Inspirado por los golpes de la vida
Pete Mickeal, el h¨¦roe del Barcelona en el cl¨¢sico, se afirm¨® como jugador tras superar el suicidio de su primo y una dura infancia
El martes, segundos antes del salto inicial del cl¨¢sico al mejor de cinco asaltos con los que se ventila una plaza para la Final Four de Par¨ªs (hoy se juega el segundo, a las 20.15 en el Palau), Pete Mickeal escenific¨® su ritual particular. Dibuj¨® con ambas manos en el aire el n¨²mero 33, el que lleva en la camiseta. Son las mismas manos que depositaron 18 puntos en la canasta del Madrid, ocho decisivos. Las mismas de las que presume. Porque es ambidiestro, una ventaja evidente. "Puedo escribir con la derecha y con la izquierda e incluso soy capaz de jugar al f¨²tbol americano igual de bien con las dos", cuenta. Con esas manos se gana la vida. Normal. Pero detr¨¢s de lo que a simple vista parece natural y rutinario, se esconde una extraordinaria historia de superaci¨®n personal.
Nacido hace 32 a?os en Rock Island, Illinois, destac¨® muy pronto bajo las canastas de su colegio. Apuntaba maneras. Pero todo se torci¨® el d¨ªa que su primo de 21 a?os, que viv¨ªa con ¨¦l porque su madre hab¨ªa fallecido de c¨¢ncer y al que consideraba un hermano, se suicid¨®. Mickeal -"se pronuncia Maickel", repite una y mil veces- ten¨ªa por entonces 16 a?os. Cay¨® en una depresi¨®n. Se refugi¨® en su casa, dej¨® de ir al colegio. Sus padres se divorciaron, su hermano mayor pas¨® una temporada en la c¨¢rcel. Estuvo a punto de echar a perder su talento en ciernes. "Mi vida empez¨® a hundirse", recuerda. Hasta que David Watts, un compa?ero de equipo en el instituto, logr¨® rescatarle de su profunda depresi¨®n.
A partir de aquel momento empez¨® una carrera que no ha sido ni f¨¢cil ni estable. Despu¨¦s de ser elegido por Dallas Mavericks en el puesto 58 del draft de la NBA en 2000, estuvo a punto de quedarse cojo. Se rompi¨® el tend¨®n de Aquiles y un m¨¦dico le comunic¨® que nunca volver¨ªa a caminar de manera normal. No s¨®lo se recuper¨®. Aprovech¨® los tres meses que estuvo parado para repasar sus errores en los partidos que disputaba en su ¨¦poca universitaria con Cincinnati. Acto seguido inici¨® su variopinta carrera profesional en la que, con el Regal Barcelona, contabiliza ya 17 equipos en siete pa¨ªses de tres continentes. Estados Unidos, Corea del Sur, Grecia, Filipinas, Rusia, Francia y Espa?a. "Ficha por un equipo espa?ol y tu cach¨¦ subir¨¢", le aconsej¨® su agente. Eso fue en 2005. As¨ª lleg¨® al Breog¨¢n de Lugo. Dos a?os despu¨¦s fich¨® por el Tau donde vivi¨® un pol¨¦mico episodio la pasada temporada cuando le fue tramitado un pasaporte b¨²lgaro para dar cabida en la plantilla a otro estadounidense, Gerald Fitch, ahora en el Fuenlabrada.
Campe¨®n de la Copa y de la Liga con el Tau, adem¨¢s de ser elegido MVP en la final de 2008, Mickeal decidi¨® cambiar de equipo el pasado verano. Sus magn¨ªficos n¨²meros, 13 puntos, 5 rebotes y 1,2 asistencias, unidos a su enorme capacidad para desbordar tanto en ataque como en defensa gracias a la combinaci¨®n de su potencia, altura y rapidez, le permitieron elegir entre varias ofertas. "Algunos equipos NBA quer¨ªan pagarme lo m¨ªnimo. Pero ten¨ªa 31 a?os y no juego por el m¨ªnimo. Llegu¨¦ al m¨¢ximo nivel con el Tau y ahora estoy en lo m¨¢s alto con el Barcelona. En cierta manera, ir a la NBA hubiera sido un paso atr¨¢s. ?Por qu¨¦ hacer eso estando bien en Espa?a?", cuenta el alero por el que ya en plena temporada preguntaron los Knicks.
En Barcelona parece haber alcanzado por fin la estabilidad y altura de miras a las que aspiraba y tambi¨¦n la facilidad para practicar su afici¨®n favorita, la pesca. En su piel lleva tatuados algunos motivos trascendentes de su vida. Si tiene alguna duda, piensa en su pasado. "Por eso puedo con cualquier situaci¨®n. Nada es comparable a lo que he vivido", cuenta, antes de explicar c¨®mo se concentra antes de un partido: "Paso de ser un tipo amable a... un animal. Todo es duro, atacar y defender desde el principio. Cuando tengo ese estado mental, puedo con todo. La mentalidad es m¨¢s importante que el f¨ªsico en un partido. Me preparo como si fuera a la guerra".
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