunas ocasiones, hasta en exceso. No por falto de est¨¦tica ni de oficio, sino porque no acaba de llevar al gol. Con Kanout¨¦ como ¨²nico jugador en punta, Renato encontr¨® un hueco en la alineaci¨®n titular y su trabajo result¨® espl¨¦ndido. El brasile?o ha sido el m¨¢s da?ado por la colosal irrupci¨®n de Keita en el equipo. A los entrenadores les basta ahora con el trabajo de Poulsen y Keita y el juego en vertical de Kanout¨¦ para armar el pilar maestro del conjunto. Renato es uno de esos futbolistas que juega como es, dulce, elegante, al¨¦rgico a los conflictos. No saca las u?as ni cuando alg¨²n compa?ero con mayor demagogia en su despliegue f¨ªsico le roba metros y protagonismo en el juego del equipo. La suya es una situaci¨®n sin culpables, fruto de la evoluci¨®n de un equipo que, adem¨¢s, cada a?o descubre Am¨¦rica con sus fichajes.
Renato es uno de los mejores planes B del f¨²tbol europeo. Y adem¨¢s, mete goles. Dos hizo anoche, culminando dos buenas jugadas. La segunda arranc¨® los aplausos de los pocos aficionados que tiritaban en las gradas del Steaua Stadium, que demostraron que les gusta m¨¢s el f¨²tbol que enfadarse. Un ejemplo para las dem¨¢s hinchadas. Entre las combinaciones entre Renato y Alves y un magistral taconazo del lateral derribaron a los centrales para cerrar el partido.
El Sevilla se puso esta noche la clasificaci¨®n para octavos de final de la Liga de Campeones a punto de caramelo. El pr¨®ximo enfrentamiento con el Arsenal pinta mucho mejor. Los sevillistas buscan adem¨¢s una catarsis en ese encuentro. La derrota de Londres doli¨® de una manera especial, fue el principio de una racha p¨¦sima que llev¨® al equipo a la derrota consecutiva en cuatro partidos de Liga y al desquicie generalizado que lleg¨® a amenazar la paz en un equipo que no puede reprocharse nada ni padecer que le reprochen.
El conjunto andaluz ha encontrado ahora en la Liga de Campeones un nuevo camino para recuperar la estima que hab¨ªa perdido y, sobre todo, el juego. Un camino que se antoja largo y del que, por lo menos ya ha recorrido una quincena de metros.
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