El Atl¨¦tico sobrevive, que no es poco
Los de Abel logran empatar ante un Oporto que le pudo destrozar
Empat¨® el Atl¨¦tico , que no es poco. O que fue mucho, much¨ªsimo, pues pudo salir destrozado de su duelo con un Oporto que le super¨® de principio a fin. Sobrevivi¨® el Atl¨¦tico a un suplicio ante un rival que no pas¨® del empate por culpa de su defensa, que a ratos compiti¨® con la del Atl¨¦tico para ver qui¨¦n hacia el estropicio mayor. Pero el partido fue del Oporto, que mereci¨® de sobra el triunfo ante un Atl¨¦tico partido en dos, incapaz de enhebrar algo parecido al f¨²tbol, salvado en un pu?ado de ocasiones por Leo Franco y que bastante tiene con una igualada que deja viva una eliminatoria que ayer pudo y debi¨® quedar vista para sentencia.
Al minuto el Oporto ya hab¨ªa ense?ado todo su ideario. Bal¨®n largo a la derecha y all¨ª aparece Hulk, que caz¨® la pelota, se la llev¨®, recibi¨® agarrones, patadas, quiz¨¢ mordiscos... Sigui¨® y sigui¨® hasta la l¨ªnea de fondo este chico que hace honor a su apodo. Atr¨¢s lo puso para que Lisandro golpeara el bal¨®n a la media vuelta y Leo Franco consiguiera rechazarlo casi sin querer. Es Hulk un futbolista que abandon¨® Brasil a los 20 a?os para hacer patria en Jap¨®n. De all¨ª se lo trajo un avispado esp¨ªa del Oporto, donde est¨¢ armando el taco. Esta noche le hizo un roto al Atl¨¦tico las veces que quiso, arrasando, imponiendo la potencia que le da un f¨ªsico descomunal, al que une un pie izquierdo que sabe lo que es un bal¨®n.
Atl¨¦tico de Madrid 2 - Oporto 2
Atl¨¦tico: Leo Franco; Seitaridis, Pablo, Ujfalusi, Antonio L¨®pez; Maxi, Assun??o, Ra¨²l Garc¨ªa (Maniche, m.67), Sim?o; Ag¨¹ero (Sinama, m.55) y Forl¨¢n. No utilizados: Coupet, Camacho, Heitinga y Pern¨ªa.
Oporto: Helton; Sapunaru (Pedro Manuel, m. 78), Rolando, Bruno Alves, Cisshoko; Lucho Gonz¨¢lez, Fernando, Meirelles (Costa, m. 90), Rodr¨ªguez; Hulk y Lisandro (Sektioui, m. 89). No utilizados: Nuno, Far¨ªas, Stepanov y M. Gonz¨¢lez.
Goles: 1-0. M.3. Maxi. 1-1. M.22. Pablo falla en un cabezazo y Lisandro marca desde el borde del ¨¢rea. 2-1. M.45. Lanzamiento lejano de Forl¨¢n que se cuela entre las manos de Helton.2-2. M.72. Lisandro.
?rbitro: Howard Webb (ingl¨¦s) . Amonest¨® a Ra¨²l Garc¨ªa, Sapunaru y Assun?ao
Unos 45.000 espectadores en el Calder¨®n.
Se encontr¨® con aquel susto el Atl¨¦tico y entonces apareci¨® Ag¨¹ero, Una vez, no m¨¢s. Y triunf¨®. Bascul¨® con el bal¨®n por la izquierda antes de mandarlo a la espalda de un Cissokho que lleg¨® un siglo tarde, donde apareci¨® Maxi para fusilar. Sin nada, el Atl¨¦tico acababa de adelantarse en el marcador entre el alboroto general.
Fue un mal d¨ªa para elegir la profesi¨®n de defensa. Porque el f¨²tbol f¨¢cil, de pelotazo, del Oporto se le atragant¨® al Atl¨¦tico, que durante muchos minutos vivi¨® partido en dos, sin que sus centrocampistas apoyaran en ataque o auxiliaran en defensa. Hulk lanz¨® alto tras dejar sentado a medio Atl¨¦tico y al rato Forl¨¢n dispar¨® con todo para que Helton rechazara. Las defensas sobraban en aquel escenario de toma y daca. Sin embargo, el Oporto era muy superior porque los de Abel no consegu¨ªan hilar una jugada con criterio, venga a buscar a Seitaridis en la derecha para que ¨¦ste mandara bal¨®n tras bal¨®n a la nada, mientras en la izquierda Simao se ve¨ªa obligado a recorrer 40 metros en cada arrancada. Agotado el portugu¨¦s, el Atl¨¦tico no encontr¨® una v¨ªa de salida, no supo madurar una sola jugada. Y el Oporto se fue agigantando a medida que le defensa rival se iba agrietando. Y all¨¢ que fue Antonio L¨®pez a complicarse la vida para sacar un bal¨®n en la banda izquierda que acab¨® cediendo a Simao, quien se lio a¨²n m¨¢s y lo mand¨® al centro, a pies de Meireles, que lo colg¨® de forma inocente, bueno, inocente para todos menos para Pablo, el mejor defensa del Atl¨¦tico, que salt¨® antes de tiempo y se lo trag¨®, abriendo el para¨ªso a Lisandro para que este fusilara desde el borde del ¨¢rea.
Agujereado estaba el Atl¨¦tico, y suerte tuvo de que Leo sacara otro disparo de Lisandro e incluso que con el hombro rechazara el de Hulk, que al instante super¨® a Seitaridis, lo que tampoco es una heroicidad, para lanzar fuera. Incre¨ªble estaba Hulk e incre¨ªble estaba el Oporto, que viv¨ªa desatado, ganando todos los balones divididos, consiguiendo plantarse en el ¨¢rea rival con una facilidad pasmosa. En ¨¦stas que a Forl¨¢n se le ocurri¨® arrancar desde el centro del campo, progres¨® sin que nadie le inquietara y dispar¨® desde lejos. Suave iba el bal¨®n, pero a Helton le debieron desaparecer las manos pues s¨®lo as¨ª se entiende que el bal¨®n le rebasara y se fuera dentro.
El Atl¨¦tico se fue al descanso con un premio inimaginable. E inmerecido. El Oporto volvi¨® enrabietado y Leo sac¨® una mano prodigiosa para rechazar el cabezazo de Lisandro. Abel, que hab¨ªa decidido apostar por jugar con solo dos centrocampistas, una manera como cualquier otra de suicidarse, tom¨® la decisi¨®n de sentar a Ag¨¹ero, provocando la protesta del p¨²blico. Apareci¨® Sinama y al rato Maniche. Nada cambi¨®. Seitaridis, un amigo para el Oporto, dej¨® que Rodr¨ªguez volara por su banda y pusiera la pelota abajo, al ¨¢rea peque?a, donde a Antonio L¨®pez s¨®lo le falt¨® aplaudir el remate de Lisandro. De ah¨ª al final, el Oporto sigui¨® dominando, Pablo evit¨® un par de andanadas del imparable Hulk y el partido muri¨® entre las quejas de un p¨²blico desilusionado por el partido de su equipo que, sin embargo, debe darse con un canto en los dientes ante un empate que le deja moribundo pero vivo, que no es poco.
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