Otro Madrid, el mismo Casillas
En su mejor versi¨®n de la temporada, el conjunto de Juande doblega al Villarreal con un gran gol de Robben y un portero agigantado
Contra la permeabilidad de la crisis, Robben y Casillas son un estupendo remedio. Protagonista indiscutible antes del fin de a?o, frente al Valencia, el holand¨¦s liquid¨® al Villarreal, otro rival directo en la cumbre, con un golazo. Pura orfebrer¨ªa para resolver un duelo atractivo y emocionante, de ida y vuelta, con dos porteros acunados en la Ciudad Deportiva que mantuvieron a dieta el marcador. El mejor Madrid del curso hizo que al conjunto castellonense se le eternizara el primer acto; un Villarreal empinado provoc¨® que al equipo madrile?o se le hiciera largu¨ªsimo el segundo cap¨ªtulo. En uno y otro tramo, Diego L¨®pez y Casillas demostraron por qu¨¦ no pod¨ªan compartir cartel en Chamart¨ªn. Dos porteros de tanta categor¨ªa son un lujo excesivo para cualquier club.
Real Madrid 1 - Villarreal 0
Real Madrid : Iker Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Cannavaro, Heinze; Sneijder, Gago, Lass (Van der Vaart, m.77), Robben (Metzelder, m.89); Ra¨²l y Huntelaar (Drenthe, m.56).
Villarreal : Diego L¨®pez, ?ngel, Gonzalo, God¨ªn, Capdevila; Senna (Ibagaza, m.69), Eguren, Cazorla, Pires (Cani, m.79); Rossi y Nihat (Llorente, m.46).
Gol : 1-0, m.31: Robben.
?rbitro : Mejuto Gonz¨¢lez (colegio asturiano). Mostr¨® tarjetas amarillas a los locales Huntelaar y Gago, y a Angel, Gonzalo y Eguren, del Villarreal. Incidencias: Partido correspondiente a la decimos¨¦ptima jornada de Liga disputado en el estadio Santiago Bernab¨¦u ante 79.500 espectadores. Lleno. El campo madrile?o estren¨® nuevo c¨¦sped.
El partido dej¨® otras huellas, como las de Pepe, imponente como sost¨¦n defensivo. Entre los guardametas, Robben y el central portugu¨¦s restaron foco a los dos novatos, Lass y Huntelaar, en su primer pase¨ªllo. Ordenado, sensato y firme el primero; detallista y a¨²n sin f¨ªsico el segundo. Ninguno de los dos ha llegado como alquimista y no se presume que se conviertan en el tu¨¦tano del Madrid, pero ambos tienen hueso como futbolistas auxiliares. No lo ser¨¢n en la Liga de Campeones tras la chapuza del abarrotado departamento de Pedja Mijatovic, pero este Madrid necesitaba cirug¨ªa, maquillaje. Eso s¨ª, no al precio de Robinho, es decir, m¨¢s de 40 millones de euros inyectados al bazar invernal.
Con Juande al frente, el Madrid se ha hecho un equipo m¨¢s crudo, m¨¢s compacto. Se observ¨® sobre todo en el primer tiempo, cuando estrangul¨® a su oponente en su propio campo. Este Madrid busca la pelota donde el de Schuster de esta temporada simplemente echaba un vistazo desde lejos. En esta labor, la abnegaci¨®n de Ra¨²l resulta capital. Con la corneta del capit¨¢n, el conjunto blanco trastorn¨® al de Pellegrini, que sin bal¨®n queda decapitado. Es un equipo de trazo liviano, enhebrado alrededor de la pelota, que juega tan en corto que su hedonista apuesta convierte su f¨²tbol en un susurro permanente. Al margen de sus centrales, es un cuadro poco visceral. Impedido el Villarreal, en el que Rossi y Nihat, dos virtuosos en carrera, no ten¨ªan otra opci¨®n que jugar de espaldas, el Madrid mantuvo el control absoluto del encuentro. Lo hizo con vigor y buenas maneras. El cartesianismo de Lass, bien en el quite y pulcro en el pase; la amenaza permanente de Sneijder, la constancia de Ra¨²l y el doblete de Robben y Ramos por el costado de Capdevila enriquec¨ªan a un Madrid desconocido, con la defensa adelantada, con Pepe ejerciendo de Pepe y de Cannavaro, y mayor velocidad en la circulaci¨®n.
En pleno asalto madridista, con su adversario sin el sustento del bal¨®n, Robben culmin¨® la jugada de una sobremesa nada frecuente en el Bernab¨¦u. Juande quiere al zurdo holand¨¦s, que ya hab¨ªa rematado al larguero en el inicio del partido, en la banda derecha, donde anula su posibilidad de centro, pero estimula su indiscutible vocaci¨®n de solista. Al jugar por su lado ortop¨¦dico, Robben, como Messi, tiene como objetivo remar hacia el balc¨®n del ¨¢rea. As¨ª ocurri¨® a la media hora, cuando, por velocidad y con su cintura del Bolshoi, desbrav¨® a Capdevila, Eguren y Senna antes de enroscar la pelota con el empeine interior de la pierna izquierda. El bal¨®n hizo un arco imposible para Diego L¨®pez. Un gol de fantas¨ªa que justific¨® el buen ejercicio del Madrid en el primer tiempo. Antes, el propio Robben, tan individualista como eficaz, ya hab¨ªa rematado al larguero y Huntelaar, a los cinco minutos, hab¨ªa brindado en su deb¨² con un exquisito control al borde del ¨¢rea. Luego, tuvo una excelente ocasi¨®n, pero el portero del Villarreal le hizo una gran parada.
S¨®lo al instante del tanto de Robben reaccion¨® el equipo amarillo. Entonces empez¨® el cursillo de Casillas, que se estren¨® con una estirada a un remate cruzado de Pir¨¨s y sigui¨® el repertorio con un desv¨ªo al c¨®rner directo lanzado por Nihat. Al capit¨¢n de la selecci¨®n espa?ola a¨²n le quedaba cuerda para el segundo periodo.
Con tantos futbolistas de vuelta de la enfermer¨ªa (Huntelaar, Sneijder, Pepe, Heinze...), el grupo de Juande se vio incapaz de calcar la presi¨®n de los primeros 45 minutos. El equipo se estir¨®, se qued¨® sin dep¨®sito y se parti¨® por la mitad. El Villarreal rescat¨® la pelota, ya sin tanto alguacil en su per¨ªmetro, y el Madrid envid¨® a la contra. La entrada de Llorente e Ibagaza activ¨® a la coral de Pellegrini, que someti¨® a su contrario sin premio. Rossi tuvo el empate, pero su cabezazo en los morros de Casillas fue espantado por ¨¦ste no se sabe c¨®mo. Sus reflejos son portentosos. Como los de Diego L¨®pez, el que fuera su suplente, que frustr¨® cada arrebato blanco. Se fue Huntelaar, agotado, y luego se retir¨® Lass, al que una indisposici¨®n muscular de Guti adelant¨® su puesta en escena. Juande, temeroso, concluy¨® la faena con tres centrales. Ni as¨ª pudo evitar un susto final: un cabezazo de Eguren mientras la defensa blanca se hamacaba. Una dejaci¨®n que pudo costarle cara a un equipo que se remend¨® sin puntos en Barcelona, pero ha resuelto con bravura sus misiones ante el Valencia y el Villarreal. A muchas lunas del Bar?a, al menos ahora tiene motivos para el optimismo, para recobrar el orgullo y afrontar la segunda vuelta con el empe?o al que obliga la historia de un gran club como el Madrid. En esta plaza no hay posibilidad alguna de un apocalipsis prematuro.
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