Una apisonadora

Fernando Verdasco empieza a agitar los brazos como si fueran alas. Arde de calor la pista. Brilla al fondo el azul del agua. Verdasco lo mira todo, siente las llamas del partido, y mueve los brazos entre los aplausos del p¨²blico, at¨®nito y sorprendido, celebrando el gesto del madrile?o, que no ha ganado el punto, que lo ha perdido, que ha visto c¨®mo Rafael Nadal, su rival, le ha devuelto tres bolas imposibles para conseguir el break definitivo (6-0, 2-1 y saque). Ese chico vuela, dice Verdasco con sus gestos. Ese tenista juega con ruedas, bromea el n¨²mero nueve del mundo. Ese hombre, Nadal, le gana por 6-0 y 6-1 para convertirse en el primer jugador que vence seis veces seguidas el mismo t¨ªtulo; para cerrar casi un a?o sin trofeos (desde Roma, en mayo de 2009) y para empatar con Roger Federer como el segundo tenista que m¨¢s masters 1000 colecciona (16), a uno del estadounidense Andre Agassi.

Nadal dej¨® a Verdasco en 35 puntos ganados. La cifra mereci¨® una disculpa. "Perdona Fernando", dijo el mallorqu¨ªn entre las risas de ambos durante su discurso, tan brutal hab¨ªa sido su ejercicio. "Te felicito por tu torneo", continu¨®. "He jugado mi mejor semana en mucho tiempo. Este es mi torneo favorito".

Durante siete d¨ªas, reencontrado con la tierra batida, Nadal volvi¨® a ser una apisonadora: s¨®lo ha cedido 14 juegos en todo el torneo. En tres partidos, incluido la final, s¨®lo concedi¨® uno. Lider¨® la cita monegasca en todos los apartados estad¨ªsticos. Y s¨®lo Juan Carlos Ferrero, todo un especialista, pudo tenerle sobre el albero m¨¢s de hora y media (1h35m).

Metido en harina, mientras el p¨²blico silbaba una final tan decantada, el mallorqu¨ªn resisti¨® la ¨²ltima andanada de Verdasco, que se procur¨® cinco bolas de break con 6-0 y 4-1. Todas las luch¨® con grandeza, pero no gan¨® ninguna. A falta de la prueba de enfrentarse a uno de los otros ocho mejores tenistas del planeta, una cosa es segura: nadie puede jugar mejor que Nadal sobre tierra batida.