Reyes y Navarro rescatan a Espa?a

Por encima de la victoria contra Argentina, el parte de guerra: Rudy Fern¨¢ndez, el desatascador de Espa?a, no jug¨® el amistoso, aquejado de un golpe en el adductor del muslo izquierdo que le obligar¨¢ a someterse a pruebas m¨¦dicas. Marc Gasol, el p¨ªvot titular, un peso pesado en el juego y el equipo, se retir¨® del encuentro con un golpe en la espalda -jug¨® solo los cinco primeros minutos-. Alex Mumbr¨² se desempe?¨® con una tira de pl¨¢stico sujet¨¢ndole una rodilla. Y Sergio Llull reapareci¨® tras mes y medio de baja por lesi¨®n. A menos de 15 d¨ªas para que arranque el Mundial de baloncesto de Turqu¨ªa -desde el 28 de agosto-, y con tres amistosos a¨²n pendientes en el programa, Espa?a, imbatida en la preparaci¨®n, acumula tantas victorias como moratones.

A casi 5 minutos del final, con el partido convertido en una suma de embestidas, Argentina manda (71-72). No es una obra coral. Es una obra particular: de atr¨¢s adelante, Carlos Delfino (16 puntos) barre el frente de ataque con su versatilidad de jugador del siglo XXI, siempre de fuera adentro, aprovechando su alma de alero en su corpach¨®n de 1,98m; y Luis Scola suma tantos puntos (26 puntos y 7 rebotes) como bruscos bloqueos. Al protagonismo de los dos argentinos se enfrenta Espa?a desde la pluralidad, como corresponde al campe¨®n mundial y europeo, adem¨¢s de subcampe¨®n ol¨ªmpico: hasta cinco jugadores -Reyes, Navarro, Calder¨®n, Llull y V¨¢zquez- tuvieron peso anotador en el equipo, que vivi¨® entre apreturas por el pobre porcentaje de acierto en tiros libres (55%). En el fuego de esos minutos decisivos, mantenido el equipo en el juego por la brega de Reyes, se cuece Argentina, cocinada por Navarro. Para ¨¦l, como para todos, no era un partido cualquiera.

El tiempo es un juez implacable. Las dos selecciones se enfrentaron en las semifinales del Mundial de Jap¨®n 2006. Fue un encuentro para fuertes, decidido inesperadamente por Sergio Rodr¨ªguez (75-74). A la vuelta de cuatro a?os, los jugadores con peso en el equipo argentino, hombres todos ellos de exitosa trayectoria -Prigioni, Scola, Oberto, Nocioni...-, eran casi los mismos: nueve de los seleccionados tienen m¨¢s de 30 a?os. En Espa?a no ocurre eso. En Espa?a pasa otra cosa. Espa?a es un equipo en el que los veteranos -Navarro, Calder¨®n o Gasol, por ejemplo- tienen el apoyo de jugadores entonces desconocidos para los grandes escenarios, que aseguran el relevo. Est¨¢ Ricky Rubio, adaptado a un papel de menor protagonismo con respecto al que desempe?a en el Bar?a. Est¨¢ Llull, que aqu¨ª juega de escolta, percutiendo y percutiendo, siempre al asalto. Y est¨¢ V¨ªctor Claver, que a¨²n busca su sitio. Espa?a tiene presente y futuro. Argentina, un equipo competitivo y orgulloso, acerado hasta el l¨ªmite en el transitar de los cortes por la zona -la marca del duro Scola- solo presente.

La albiceleste compiti¨® con las dentelladas del juego de poste de Scola. Fueron puntadas con muy poco hilo, el sello de un equipo correoso, veterano y sabio en la interpretaci¨®n de los partidos y sus vericuetos, pero siempre a rebufo de Espa?a. Al equipo de Scariolo le espara ahora la prueba de Brasil. En el horizonte, el pr¨®ximo domingo, un partido amistoso que de amistoso no tendr¨¢ nada: tras la magn¨ªfica final de los Juegos Ol¨ªmpicos de Pek¨ªn 2008, Espa?a recibe a los Estados Unidos en Madrid.