Federer se pasea por el alambre
El suizo jugar¨¢ su cuarta final consecutiva en Roland Garros tras vencer a Del Potro por 3-6, 7-6 (2), 2-6, 6-1 y 6-4
Roger Federer jugar¨¢ su cuarta final consecutiva de Roland Garros, esta vez contra Robin Soderling, el verdugo de Rafael Nadal. Enfrentado al partido decisivo, que se disputar¨¢ el domingo, el suizo no puede sentirse seguro: este viernes ha vuelto a pasearse por el alambre, superado por tierra, mar y aire hasta que el partido se discuti¨® m¨¢s all¨¢ de lo deportivo (3-6, 7-6 (2), 2-6, 6-1 y 6-4). Enfrente ten¨ªa al argentino Juan Mart¨ªn del Potro, un chico de 20 a?os al que le pudo la responsabilidad y el p¨²blico, de nuevo desatado e irreverente, dispuesto a festejar sus fallos; a gritarle entre el primer y el segundo saque; a apretarle lo indecible en el tie-break de la segunda manga; y a reventar su festival de juego potente y punzante entre gritos de "?Roger! ?Roger!" La gente, dicen en Par¨ªs, quiere ver historia. Si Federer gana el domingo, habr¨¢ completado el Grand Slam, la conquista de los cuatro t¨ªtulos grandes del tenis.
Delpo, que incluso igual¨® el partido en la quinta manga cuando recuper¨® un break en contra, apenas encontr¨® apoyos en la grada, por momentos desatada. Un solitario argentino vestido con la camiseta de Boca le animaba: "?Vamos Delpo! ?Dale!". El resto gritaba en apoyo de Federer. A eso respondi¨® el n¨²mero cinco con un juego impactante, brutal en el golpeo, realmente tremendo en el asalto sobre uno de los mejores tenistas del mundo. La derecha cruzada de Del Potro tiene el peso de un ladrillo, la mordida de un pu?etazo y las buenas intenciones de un jugador buscando un logro de alcance planetario. Del Potro sacaba siempre por encima de los 200 kil¨®metros por hora. Federer no pod¨ªa siquiera poner la bola en juego. El cielo estaba oscuro, y el futuro del suizo, negro.
Soplaba un viento fr¨ªo, helador, sobre la arena. Federer, de nuevo, parec¨ªa enfilar el peor camino: ha perdido al menos un set en cuatro de los seis partidos que ha disputado en el torneo, y ya se ha alargado hasta las cinco mangas en dos ocasiones. El n¨²mero dos del mundo tiene el m¨¦rito de haber confiado siempre en remontar el resultado, desafiando a los partidos largos y certificando que su exquisita t¨¦cnica no est¨¢ re?ida con su capacidad de trabajo. El suizo aguant¨® tres horas y media de encuentro. Su victoria de este viernes, sin embargo, puede interpretarse desde la iron¨ªa. Incapaz de mover al gigante argentino, que acecha el techo de los dos metros (mide 1,98m), Federer no encontr¨® salida en su drive ni en su rev¨¦s cortado. S¨®lo las dejadas le permitieron seguir peleando. Es curioso. No hace tanto, Federer bautiz¨® ¨¦se arma, tan empleada contra ¨¦l, con desprecio y sentimiento de agravio. "El golpe del p¨¢nico", dijo.
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