Los viejos y nuevos rockeros del riesgo
A los accidentes continuos en las modalidades recientes se han unido los cl¨¢sicos y deben suspenderse los entrenamientos de bobs para asegurar otra vez la pista tr¨¢gica
La ma?ana del pasado viernes d¨ªa 12, unas horas antes de que se abrieran los Juegos, se mat¨® el georgiano Nodar Kumaritashvili al salirse de la pista de luge cuando perdi¨® el control de su trineo y se estrell¨® contra un poste. Vol¨® a la salida de la ¨²ltima curva. Los expertos echaron la culpa a la impericia del deportista, pero se acortaron las salidas para rebajar la velocidad y se construy¨® una pared para tapar la fila de postes mortales. No hubo m¨¢s accidentes individuales, pero en el luge doble, con m¨¢s peso e inercia, los veteranos austriacos y primos Thomas y Markkus Schleig, salvaron la vida al salirse del canal de descenso y ser devueltos por el muro protector. Pudo ser otra tr¨¢gica despedida.
Con el skeleton, trineo en el que los participantes van tumbados boca abajo, pareci¨® terminar la fama de peligrosa de la pista del Sliding Center de Whistler. Apenas hubo incidentes. Pero en el tercer deporte mec¨¢nico, el bobsleigh, la cadena de vuelcos y hospitalizados que se produjeron en la primera prueba de dos tripulantes, volvieron a alarmar. Porque fueron de participantes noveles y de los m¨¢s contrastados. Nunca un suizo hab¨ªa tenido que perderse los Juegos, como le sucedi¨® a Beaten Hefti. Mal que bien, termin¨® la competici¨®n, pero ayer tuvieron que suspenderse incluso los entrenamientos de los "f¨®rmula 1" de los bobs, los de cuatro tripulantes, tras los continuos trastazos. Antes de que se repitiera una tragedia los organizadores decidieron efectuar cambios en una de las curvas.
Los viejos "rockeros" de deportes cl¨¢sicos han coqueteado con el riesgo como hac¨ªa tiempo no se ve¨ªa en unos Juegos. Pero la pista calificada como la m¨¢s r¨¢pida del mundo, tiene la culpa. Los expertos se han rendido a la evidencia. Tambi¨¦n ha habido ca¨ªdas con fuertes conmociones en el esqu¨ª y los saltos, pero no m¨¢s que en otras ediciones. Hubo accidentes mucho m¨¢s graves en la temporada de Copa del Mundo.
"Danny, Kevin, va por vosotros"
En las nuevas modalidades como el snowboard o el esqu¨ª acrob¨¢tico, en cambio, cualquier pista es un riesgo. A la espa?ola Queralt Castellet le toc¨® en el peor momento, cuando so?aba ya con una medalla.
Otros, ni siquiera llegaron a las monta?as Cypress del oeste de Vancouver.
Scott Lago, el estadounidense que qued¨® tercero en el Half-pipe el mi¨¦rcoles 17, nada m¨¢s terminar su ejercicio de semifinales se acerc¨® a la c¨¢mara y dijo: "Danny, Kevin, esta manga va por vosotros, chicos. Quer¨ªa que estuvi¨¦seis aqu¨ª conmigo".
Danny Davis y Kevin Pearce eran dos serios aspirantes a medallas en los Juegos, pero pagaron el precio del particular riesgo, del tipo de vida y de deporte que practican. Son dos de los muchos ejemplos de por qu¨¦ a su mundo se le denomina los X Games, los Juegos Extremos, una atracci¨®n casi fatal de muchos j¨®venes por los nuevos deportes de riesgo. La reuni¨®n moderna de los rockeros.
M¨²sica, deporte al l¨ªmite y mucha adrenalina joven para soltar. Pero a veces con precios muy altos.
Las nuevas modalidades parecen dejar peque?as a las cl¨¢sicas que ya tienen su carga enorme de peligrosidad, como se ha comprobado.
Davis, a quien Lago le dedic¨® casi su medalla, tuvo un grave accidente de "quad" y necesit¨® dos operaciones. Su coqueteo con el peligro casi acaba con su carrera deportiva, pero uno de sus representantes se?al¨® que podr¨¢ volver a competir la pr¨®xima temporada. Su caso es m¨¢s por la forma de vida alocada de j¨®venes que quieren vivir deprisa. Dentro y fuera de las pistas.
Lo de Pearce fue mucho m¨¢s grave. Durante un entrenamiento en diciembre, tras coger altura aprovechando los 160 metros de largo y 20 de largo del semitubo donde se efect¨²an los ejercicios, calcul¨® mal y se golpe¨® la cabeza al caer contra el borde de uno de los muros de 6,50 metros que los mejores como el estadounidense Shaun White pueden rebasar por la misma distancia. A Pearce le sucedi¨® lo peor posible en el Half-pipe porque en esa zona apenas hay capa de nieve para amortiguar. Estuvo en coma varias semanas y s¨®lo hace unos di¨¢s empez¨® a hablar e incluso a caminar con ayuda. A¨²n tiene problemas con la visi¨®n y no est¨¢n valoradas del todo las secuelas. No se sabe si podr¨¢ volver a competir en la ¨¦lite.
Supercher¨ªa
El japon¨¦s Kazuhiro Kokubo, uno de los aspirantes a destronar al rey absoluto, White, cay¨® de boca tras el pen¨²ltimo salto de la primera manga en la final. R¨¢pidamente se quit¨® el casco para ver si ten¨ªa todos los dientes. No lo pudo comprobar y le pidi¨® a su compa?ero Ryo Aono que le mirara como si de un dentista se tratara. Luego se vio que ten¨ªa una mancha de sangre en el labio superior. Por dentro, quiz¨¢ m¨¢s. Sus piercing y rastas, su forma de vestir desenfadada como muchos otros "boarders", su tipo de vida, no lo soportan la mayor¨ªa de los cl¨¢sicos del esqu¨ª, que los tienen como unos invasores que practican la supercher¨ªa.
En la misma final femenina que ya no pudo disputar Queralt Castellet, la estadounidense Gretchen Bleiler, medalla de plata en Tur¨ªn 2006, se la ten¨ªa que jugar en la segunda manga de la final si quer¨ªa al menos subir al podio. Se elev¨® mucho en el pen¨²ltimo salto, tanto que se sali¨® de la vertical para caer en el borde del medio tubo. Tuvo la suerte de hacerlo con la tabla, casi de pie, no con la cabeza, como Pearce. Se torci¨® como un junco y cay¨® rodando. Termin¨® a duras penas y sonri¨®. Hab¨ªa perdido las medallas, pero estaba bien, al menos.
En el cross, el ejemplo del espa?ol Jordi Font, renqueante siempre con su hombro, puede generalizarse tras muchas ca¨ªdas. La estadounidense Lindsey Jacobellis, rubia medi¨¢tica cuya ca¨ªda en Tur¨ªn fue la imagen de la frustraci¨®n de los Juegos al perder una medalla que acariciaba, tambi¨¦n se cay¨® aparatosamente en Vancouver. Pero las lesiones, como en los baches en el esqu¨ª acrob¨¢tico, son m¨¢s espectaculares que muy graves. Incluso brillan personajes tan extra?os y poco afines al mundo de la locura juvenil como el millonario australiano Dale Begg-Smith, cuya antipat¨ªa ha sido criticada hasta por sus propios compatriotas.
Ya se han celebrado los saltos acrob¨¢ticos de clasificaci¨®n, cada vez con m¨¢s giros y mortales, que en el pasado han producido ca¨ªdas grav¨ªsimas. El m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa. Pero en Cypress Mountain, de momento, a¨²n no hay bajas de consideraci¨®n.
El domingo, en el debut del ski cross, el esqu¨ª en grupo como en una pista de snowboard, con saltos, giros, baches y muros, no faltaron las ca¨ªdas impresionantes. El veterano estadounidense Dahn Rahlves, campe¨®n del mundo de supergigante en 2001, uno de los reconvertidos desde el esqu¨ª cl¨¢sico, volvi¨® a sufrir un batacazo tremendo. Se sum¨® al de primeros de enero, en los X Games, cuando se disloc¨® una cadera. Su compatriota Casey Puckett, al que se le sali¨® un hombro entonces, s¨®lo acab¨® el 23?. Ambos compitieron y siguen con lesiones comparables a las del esqu¨ª tradicional. Incluso algunos viejos rockeros nunca mueren. Se suman a la modernidad.
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