Llorente gana a Masoud

Athletic y Osasuna tienen poquito que mostrar. Suele ocurrir cuando vives en los s¨®tanos de la clasificaci¨®n. Pero siempre hay alguna estancia que ense?ar a los invitados. El Athletic, por ejemplo, tiene a Fernando Llorente. Quiz¨¢s nunca llegue a ser el gran goleador que muchos se empe?an en ver en ¨¦l, ofuscados por su impresionante f¨ªsico de delantero a la vieja usanza. Quiz¨¢s no llegue a serlo, pero s¨ª ser¨¢ un buen jugador, qui¨¦n sabe si un gran jugador. Para eso lo ha invitado Del Bosque al amistoso de la selecci¨®n espa?ola contra Chile, para ver hasta d¨®nde puede llegar, fuera del Athletic, un muchachote de esa envergadura. En el Athletic est¨¢ claro: a ser el referente, el poste y el salvador de cada partido. A ser casi, casi, la ¨²nica alternativa, el peaje del gol.

Los centrales menos avezados se empe?an en apresarlo por las alturas cuando la dinamita la tiene en los pies. En dos acciones no s¨®lo gan¨® el partido (la primera la remach¨® Garmendia), sino que elev¨® la autoestima de un equipo asustado. Al principio y al final, como los buenos cazadores.

Osasuna tiene a Masoud, un iran¨ª con una t¨¦cnica envidiable, habilidoso como pocos jugadores en la Liga espa?ola, al que el Athletic cosi¨® a faltas y faltitas y, al final, ¨¦l fue el amonestado por protestar. Cosas de los arbitrajes. Pero Masoud no tiene gol. Ni jugando por dentro, como al principio, ni por fuera, como al final. Y tiene poquito m¨¢s el equipo de Camacho, que sigue sin ganar en la Liga, que sigue siendo colista y que sigue demostrando que necesita no un central (por la lesi¨®n de Roversio), sino una legi¨®n de centrales que al menos hagan su trabajo de forma aseada.

M¨¢s all¨¢ de Masoud hay poca vida en Osasuna, que apenas tuvo una ocasi¨®n de Portillo en las postrimer¨ªas del partido. Correr, el equipo de Camacho corre, pero eso es poco argumento ante un Athletic que en esa faceta no se arruga. Al Athletic se le advert¨ªa m¨¢s suelto con los chispazos de Susaeta, intermitente, como siempre, y algunas sutilezas de David L¨®pez en los saques de falta.

Acosado por las lesiones, el equipo navarro advierte un tortuoso futuro. Se defiende poco y ataca casi nada. Se entrega, s¨ª, pero ayer acab¨® entregado a la inteligencia de Llorente, con olfato de killer. Cruchaga, a punto de cumplir 35 a?os, se trag¨® el enga?o como un aprendiz.