Un cr¨ªo rescata al Athletic

El Stade de Suisse, su c¨¦sped artificial, alumbraron ayer el nacimiento de una estrella. Se llama Iker Muniain. Es navarro. Debut¨® hace apenas una semana en el Athletic, pero San Mam¨¦s llevaba meses esperando su bautismo, pues su condici¨®n siempre la anunciaron mesi¨¢nica quienes lo instruyeron en Lezama, tambi¨¦n en las distintas selecciones espa?olas.

El Messi espa?ol, le presentan algunos. Muy probablemente, la analog¨ªa resulte exagerada; seguramente, precipitada. Y da?ina. Sin embargo, el chaval, en un pis-pas, le ha propinado dos bocados tremendos a la historia del Athletic. Si el pasado jueves, en San Mam¨¦s, el mismo d¨ªa en que los de Caparr¨®s se condenaban (0-1) a remontar en el feudo del l¨ªder suizo, Muniain se convert¨ªa, a sus 16 a?os, en el segundo le¨®n m¨¢s precoz de la historia (s¨®lo superado por Domingo G¨®mez-Acedo, un t¨ªo-abuelo de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar); ayer, en Berna, este delantero menudo (no supera el 1,65 de estatura), rubio (Bart Simpson, le apodan sus nuevos compa?eros), veloz y ratonero rubric¨® la primera remontada europea jam¨¢s consumada por el club rojiblanco a domicilio.

Llevaba Muniain dos minutos sobre la hierba sint¨¦tica del Stade de Suisse. No hab¨ªa entrado en contacto con el bal¨®n, pero su sola presencia hab¨ªa logrado reactivar a sus compa?eros, que en el arranque de la segunda mitad hab¨ªan perdido el ¨ªmpetu, la diligencia y la pujanza que en la primera les hab¨ªa permitido igualar la eliminatoria. Bot¨® Yeste un saque de esquina, qued¨® muerto el bal¨®n al borde del ¨¢rea y de la nada surgi¨® Muniain. Baj¨ªsimo su centro de gravedad, gran¨ªticos sus muslos, el navarro se gir¨® en un palmo de terreno y solt¨® un derechazo que, de forma insospechada, sorteando una mara?a de extremidades, se aloj¨® en la porter¨ªa helv¨¦tica. Consciente de su gesta, Iker corri¨® hacia el bander¨ªn, se tir¨® al suelo y con sus manos tap¨® su rostro, antes de que sus compa?eros, alborozados, estuvieran a punto de aplastarlo.

Muniain culmin¨® una remontada por la que pocos apostaban en Bilbao. Una voltereta esbozada por Llorente. Tras marrar un penalti en el choque de ida, ausente ayer de la lista de Vicente del Bosque, el cabezazo del riojano que supuso el 0-1 tuvo un acentuado matiz reivindicativo.