A Romero no se le discute
Maradona deposita su confianza en el portero del AZ holand¨¦s, que s¨®lo ha jugado siete partidos con la selecci¨®n
A Sergio Romero (Argentina; 1987) le conocen poco hasta en su propio pa¨ªs. A sus 23 a?os, ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en Holanda, donde lleg¨® hace tres a?os desde el R¨¢cing de Avellaneda. En el AZ Alkmaar, bajo las ¨®rdenes de Louis Van Gaal, gan¨® la Liga y la Copa en 2009, y consigui¨® la enorme haza?a de mantenerse imbatido durante 18 partidos consecutivos. Ahora es el portero de la selecci¨®n de Argentina.
Criado en una familia de baloncestistas, sus 191 cent¨ªmetros de altura no le impiden ser un portero ¨¢gil y, adem¨¢s, le convierten en un seguro de vida en los balones por alto. Romero solo ha jugado siete partidos con la selecci¨®n absoluta, pero en las categor¨ªas inferiores su trayectoria ha sido impecable: gan¨® el Mundial Sub 20 de Canad¨¢ en 2007 y los Juegos Ol¨ªmpicos de Pek¨ªn en 2008. En un momento cr¨ªtico para la selecci¨®n, con Maradona en entredicho y el equipo en el alambre, Sergio debut¨® con los mayores ante Paraguay, el 9 de septiembre de 2009. El joven futbolista, ya asentado, tuvo que asumir la responsabilidad de defender la porter¨ªa la recta final de la fase de clasificaci¨®n para Sud¨¢frica. Antes de confiarse a Romero, Maradona prob¨® a otros dos porteros: Juan Pablo Carrizo (Lazio/Zaragoza) y Mariano Andujar (Catania). Como seleccionador tambi¨¦n ha alineado al veterano Diego Pozo (Col¨®n), que finalmente ha entrado en la convocatoria para el Mundial. Sin embargo, para El Pelusa no hay nadie como Romero. No es el mejor en las salidas ni tiene un gran juego de pies, aunque las caracter¨ªsticas del f¨²tbol holand¨¦s le exigen una mejor¨ªa constante en este aspecto. Pero no falla por arriba y bajo palos es un portento. Su t¨¦cnico, adem¨¢s, le arropa con cuatro centrales, lo que puede contribuir a disimular sus puntos d¨¦biles.
El debate sobre la porter¨ªa argentina viene de lejos, es casi una cuesti¨®n hist¨®rica. La historia se resume en 1978, cuando el pa¨ªs organiz¨® el Mundial y la duda de si bajo palos deb¨ªa estar Hugo Gatti o Ubaldo Fillol estuvo cerca de convertirse en un debate nacional. El propio Gatti dijo entonces de su compatriota que era un portero con muchos reflejos, pero con problemas para salir. Reconoci¨®, no obstante, que muchos de los goles que ¨¦l recib¨ªa en sus frecuentes y arriesgadas salidas, no se los har¨ªan a su compa?ero. Menotti acab¨® eligiendo al meta de Boca, pero una lesi¨®n de rodilla llev¨® a Gatti a renunciar a un puesto que acab¨® ocupando Fillol. Aquel a?o Argentina gan¨® su primer Mundial.
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