De un ataque de risa a otro de p¨¢nico

El Barcelona pas¨® de un ataque de risa a otro de p¨¢nico en menos que canta un gallo por culpa del Espanyol. Los azulgrana las pasaron tan canutas para acceder a las semifinales de la Copa que acabaron pidiendo la hora antes de tiempo cuando los blanquiazules jugaban con diez por explusi¨®n de Jarque. Nadie daba un duro por el Espanyol, que se bati¨® con m¨¢s grandeza de la anunciada con un equipo muy peque?o. Funcion¨® bien de forma colectiva y fracas¨® a t¨ªtulo individual. A¨²n siendo suplente, Bojan tiene m¨¢s peso futbolistico que Jonathan y no hay un volante mejor que Xavi. Los porteros, en cambio, fallaron por igual y le dieron al partido un tono inesperadamente vibrante. El Barcelona, por lo dem¨¢s, es un equipo de ida al que le cuesta jugar la vuelta. Alguno de sus partidos m¨¢s discretos se han producido en situaciones de ventaja, tanto en la Copa como en la Champions, y el de ayer no fue una excepci¨®n. Le cuesta decidirse y mientras duda resulta vulnerable y pierde su encanto.

Ante la trascendencia del choque y la peligrosidad del empate a cero de la ida, Guardiola se la jugaba con la alineaci¨®n de la vuelta, y de nuevo encontr¨® una f¨®rmula que le permit¨ªa ganarse a la plantilla y aparentemente asegurarse tambi¨¦n la victoria. Futbolistas desequilibrantes como Alves, Xavi y Messi, uno por l¨ªnea, mezclaban con Sylvinho, Gudjohnsen, Hleb y Bojan, jugadores m¨¢s complementarios y necesitados de partidos de verdad. Ante un equipo reconocible, el Espanyol se despleg¨® en cambio con una formaci¨®n remendada, m¨¢s que desbravada, y un dibujo in¨¦dito (4-1-4-1), circunstancia que en cualquier caso no se sab¨ªa si ser¨ªa buena o mala porque las noticias que salen del club blanquiazul son las peores de la Liga.

Ocurre que la Copa es una competici¨®n muy diferente, y al Espanyol se le da especialmente bien en los ¨²ltimos tiempos, todo lo contrario que al Bar?a. Aunque improvisada, la jugada le sali¨® bien a Pochettino durante media hora porque a partir del mismo planteamiento que el Numancia, con Sergio S¨¢nchez de falso libre por delante de los centrales, los blanquiazules apenas conced¨ªan ocasiones de gol y sus transiciones resultaban m¨¢s interesantes que el ataque est¨¢tico del Bar?a. Aliviados, sin presi¨®n ni responsabilidad, los suplentes del Espanyol actuaron como un equipo muy trabajado, excelente t¨¢cticamente, como si llevaran semanas con su nuevo entrenador y no s¨®lo tres partidos. La tranquilidad blanquiauzl contrastaba con la angustia azulgrana.

Hasta que decidieron las individualidades para suerte del Bar?a y desgracia del Espanyol. Fall¨® Jonathan Soriano un remate sencillo ante Pinto y err¨® Cristian ?lvarez en un rechace a tiro de Sylvinho que Bojan emboc¨® a la red despu¨¦s que el ¨¢rbitro no pitara los penaltis reclamados por Hleb y Corominas. El partido, en cualquier caso, continu¨® siendo muy competitivo hasta el descanso, cosa que hablaba muy bien del Espanyol y mal del Barcelona, falto de l¨ªnea de pase y excesivamente reiterativo con los cambios de orientaci¨®n. Los buenos del Bar?a no entraban en juego mientras que en el Espanyol no hab¨ªa distinciones entre buenos y malos, inferiores uno por uno, solidarios todos.

La volvi¨® a pifiar un zaguero del Espanyol, Lacruz, nada m¨¢s salir del descanso, cuando apretaba el Bar?a el saque del portero y Xavi conect¨® estupendamente con Bojan para que el delantero definiera como hacen los mejores arietes. Poco despu¨¦s lleg¨® un tercer gol, materializado por Piqu¨¦, y el Barcelona se ech¨® a la bartola antes de tiempo. Al Espanyol le alcanz¨® con muy poco, con un par de disparos desde fuera del ¨¢rea, para ponerse a un tanto de la clasificaci¨®n. Puyol desvi¨® un tiro de Corominas (3-1) y poco despu¨¦s Pinto no se enter¨® tampoco de un lanzamiento de Callej¨®n (3-2). El encuentro adquiri¨® un tono dram¨¢tico, muy copero, con suspense en las dos ¨¢reas, por m¨¢s que Guardiola hubiera dado entrada a Iniesta y Eto'o.

El Espanyol no necesitaba ni siquiera jugar a f¨²tbol para provocar el p¨¢nico del Bar?a, especialmente cada vez que interven¨ªa Pinto. La hinchada azulgrana, que salud¨® la salida del Espanyol con el grito de "?A Segunda?", estaba m¨¢s pendiente de su porter¨ªa que de la rival. Ya no daba la victoria por descontada sino que cantaba para espantar los males. Desde el banquillo, los entrenadores mandaban a sus futbolistas al ¨¢rea mientras Messi intentaba ganar tiempo en el bander¨ªn de c¨®rner, ayudado por los recogepelotas, y Jarque era expulsado por una patada a Busquets. La alegr¨ªa con la que el afici¨®n festej¨® al final el triunfo habla del suspense que tuvo el partido. Pinto ser¨¢ un buen tipo divertido y contar¨¢ buenos chistes en el vestuario. Al Barcelona, en cambio, le hizo pasar un mal rato en el campo. Igual fue cosa de un d¨ªa. A veces los partidos que llegan m¨¢s mansos resultan los m¨¢s dif¨ªciles, y m¨¢s cuando se trata de un derby y de Copa.