Tomic explota en el Palau
La soberbia actuaci¨®n del p¨ªvot arruina a un Bar?a dejado de la mano de Navarro y Ricky
Tomic le dio al Real Madrid de Ettore Messina su primer gran espaldarazo. A sus 23 a?os, se gradu¨® en el Palau Blaugrana y fue la llave que abri¨® por fin la puerta de la guarida del Barcelona, cerrada a cal y a canto. Nadie ganaba en su cancha al Barcelona desde hac¨ªa m¨¢s de un a?o y mucho menos un Madrid al que le ten¨ªa tomada la medida, al que hab¨ªa derrotado las ocho ¨²ltimas veces que se hab¨ªan cruzado sus caminos, fuera donde fuera, cuatro esta misma temporada. Pero el Madrid resurgi¨® cuando daba la sensaci¨®n de que pod¨ªa estar sobrepasado psicol¨®gicamente y moralmente por los constantes varapalos sufridos ante el Barcelona. Tomic lo llev¨® en volandas, se convirti¨® en la piedra angular de un triunfo que le permite igualar la serie y so?ar con la obtenci¨®n del billete para la final a cuatro de Par¨ªs. Podr¨ªa lograrlo incluso en Vistalegre, donde se disputan los dos pr¨®ximos partidos, el martes y el jueves.
REGAL BARCELONA 63 - REAL MADRID 70
Parciales: 8-15, 19-17, 13-18, 23-20
Regal Barcelona: Ricky Rubio (5), Navarro (4), Basile (4), Mickeal (13) y Lorbek (12), -equipo inicial-; Ndong (6), Trias (3), Lakovic (4), V¨¢zquez (10), Sada (0) y Grimau (2).
Real Madrid: Prigioni (12), Llull (2), Jaric (11), Velickovic (3), Tomic (22) -equipo inicial- ; Hansen (0), Lavrinovic (4), Reyes (7), Kaukenas (2), Bullock (5) y Garbajosa (2).
?rbitros: Brazauskas (Lit), Hierrezuelo y Gkontas (Gre).
7585 espectadores en el Palau Blaugrana.
Lo m¨¢s sencillo, a veces, es lo m¨¢s eficaz. El Madrid compareci¨® en el segundo asalto con dos consignas clar¨ªsimas. Defendi¨® con un tremendo dinamismo de sus exteriores y una intimidaci¨®n importante de Tomic y mastic¨® cada uno de sus ataques hasta poner su destino en manos del propio Tomic. El gigante croata se adue?¨® del interior de la pintura. Su t¨¦cnica es de lo m¨¢s depurada, sus ganchos de izquierda casi inapelables, su estilo, su pinta sobre todo, recuerda al Pau Gasol de los primeros tiempos, aunque por entonces el de Sant Boi no jugaba tan pegado al aro como ahora Tomic.
Ndong se las vio y se las dese¨® para frenarle. A V¨¢zquez le pas¨® dos cuartos de lo mismo. S¨®lo en las contadas ocasiones en que la defensa azulgrana logr¨® cerrarse como un pu?o atenu¨® los da?os que causados por Tomic. Messina se reafirm¨® en la tesis de explotar la veta, toda vez que Tomic, tambi¨¦n estaba listo para finalizar las continuaciones si la defensa se aplicaba en frenar las penetraciones de Prigioni. El Madrid insisti¨® sin importarle que Tomic enlazara un par de errores: tres segundos en la zona y una p¨¦rdida. Tomic era su hombre y no dud¨® en confiarle su bandera, hasta las ¨²ltimas consecuencias. El p¨ªvot respondi¨® con creces: con 22 puntos y cinco rebotes.
El partido tuvo mucha tralla. El Madrid puso el list¨®n muy alto a pesar de los riesgos y de las constantes faltas con que fue castigado. Sacaron de quicio a Messina, que estuvo a punto de recibir una t¨¦cnica. Pero el Madrid se sali¨® con la suya. Su defensa fue tan dura o m¨¢s que las que suelen distinguir al Barcelona. En el primer cuarto, el Barcelona se qued¨® en ocho puntos y s¨®lo dos canastas en juego en ocho lanzamientos; lo dem¨¢s, tiros libres. Y en el entrejuego, un desastre, con balones perdidos y acciones precipitadas.
El corte de los acontecimientos no benefici¨® el estilo de juego de Ricky Rubio y Navarro. Las dos figuras del Barcelona naufragaron con todas las de la ley, sin paliativos. Ricky fall¨® casi todos sus tiros (1 de 7), Navarro casi todos. El base no pudo con Prigioni, que impuso un ritmo lento y tir¨® de calculadora y precisi¨®n en todos los ataques. El escolta lleva ya varios partidos sin chispa. Y Navarro sin chispa no es Navarro. Fall¨® los cuatro triples que lanz¨® y s¨®lo anot¨® una canasta en sus cinco intentos de dos. Tan desfiguradas quedaron las dos figuras del Barcelona que Xavi Pascual prescindi¨® de ellos durante casi ocho minutos del ¨²ltimo cuarto al que el Madrid lleg¨® con diez puntos de ventaja (40-50). Un suicidio en otras condiciones. Pero vistos los derroteros por los que discurri¨® el juego, era lo m¨¢s l¨®gico. Y su entrada, coincidiendo con los instantes en que el Barcelona se aferraba a sus ¨²ltimas opciones, no hizo m¨¢s que refrendar que no era su d¨ªa. Era el d¨ªa de Tomic y nadie lo remedi¨®. Tambi¨¦n el de Prigioni. Cuando peor lo pas¨® el Madrid en los instantes en que el Barcelona, de la mano de nuevo de Mickeal, estrech¨® la diferencia (56-59), tir¨® de oficio y encarril¨® el triunfo del Madrid, junto a Tomic por supuesto, un gigante en todas las acepciones del t¨¦rmino.
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