El f¨²tbol brinda por el Bar?a
El equipo de Guardiola arrolla al Madrid tras una exhibici¨®n hist¨®rica. - Xavi y Piqu¨¦, fruto de la gen¨¦tica azulgrana, lideran a los azulgrana ante un rival reducido a la condici¨®n de simple telonero. - No hubo debate: la gloria fue para el mejor
Un brindis al f¨²tbol. Al del Bar?a, claro, que despleg¨® en Chamart¨ªn, imponente museo futbol¨ªstico donde tantos tiritan, todos sus violines. El f¨²tbol convertido en arte, pura orfebrer¨ªa. No s¨®lo fue la certificaci¨®n del angelical m¨¦todo azulgrana. Del Bar?a, que se obliga a s¨ª mismo en el juego y en el resultado, no se esperaba un simple triunfo, sino que sellara su estilo ante un duelo de m¨¢xima exigencia. Y la respuesta barcelonista fue intachable. Guardiola no se guard¨® nada, alist¨® a los mejores y el equipo no se confundi¨® con el imprevisto gol inicial de Higua¨ªn. Reaccion¨® con ese aire po¨¦tico que le distingue. No s¨®lo retorci¨® el marcador, sino que contribuy¨® a la evangelizaci¨®n que merece Casillas. Rebaj¨® de tal forma al Madrid que el impetuoso aspirante qued¨® reducido a un rutinario telonero. El conjunto de Juande no pudo camuflarse con el resultado y al equipo se le vieron todas las costuras. Nada que reprocharse ante un adversario capaz de convertir el f¨²tbol en un para¨ªso.
REAL MADRID 2 - BARCELONA 6
Real Madrid : Casillas; Sergio Ramos (Van der Vaart, m. 71), Cannavaro, Metzelder, Heinze; Gago, Lass; Robben (Javi Garc¨ªa, m. 79), Ra¨²l, Marcelo (Huntelaar, m. 59); e Higua¨ªn. No utilizados: Dudek; Torres, Drenthe, Faubert, y Saviola.
Barcelona: Vald¨¦s; Alves, Puyol, Piqu¨¦, Abidal; Toure (Busquets, m. 85), Xavi, Iniesta (Bojan, m. 85); Messi, Eto'o y Henry (Keita, m. 62). No utilizados: Jorquera; C¨¢ceres, Sylvinho, Gudjohnsen y Hleb.
Goles: 1-0. M. 13. Higua¨ªn. 1-1. M. 17. Henry. 1-2. M. 19. Puyol. 1-3. M. 35. Messi. 2-3. M. 56. Ramos. 2-4. M. 58. Henry. 2-5. M. 75. Messi. 2-6. M. 82. Piqu¨¦.
?rbitro: Undiano Mallenco. Amonest¨® a Abidal, Sergio Ramos, Puyol, Marcelo, Van der Vaart, Javi Garc¨ªa.
Santiago Bernab¨¦u: 80.000 espectadores.
Frente al juego de sacamuelas y tono ¨¦pico de los madridistas, el Bar?a result¨® sinf¨®nico. Se puso de etiqueta, bail¨® en Chamart¨ªn y lamin¨® el safari madridista de los ¨²ltimos 17 partidos. Uno y otro expusieron su versi¨®n m¨¢s real. El equipo de Guardiola, el m¨¢s oper¨ªstico de la temporada, deb¨ªa mostrar su car¨¢cter competitivo ante una situaci¨®n casi extrema. Del Madrid, que a toque de tambor hab¨ªa mantenido la Liga en vilo con un esp¨ªritu conmovedor, se intu¨ªa un arrebato definitivo. No hubo debate: el Bar?a fue mejor en todo, en lo fino, en lo grueso. El Madrid no tuvo respuesta, no le lleg¨® el sudor que le hab¨ªa hecho so?ar con el t¨ªtulo. El Bar?a result¨® de otro planeta, condujo a la rendici¨®n al irreducible Madrid de Juande.
Si hubo m¨¢s emoci¨®n de la cuenta fue por la divinidad de Casillas, junto a Ra¨²l y el ausente Guti la ¨²nica coartada ¨¦tnica del madridismo. Enfrente, Xavi, padre junto a Guardiola de la admirable y productiva ingenier¨ªa gen¨¦tica azulgrana, manej¨® el encuentro con su toque hom¨¦rico. A cada azote del Madrid, que hizo pagar las ¨²nicas debilidades barcelonistas -la poca chicha de Abidal ante Robben y el peaje de Puyol, demasiado disperso en el eje defensivo-, respondi¨® Xavi, jugador con m¨¢s jerarqu¨ªa que focos. Xavi, en plenitud, es un homenaje al f¨²tbol. A todos los sistemas: el que premia al alquimista que advierte el pase que nadie ve o el p¨ªcaro que con cuerpo de rat¨®n es capaz, por su apego a la pelota, de rescatarla ante espartanos como Lass. Como int¨¦rprete activ¨® a Puyol en el 1-2; como amante del bal¨®n, cit¨® a Messi con Casillas en el 1-3 tras birlarle el sustento al segundo Diarr¨¤; anim¨® a Henry en el 2-4, e hizo otro gui?o a Messi en el 2-5. Desde Cruyff en 1974 -guionista de otra inolvidable noche del Bar?a en el Bernab¨¦u con aquel 0-5- no ha habido un solista azulgrana semejante en el Bernab¨¦u. Hubo un d¨ªa en el que Ronaldinho fue Ronaldinho; anoche, Xavi fue todo un equipo. Al Bar?a le bast¨® con su senado, las picaduras de Messi y Henry, y un novel camino de la posteridad: Piqu¨¦, la mejor noticia para el f¨²tbol espa?ol en lo que va de temporada. Sobrio, concentrado, adulto, con recursos para el quite y la salida, y hasta con gol. Con Xavi al comp¨¢s y la extraordinaria solemnidad de Piqu¨¦, Messi puso la puntilla a ese Madrid bab¨¦lico tuneado por Juande en los ¨²ltimos meses. Salvo frente al Liverpool y el Bar?a, la clase alta del f¨²tbol europeo. El conjunto azulgrana es de otro reino. Por mucho que se rebobine no hay rastro de un equipo que haya jugado tantos buenos partidos en una misma temporada, y sin descartar ning¨²n reto. Filias y fobias aparte, este Bar?a es un lujo para el f¨²tbol. Con 2-5, cualquiera estar¨ªa de rondito a la espera de que bajara el tel¨®n. Este Bar?a, no. Con 2-5, Piqu¨¦, un central, lleg¨® al gol en el 2-6. El cuadro azulgrana ni siquiera precis¨® de la mejor versi¨®n de Eto'o, alejado a una orilla para que Messi retratara a los centrales blancos. Lo mismo dio. El Madrid fue un t¨ªtere a los pies de un equipo de trazo celestial, ancho, profundo, arabesco, sabio y firme. Salvo el arranque de Robben, no hubo madridista que ganara su duelo: sin pistas de Ra¨²l; Ramos se qued¨® en tanga ante Henry; Gago y Lass debieron sacar a hombros a Xavi; Marcelo fue el Marcelo que lleg¨®... As¨ª, uno tras otro. Jam¨¢s en la historia hubo recital azulgrana similar en el Bernab¨¦u, silencioso ante los versos azulgrana.
Habr¨¢ un antes y un despu¨¦s de semejante gala. Habr¨¢ un antes y un despu¨¦s de Pep Guardiola, guardi¨¢n de un santoral que recibi¨® de Johan Cruyff y que lleva camino de purificar a¨²n m¨¢s. Pep, muy por encima de ese estre?imiento dial¨¦ctico que a veces prevalece en el f¨²tbol, ha desmentido a esos paniaguados que le esperaban con el garrote, incapaces de perdonar su verbo mesurado, su buen gusto y discreci¨®n. Hasta el punto de liderar la segunda mayor goleada encajada por el Madrid en su feudo: la primera correspondi¨® al Athletic.
Con Pep al frente, el Bar?a despej¨® cualquier discusi¨®n. Los puntos y los goles distinguen a este Bar?a; los adjetivos inundan sus cr¨®nicas. Llegado el d¨ªa clave, el Madrid, sometido de principio a fin, cay¨® en la orilla. Su esmero merece un titular. Lo del Bar?a en Chamart¨ªn, lo del Bar?a en toda la temporada, quedar¨¢ como un incunable en la bibliograf¨ªa del f¨²tbol espa?ol. Y del transfronterizo, donde Espa?a, con el modelo azulgrana, tambi¨¦n marca tendencias. En definitiva, el Bar?a hizo doblete: gan¨® y deleit¨®, porque de ¨¦l se esperan ambas cosas. Tan imponente es su obra que no caben ¨¦xitos mundanos. Otro m¨¦rito de Guardiola, decidido a pilotar a su grupo hacia la trinidad final. S¨®lo la fabulaci¨®n ya merece un homenaje p¨®stumo. El se?or¨ªo obliga: el Madrid jam¨¢s olvidar¨¢ a este Bar?a tan l¨ªrico.
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