Pegada contra coraje

La distancia entre el Caja Laboral y el Bizkaia BB ahora mismo es sideral: los alaveses son segundos por arriba y los vizca¨ªnos, segundos por abajo. Una diferencia excesiva conseguida por m¨¦ritos propios en cada uno de los casos. Y, sin embargo, por algunos momentos, los hombres de negro, en el debut oficial de Katsikaris en el banquillo llegaron a so?ar con la sorpresa tras haber sido vapuleados durante buena parte del primer cuarto. Les abofete¨® tan fuerte el Caja Laboral (6-23) que m¨¢s que sacarles los colores les oblig¨® a tirar de coraje, de rabia, de esas virtudes a las que siempre apela el que se siente menor y que a veces conducen a premios mayores.

La enorme pegada del Baskonia, lleno de triplistas (hasta Splitter se sum¨® al festival de 6,25) y poderoso en el rebote, era una roca demasiado grande para un colectivo mucho m¨¢s dificultoso en las anotaciones. Pero el Bizkaia, a base de brega, de la calidad de Banic y Mumbr¨² y los tirones del resto, fue eliminando los golpes que le inflig¨ªa ahora, Teletovic, ahora English, casi siempre San Epifanio y siempre Splitter, hasta hacer vibrar por primera vez en la Liga ACB esta temporada a un pabell¨®n congelado por el fr¨ªo ambiental y deportivo. El Bizkaia empezaba a ser lo que fue, aunque disperso, y el BEC parec¨ªa lo que la pasada temporada era en las citas importantes. Influ¨ªa la condici¨®n de derbi, pero sobre todo el estado de necesidad de un equipo que necesita reconocerse a s¨ª mismo.

San Emeterio se ha convertido en la mejor respuesta cuando el Baskonia duda

El Caja Laboral perdi¨® los papeles, algo que no es usual en los equipos de Ivanovic, se enred¨® en faltas antideportivas (alguna muy rigurosa) y el equipo de Katsikaris, bien dirigido por Javi Rodr¨ªguez (definitivamente su primer base) no s¨®lo se rehizo del primer golpeo sino que amenaz¨® la estabilidad del Baskonia, firme en los triples, menos firme ya en el rebote y muy mal en los tiros libres.

Tanto se confundi¨® el Baskonia que incluso Splitter cay¨® en la trampa que le tendi¨® Mumbr¨² (sus duelos hist¨®ricamente resultan calientes) y encaj¨® una antideportiva que le llev¨® al banquillo, por orden de Ivanovic, para que templara su pulso. Eran los momentos en los que el coraje se impon¨ªa a la pegada, el coraz¨®n al oficio y que le llevaron al Bizkaia a su ¨²nica ventaja en el marcador (53-52, a 14.30 del final).

Pero en asuntos de coraje, el Baskonia tiene un tipo que lo derrocha. Se podr¨ªan establecer mil debates sobre si San Emeterio es mejor que ¨¦ste o peor que aqu¨¦l. De lo que no cabe duda es de que el jugador c¨¢ntabro es el revulsivo interior de un equipo que tambi¨¦n necesita jugadores corajudos, fajadores, casi indestructible. La mejor respuesta cuando el Baskonia duda. De ¨¦l tir¨® el Caja Laboral para pegar el ¨²ltimo arre¨®n que al final le dio una victoria y quiz¨¢s un marcador m¨¢s grandilocuente que el discurso de la cancha.

Quiz¨¢s lament¨® en exceso el Bizkaia BB la falta de un jugador que pudiera apretar a Splitter, m¨¢s all¨¢ del desquiciamiento moment¨¢neo al que le llev¨® la veteran¨ªa de Mumbr¨². Ese hombre desde luego no era Moiso, a quien no se le atisba cambio alguno de car¨¢cter, sobre todo en defensa donde su musculatura se derrite como un pastel de crema. Y el Baskonia se fue y se fue, poco a poco, sin pausa, colgado de San Emeterio y de la pegada colectiva dejando a su rival agarrado a la subida de autoestima como ¨²nico consuelo de la derrota.