El Deportivo, sin remate

El Sporting se llev¨® de Riazor un punto tan inmerecido como festejado por una afici¨®n ejemplar. Debi¨® ganar el Deportivo , pero jug¨® mejor de lo que defini¨® y reabri¨® de nuevo el debate sobre la ausencia de un hombre gol en el equipo. Es f¨²tbol ficci¨®n e incluso un ejercicio para nost¨¢lgicos, pero con Bebeto, Makaay o el mejor Trist¨¢n la igualada se habr¨ªa trocado en paseo militar.

El Deportivo manejaba la referencia de la temporada pasada. Entonces, un Sporting que todav¨ªa no hab¨ªa tomado el pulso a la categor¨ªa se present¨® con 4.000 incondicionales detr¨¢s, jug¨® casi como local y mont¨® una fiesta que acab¨® en goleada. Alguien en la caseta deportivista insisti¨® en ese detalle para preparar el partido de ayer. Los asturianos, fieles, apasionados y respetuosos volvieron a desafiar las demenciales comunicaciones con Galicia y doblaron el ¨®rdago. Viajaron 8.000, pero el Deportivo sali¨® con la fuerza y la actitud que se le supone a quien juega de local. Busc¨® el gol y en un cuarto de hora lo atisb¨® tres veces. Incluso pudo haber dejado el partido bien encarrilado si P¨¦rez Burrull hubiera se?alado un penalti cometido por Juan Pablo sobre Riki en el primer minuto. Era expulsi¨®n, y m¨¢s visto el criterio de otros colegas para catalogar qu¨¦ es una ocasi¨®n de gol, pero se inhibi¨®.

Preciado cuenta con puntas veloces y osados, tipos escurridizos e incisivos, pero lleva m¨¢s de un a?o en la b¨²squeda de la solidez. Ha mejorado algo, pero ayer en veinte minutos le desmontaron el teatrillo. Fueron, cierto es, los mejores momentos del Deportivo en lo que va de Liga, con velocidad y lucidez. Sin gol, tambi¨¦n, porque Juan Rodr¨ªguez y Lassad no atinaron ante Juan Pablo y Riki, futbolista de destellos, baj¨® un bal¨®n con el pecho en la frontal y lo empal¨® de volea al larguero. Superado atr¨¢s, el Sporting busc¨® entrar en el partido lejos de su ¨¢rea. Incluso contuvo la sangr¨ªa durante largos minutos, pero acab¨® por ceder en una acci¨®n de estrategia del Deportivo, que encontr¨® la testa de Juan Rodr¨ªguez en el coraz¨®n del ¨¢rea. De nuevo la pelota se estrell¨® en el travesa?o, pero la zaga se sumi¨® en el estupor y permiti¨® una segunda opci¨®n a Lassad, que remach¨® a la red.

Acunado por la grada, que no dej¨® de alentarle con una tonadilla sin fin como si fueran griegos en vez de asturianos, el Sporting siempre estuvo muy por debajo de su gente, pero encontr¨® el empate en una jugada al filo del fuera de juego en la que Aranzubia resbal¨® en su salida ante Diego Castro, el ¨²nico gallego sobre el c¨¦sped. Replic¨® Riki con un cabezazo que de nuevo se fue al palo y que Lassad empuj¨® a gol, esta vez en posici¨®n ilegal. Fue el pre¨¢mbulo de un final que se presum¨ªa vibrante al que el Deportivo lleg¨® entre agotado y desesperado y el Sporting conforme y en el que Lotina renunci¨® a buscar nuevas soluciones con Valer¨®n.